INTRODUCCION



"Tanto si piensa que puede, como si piensa que no puede, de cualquier modo está en lo cierto" Henry Ford


Montañista amigo, con el conocimiento, lo difícil o desconocido se vuelve fácil y accesible. ¡Que poca información teníamos en la decada del 90 y años posteriores, de muchas de las más altas montañas de Argentina y Chile! Algunas veces ascendimos una cumbre que no era la principal y otras tuvimos que dejar la expedición como mera exploración al recién poder determinar, ya al fin de la misma, por donde se debería haber accedido o ascendido! Y VOLVER. Durante años fui informando, con relatos y películas, de los resultados de las expediciones que realizabamos y las he condensado en este blog. Espero te sirvan mis relatos.

Jaime Suárez
jaimesuarezgonzalez@gmail.com

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14 octubre, 2008

TUPUNGATO


VOLCÁN TUPUNGATO

ENCUENTRO EXPEDICIONES INTERNACIONALES EN HITO FRONTERIZO Y LUEGO EN LA CUMBRE, POR LOS 500 AÑOS DEL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA Y ENCUENTRO DE CULTURAS - 1992


ascendido el 17 de  Enero 1992



        Volcán Tupungato,  desde Argentina. Marzo 2012  foto:Jaime D. Suárez



VOLCÁN TUPUNGATO


            El Tupungato es una de las más espectaculares cumbres de las que son límite entre Argentina y Chile. El lado argentino se encuentra ubicado en el Parque Provincial Volcán Tupungato, que tiene una superficie de aproximadamente 170.000 hectáreas. Este parque fue creado por una ley del año 1985,  que se modificó, ampliando la superficie del parque en el año 1994.
            Su cúspide es contemplable desde distintos lugares de la ciudad de Mendoza, en Argentina, y desde el extremo sur de la Ciudad de Santiago, en Chile. Sus nieves y faldeos alimentan ríos que fluyen tanto para Chile como para Argentina. Faldeos con historias, algunas como el avión inglés que se estrelló en el año 1947 contra la ladera nordeste argentina.
            Algunas publicaciones le asignan una altura de 6.820 metros, pero no sobrepasa los 6.570 metros de altura. Su ubicación es 33° 21,515´S  y 69° 46,224´O. y está posicionada como la decimosegunda cumbre de América.
            El primer ascenso fue realizado el 12 de Abril de 1897 por Matthias Zurbriggen y Stuart Vines, miembros de la expedición Fitz Gerald. Tres meses antes Mattías Zurbriggen había sido también el primero en  ascender y coronar el Aconcagua.

            Según algunos investigadores Tupungato significa “algo que infunde temor o respeto” tal vez esto originado por lo desconocido de este macizo para los antiguos aborígenes y por el carácter volcánico de la montaña. Otra versión es que deriva del vocablo Tupun-catu, que significa “punta de techo”, ya que los indios suponían que las montañas que les rodeaban eran los techos del valle. Otra versión indica que su nombre era Temongacu que en lengua huarpe significaría “observatorio de cóndores” o “mirador de estrellas”


Corría el año 1991, y la UPAME (Unión Panamericana de Asociaciones de Montañismo y Escalada) había resuelto junto con la Federación de Andinismo de Chile y la entonces Federación Mendocina de Montañismo, que posteriormente se convirtió en la Federación Regional de Andinismo y Escalada, realizar un encuentro de montaña en pleno corazón de la Cordillera de los Andes. Precisamente en el hito fronterizo que existe en el Portezuelo de los Vientos, a más de 4.760 m de altura,  en el faldeo norte del Tupungato. Luego del encuentro, un grupo de montañeros intentaría coronar la cumbre del Volcán para conmemorar los 500 años del descubrimiento de América y del encuentro de dos culturas.
En aquel momento las cartas argentinas le daban una altura de 6.800 metros y las chilenas de 6.550. Pero era sin duda una cumbre muy importante para la circunstancia.
Se cursaron así invitaciones a las instituciones de montañismo de América y España.
            Pronto llegaron confirmaciones y participarían de la expedición miembros de clubs de andinismo de Mendoza, Buenos Aires, Chile, México y España. También Carabineros de Chile y Gendarmería Nacional.
            Previo a la expedición, dos semanas antes, con el apoyo de la Jefatura de Agrupación Décimoprimera de Montaña de Gendarmería Nacional, se realizó un vuelo de observación con el avión de Gendarmería Nacional dado que 1991 había sido un año de nevadas tardías, lo que unido a los deshielos de enero, harían más difícil el encuentro, especialmente al considerar los caudales de los ríos a cruzar. Se hicieron todas las observaciones posibles, que se volcaron al programa de encuentro y ascenso.
           
            1° día. La salida
Partieron así el 11 de Enero de 1992, desde Mendoza y desde Santiago dos nutridas expediciones, para cumplir con los objetivos propuestos en la expedición oficial de UPAME. Desde Mendoza lo hicimos 29 personas, que fuimos despedidas desde el departamento de Tupungato por el entonces intendente Arq° Fava y demás autoridades municipales, ejército y gendarmería. Salimos en un Unimog de Gendarmería Nacional desde Tupungato pasadas las 18 horas y arribamos después de las 21 horas al Puesto Santa Clara, donde vivaqueamos y franqueamos la primera noche. Este real se encuentra en las confluencias del río Santa Clara y el río de Las Tunas.

2° día. La caminata
            Al día siguiente, muy temprano, emprendimos la marcha. Nos seguirían los mulares de Don Rómulo Nieto que llevaban nuestra principal carga. Debimos sortear y cruzar varias veces  el Río Santa Clara, que traía un fuerte caudal. Pasamos Tres Quebradas y tras una larga caminata de más de 3 horas, llegamos cerca de las 18 horas al refugio Real de los Bayos, una construcción sólida y fuerte de durmientes de quebracho y rieles de ferrocarril,  a los aproximados 3.250 metros sobre el nivel del mar. Era un sitio ideal para el primer descanso luego de la jornada. Poco después arribaban las mulas.
            Se da la denominación de Real -de origen colonial-, al lugar para acampar donde existe agua, pasto para los animales, leña y algún tipo de reparo a los vientos y el clima.

            3° día. Sin cabalgaduras de apoyo
Al día siguiente, de nuevo continuamos el ascenso, ahora por la Quebrada del Azufre. Durante varias horas sin ningún tipo de problemas salvo el normal cansancio. Pero apareció una desalentadora novedad. En un amplio y largo manchón de nieve, los mulares comenzaron a enterrarse. Comprendimos que no podrían seguir con la carga.
Dejamos lo prescindible, incluido comida, que regresaría con los mulares al Real de los Bayos. Decidimos, con un no disimulado desánimo, pernoctar en el lugar y acomodar la carga que transportaríamos en las mochilas para subirla en nuestros hombros. Restaba un largo trayecto aún. Todo esto nos demoraba un día, pero no podíamos hacer otra cosa. Había que continuar y llegar al punto de encuentro.
    
4° día. Continuamos la interrumpida marcha. Campamento al borde del río.
Con el amanecer, de nuevo la marcha, ahora con carga y tratando de achicar tiempos. Alcanzamos más tarde el portezuelo Santa Clara-Azufre, con más de 4.600 metros. Aunque aún no se lograba ver el Tupungato, pero el paisaje alrededor del portezuelo era indescriptible. Comenzamos un abrupto descenso de más de 1.000 metros que nos introdujo en un angosto valle desde el cual pudimos avistar primero el perfil del Aconcagua, y a la salida en el encuentro con el valle del Tupungato toda la magnificencia del Volcán Tupungato.


Volcán Tupungato, al acceder al Valle del Tupungato y luego de trasponer el   portezuelo Santa Clara-Azufre


Divisarlo, luego de la agotadora jornada, con carga e intentando recuperar tiempo para poder encontrarnos con la expedición que había partido desde Chile, nos provocó hacer un respetuoso silencio. Su majestuosidad señoreaba toda la cordillera. La mezcla del verde del valle, con el marrón de las montañas, la blancura de la nieve y el azul del cielo, producían en nuestros ojos mezclas y tonalidades increíbles.
Para continuar nuestra marcha, debíamos cruzar el río Tupungato, que teníamos enfrente como barrera para continuar. No teníamos mulas para hacerlo. Y no lo intentaríamos en esos momentos ya que su cauce era intenso y se oía en él el continuo arrastre de piedras que chocaban entre sí. Este impetuoso río nace a los pies del volcán y continúa hasta Punta de Vacas, donde se une con el Río Mendoza como uno de los principales afluentes. Decidimos acampar en su orilla.

            5° día. Cruce del Río Tupungato Campamento con el hito a la vista.
            Al amanecer del día 14, el río continuaba con un poco menos de ímpetu por el frío, pero seguía siendo difícil el cruce. Era el día del encuentro de las dos expediciones, a las 12 horas en el hito fronterizo argentino-chileno, y estábamos atrasados.
Ascendimos unos cerros cercanos y tras varias observaciones apreciamos dos puentes naturales de hielo. Uno hacia el norte y otro hacia el sur. Nos dividimos en dos grupos para tratar de determinar el mejor paso y por suerte ambos grupos pudimos, con sumo cuidado y cuerdas,  realizar el cruce. Lograrlo nos insumió más de 3 horas. Continuamos la marcha, con la interna duda de poder llegar al mediodía al encuentro en el hito fronterizo. Traspasamos varios cauces de agua que caían al río y poco a poco nos volvimos a agrupar todos los integrantes de la expedición, aprovechando para almorzar. La continuación del ascenso era ya por glaciares y tratando de recuperar el desnivel perdido el día anterior, para cruzar el río. Muy a lo lejos apreciábamos el hito al lado del cual nos pareció ver personas. Por fin, en un entorno que semejaba un anfiteatro griego, formado por un contexto natural de glaciares, montañas y nieve, y bajo la tutela del hito que se hallaba en su parte superior, exhaustos, armamos nuestro campamento. Eran ya las 18 horas. Aproximadamente estábamos a más de 4.000 metros de altitud. Con la mirada acariciamos el lugar de encuentro al que alcanzaríamos con atraso luego de caminar durante dos días con toda la carga a cuestas. Era una pena no haber llegado a tiempo.
           
            6° día. En el hito fronterizo argentino-chileno
El amanecer del día 15 de enero nos encontró con las mochilas armadas, y listos para salir, aunque recién pudimos hacerlo a las 9 de la mañana. Teníamos un fuerte desnivel de más de 700 metros que nos separaba del hito fronterizo. El clima era muy bueno. A medida que ascendíamos no podíamos dejar de admirar los paisajes que se iban sucediendo. En el último tramo, y con el hito a la vista, nos enterramos uno a uno metros antes al borde final  de la blanda nieve. 


                                Volcán Tupungato, hacia el hito

Tuvimos que ayudarnos mutuamente y hasta extender algún neoprene para tener más superficie de apoyo y poder salir. Alguno tuvo que buscar una bota que se le salió, escarbando en el glaciar, durante un largo rato, y para colmo era de color blanco. 
El encuentro con el hito fronterizo fue pasadas las 14 horas y con mucha emoción para todos. Los andinistas procedentes desde Chile habían llegado el día anterior, y eran los que habíamos visto desde lejos. Nos habían dejado mensajes, banderines y comprobantes. Entre sus componentes se encontraban chilenos, mexicanos y españoles, y las compañeras de UPAME Julia Meza y Maricarmen Peña. El grupo desistió de encarar la cumbre y quedarse a esperarnos por un fuerte y constante viento de altura que les impidió continuar, decidiendo regresar.
En un atardecer imposible de explicar con palabras, el canto del himno nacional, mientras flameaba la bandera argentina colocada en lo alto de la estructura de hierro del hito por nuestros compañeros gendarmes, rompió el impasible silencio que envolvía la cordillera,. Ni siquiera el viento se atrevió a quebrar esos sonidos. Continuamos un poco más tarde el ascenso hasta que a las 17 horas decidimos montar las carpas. Pero unos minutos más tarde de nuestro arribo, llegaban del lado chileno 6 mejicanos y 1 chilena que venían rezagados y dispuestos a continuar hacia la cumbre. Se unieron inmediatamente a nuestro grupo.
Aprovechamos para entregar a la representante de Chile una nota del Intendente de Tupungato dirigida al Alcalde de la Región Metropolitana de Chile, conmemorando el aniversario y el ascenso.

7° día. Hacia Mula Muerta
Había sido una noche muy fría y nos despertamos muy temprano, pero recién el grupo reinicio la continuidad del ascenso a las 10 de la mañana hacia nuestro último campamento, el sector denominado Mula Muerta, situado a los 6.000 metros de altitud. Cerca de las 17 horas estábamos allí armando nuestras carpas. Lo hicimos cuidando que todos los tensores quedaran bien anclados, por si se repetía la situación del fuerte viento que habían soportado el día anterior los montañistas provenientes de Chile. Quedarían así armadas, para cobijarnos y esperar el regreso. Habíamos pensado descansar un día en Mula Muerta, pero nos encontrábamos todos en muy buen estado y sumamente aclimatados, así que decidimos que intentaríamos al día siguiente coronar la cumbre.

8° día. Cumbre y retorno a Mula Muerta
Salimos y cerramos nuestras carpas, a las 6 de la mañana, previo introducir unas piedras en el interior,. Pronto apareció un sector con nieve muy dura y dos de los andinistas que no traían grampones debieron desistir del intento y regresar al campamento. Otro más lo hizo un poco más adelante.  En una pesada canaleta otro montañista más también tuvo que regresar.




 Los últimos 500 metros de acceso a la cumbre son los más críticos y complicados. Y ese día 17 de Enero, entre las 14 y las 14,30 horas, un grupo de 22 montañeros, 13 argentinos, incluyendo 4 gendarmes, 1 chilena, 6 mexicanos, 2 españoles, llegando en pequeños grupos,  hollaba la cumbre del Volcán Tupungato.
Pronto aparecieron estampadas en el libro de cumbre las firmas de los primeros en llegar, entre ellos los gendarmes, y poco a poco lo completaban los demás andinistas.




                 Volcán Tupungato, en la cumbre.  17 de Enero 1992

Muchos lo hacían colocándose más ropa de abrigo. Había comenzado un frío viento y las nubes nos envolvieron. Luego se imponía el regreso. Retornamos al campamento Mula Muerta, con la nieve mucho más dura, lo que hacía más dificultoso el descenso.  Los nubarrones que nos rodeaban nos impedían vernos entre nosotros. Nos costó hallar las carpas, pero lo hicimos entre todos con el máximo entusiasmo ya que anhelábamos algo caliente y un reparador sueño luego de la maravillosa jornada vivida.

            9° día. Cruce del Río Tupungato y campamento
El día 18, sábado, desde los 6.000 metros seguimos bajando. Cercano a los 5.000 metros el grupo de los 6 mejicanos y la chica chilena se nos separaron para regresar siguiendo el trayecto del Río Colorado, hacia Santiago de Chile. Fue una efusiva despedida. Nosotros intentaríamos llegar al Valle del Tupungato, cruzar el río como pudiéramos. El regreso imponía las mismas y rígidas condiciones que tiene el ascenso, pero no nos importaba tanto ya.
No terminaban los inconvenientes, el río traía mucha agua. Los lugares por los que había sido atravesado días atrás no existían ya. Hacía el norte, un gran barranco descendía abruptamente con unos 80° de desnivel hacia el cauce del río. Al final inferior del mismo unas placas de hielo sobre el agua parecían posibilitar el cruce. Sin pensarlo dos veces, nos fuimos tirando uno a uno barranco abajo, y comenzamos a cruzar las placas que poco a poco se iban desarmando y deslizándose río abajo. Por suerte alcanzamos a pasar todos. Habíamos descendido unos 3.000 metros en pocas horas y aunque nuestros pulmones se llenaban de oxígeno nuestros cuerpos estaban muy fatigados. Nuevamente acampamos a la orilla del río. Una intensa luna alumbraba el valle y reflejaba su luz sobre la montaña. Dormimos todos de un tirón.

            10° día. Hacia el Real de los Bayos
Debíamos abandonar el Valle del Tupungato, superar el portezuelo del Azufre y llegar al refugio Real de los Bayos. Salimos en grupos, ya pasadas las 11 horas. Nos costó bastante, por el cansancio, superar los 1.000 metros hasta el portezuelo, pero a partir de allí sería todo bajada.
A las 16 horas los más avanzados ya lo descendían. Habían dejado sus mochilas, para avanzar más rápido y avisar a Don Rómulo y sus arrieros que vinieran con los animales a ayudarnos con la carga.
Todos estábamos a las 20 horas reunidos en el refugio. Don Rómulo había sacado de sus alforjas, como por arte de magia, una gran mortadela y unos salames, que desaparecieron también como por arte de magia en las bocas de todos nosotros. Luego de otro reparador pernocte continuaríamos al día siguiente hasta el Refugio Santa Clara.

11° día. Hacia el Santa Clara
Muy temprano, antes que saliera el sol, y libres de carga, comenzamos la caminata hacia el refugio Santa Clara. Pasadas las 14 horas llegamos y nos acomodamos al lado de nuestras mochilas, charlando sobre los detalles y experiencias de la expedición.
            Aquí aprovechamos para descansar esperando que nos recogiera el vehículo de Gendarmería Nacional, que llegó pasadas las 18 horas. En la hostería de Don Rómulo nos agasajaron con un asado en el que estuvieron presentes las autoridades del departamento y de Gendarmería Nacional.

La misión y el objetivo, con sus detalles de programa, habían sido cumplidos por este grupo de montañeros, procedentes de diferentes países y lugares, que expresaron en las calladas alturas sentimientos por sus países y culturas que se profundizarían en el futuro a pesar de las separaciones de distancias, montañas y mares


            Jaime Suárez. Cordillera de Los Andes, enero de 1992

En recuerdo a Julia Meza Ramírez y Maricarmen Peña Monroy, grandes andinistas y gestoras y promotoras de éste y otros encuentros y que ya no se hallan entre nosotros
           



Nota:
Armar un relato, 20 años después, y con tantos participantes, ocasiona que falten recuerdo de nombres.
En la película del ascenso, aparecemos todos, hasta tiene música propia, un vals canción “Tupungato, mi amor” de Eilán H. Itarte. Es un poco extensa para esta época, por lo que intentaré resumirla, digitalizarla y colocarla en el blog.
Por favor, cualquier participante cuyo nombre haya sido omitido, escribirme para dejar el listado completo.

Participantes
Jaime Suárez,  (ATSC andinismo)
Enzo Vendemmia, Andrés Hidalgo (CUDA)
Ricardo Rubio (CAS)
David Flores, Fernando Santamaría  (Club Andinista Mendoza)
Ignacio Lucero, César Vallejo (CAI)
Luis Unycio (Univ. BsAs)
Juana María Roca, María Lucrecia Roca (CAMercedario)
Inmaculada Rodriguez Arroyo, Jesús Nicolás Sanchez Sanchez (Fed. CL- España)
José Manuel Moreno, Hector Osorio, Eduardo Manrique, Roberto Martínez.   (Gendarmería Nacional)
Manuel Rebeles, Enrique Chaves, Antonio Escobedo, Alejandro Terrones, Ernesto lagunas (México)
Lidia González Vega (Chile)





Julia Meza, Rita Monsalves, Dionisia Robledo, (Chile)
Maricarmen Peña (México)





                                               Volcán Tupungato, faz argentina.





Tupungato. Al costado de la cumbre, foto sin viento. 17 de Enero 1992


















             Refugio Santa Clara. Parte del grupo, esperando el Unimog de Gendarmería que nos trasladaría a la Ciudad de Tupungato.



                   Tupungato,  Mapa de la expedición.  Enero 1992


Información referencial



DISTANCIAS aproximadas, de la expedición. (No teníamos gps en esos años)

Ref. Sta. Clara a Tres Quebradas          15,25 Km
Tres Quebradas a ref Real dl Bayos        4,7  Km
Ref. Bayo a Portezuelo Sta, Clara           7,00 Km
Portezuelo a Salida al Valle Tup.           4,23 Km
Sal.Valle al Hito fronterizo                    10,00 Km
Hito a camp. 6.000                                  4,2   Km
Camp.6.000 a cumbre Tupungato           1,6   Km.

Distancia total a caminar desde Santa Clara a la cumbre Tupungato 47 Km aproximadamente.

Es probable que en el presente se pueda llegar en vehículo hasta Tres Quebradas, o más.
Obtener información actual.





                        La música está en la película!!!