INTRODUCCION



"Tanto si piensa que puede, como si piensa que no puede, de cualquier modo está en lo cierto" Henry Ford


Montañista amigo, con el conocimiento, lo difícil o desconocido se vuelve fácil y accesible. ¡Que poca información teníamos en la decada del 90 y años posteriores, de muchas de las más altas montañas de Argentina y Chile! Algunas veces ascendimos una cumbre que no era la principal y otras tuvimos que dejar la expedición como mera exploración al recién poder determinar, ya al fin de la misma, por donde se debería haber accedido o ascendido! Y VOLVER. Durante años fui informando, con relatos y películas, de los resultados de las expediciones que realizabamos y las he condensado en este blog. Espero te sirvan mis relatos.

Jaime Suárez
jaimesuarezgonzalez@gmail.com

NO QUIERO MINERAS, O SUS CAMPAÑAS DE INTELIGENCIA, ANUNCIANDO EN MI PÁGINA...

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18 noviembre, 2008

VOLCAN MAIPO




LAGUNA DEL DIAMANTE - REGRESO SIN GLORIA

VOLCAN MAIPO


Volcán Maipo

La belleza de las montañas que rodean la Laguna del Diamante, entre las que sobresale majestuosamente el Volcán Maipo, unido al azul espejo de agua, constituyen un espectáculo digno de ser conocido y admirado. En especial cuando el volcán se refleja en la laguna. Guanacos, zorros colorados, y cóndores, señorean su presencia en la zona. A pesar de no poseer peces autóctonos la laguna tuvo siembra de truchas, desde muchos años atrás, constituyendo la pesca deportiva una importante actividad en el verano.


Rodean el entorno de la laguna importantes historias que se reviven cuando sopla el fuerte viento y la nevisca tiñe de blanco el paisaje.
La de Junio de 1930, cuando habiendo partido desde el aeródromo de Colina, en Chile, para cruzar la cordillera de Los Andes con correo, por una tempestad de nieve el avión de Henri Guillaumet tiene que realizar un aterrizaje forzoso en las cercanías de la laguna. Durante el mismo capota, salvando la vida milagrosamente. Se refugia cavando un pozo debajo de la carlinga del aparato y rodeado de las bolsas postales, aguantando una fría espera durante dos días. Camina luego por la montaña y tras 5 días llega cerca de una choza donde lo ve Juan Gualberto García, de 14 años, que con su madre lo socorre. Es luego recuperado por su amigo Saint-Exupéry.

Luego la tragedia de Agosto de 1953, cuando el ejército realizó ejercicios en la zona, con el apoyo de baquianos del lugar. Habiendo partido del refugio Cruz de Piedra un contingente de 35 militares para realizar el reconocimiento del paso Alvarados -al norte del Volcán Maipo- y ejecutar practicas de esquí, son sorprendidos por una tormenta. Se dividen en grupos intentando el regreso y el último formado por 4 personas perece por congelamiento. Otro más también de 4, que aguardaba su llegada, muere también. El grueso del contingente que les esperaba, avanza y pierde durante los siguientes días, fustigados por la tormenta y la nieve, 14 personas más.

Expedición realizada desde el 15 al 17 de Febrero de 2007.
Posición y Altitud
La posición estimada es: S 34°09.500 y O 69°50.000. La altura del Volcán 5.323 m.s.n.m.
Su nombre deriva del vocablo araucano, más precisamente mapuche, “mapu” que significaría “territorio indígena”

Acceso
La Reserva Natural Laguna del Diamante, está ubicada en el Departamento de San Carlos a aproximadamente 200 km de distancia con sentido sudoeste de la capital de Mendoza. Se puede acceder a ella por la ruta 40, llegando luego de superar Tunuyán a Pareditas ( S33°57,083 -O69°04,065; 1.097 m), en que finaliza el asfalto. Se puede proseguir por dos rutas consolidadas, la continuación de la 40 o la 101, hasta llegar a la posición aproximada ( S34°12,337 -O69°07,228; 1.530 m), donde hay que desviar, por buena huella, en sentido Oeste, hacia la zona de la laguna.

Integrantes de la expedición
Jaime Suárez . Sergio Ariel Mercado y Carlos Rodríguez Lastra.

Época más adecuada de ascenso
La Reserva Natural Laguna del Diamante suele estar operable, según los años y sus nevadas, desde el 15 de Diciembre hasta el 30 de Marzo. Conviene siempre consultar a la Dirección de Recursos Naturales Renovables de la Provincia de Mendoza y/o a Gendarmería Nacional en Tunuyán, Mza.

Dificultad
De alta montaña. Experiencia previa en montaña y conocimiento de técnicas para avanzar en glaciares. Algunas expediciones que luego intentarán el Aconcagua, suelen ascenderlo para lograr aclimatación.

Introducción
El Volcán Maipo -que constituye límite con Chile-, y la Laguna del Diamante, se encuentran dentro del Área Natural Protegida Laguna del Diamante, en el Departamento de San Carlos, en la Provincia de Mendoza. Esta reserva natural, de casi 13.000 Ha, es controlada por guarda-parques debiendo consecuentemente hacerse las registraciones correspondientes tanto al ingresar como al salir de la zona. Acciones como circular por el camino o huella principal, bajar residuos y no molestar a los animales ni extraer flora, que son ya son hábito en los buenos montañistas, son controladas por los guarda-parques.
En la Laguna del Diamante, gran reservorio de agua natural, nace el río Diamante que luego con el aporte de otros afluentes provenientes de cercanas cumbres, llega al Embalse Los Reyunos, pasa por San Rafael y Monte Comán, hasta el límite de Mendoza.


Una expedición normal

Una expedición, con condiciones normales de aclimatación y climatología, puede ascenderlo en 5 días. Partiendo desde la ciudad de Mendoza, a los 747 m.s.n.m., se llega en el día al sector de Gendarmería Nacional en la base del Volcán Maipo, S34° 11´473 - O69° 42´203; 3.312 m . Al segundo día se parte hacia el campamento uno, sobre los 3.800 m. Al tercero hacia el campamento dos, entre los 4.200/4.400 m. Al cuarto se intenta la cumbre y se regresa al campamento 2. El quinto día se regresa a Mendoza. Suele dejarse un día más para aclimatación en la zona de la laguna.

A veces una expedición se caracteriza por ser exitosa o no. Con todos los matices que ambas situaciones tienen. Pero esta, por la tormenta que debimos soportar y por evitar quedar varios días bloqueados en la cordillera, se caracterizó por el regreso. Constituyó el mismo el principal objetivo de la expedición.
Fueron 12 horas, desde las 14,30, hasta pasadas las 2 de la madrugada que demoramos en transitar los 36 kilómetros que separan la Laguna del Diamante del Puesto Alvarado. Fue un arduo trabajo sacando la nieve que obstruía el camino, con palas y manos.

Nuestra expedición no sería normalHabíamos salido desde Mendoza el 15 de febrero un grupo compuesto por un catamarqueño, un bonaerense y un mendocino, dispuesto a encarar el ascenso al Volcán Maipo. Al llegar a Pareditas ( S33°57,083 -O69°04,065; 1.097 m) encaramos directamente la continuación, consolidada de la ruta 40 hasta llegar al desvío ( S34°12,337 -O69°07,228; 1.530 m) que nos llevaría a la zona de cordillera. Nos restaban unos 25 km. para llegar al Refugio Alvarado, ( S34°14,742 -O69°22,930; 2.300 m) donde está el grupo de guarda-parques que hace las anotaciones del ingreso a la reserva. Luego de los trámites, incluido el pago de $ 10 por el ingreso y la recepción de una bolsa vacía para la basura, por persona, que deberíamos devolver llena, comenzamos una marcha de casi 36 kilómetros. Pasamos por el refugio Cruz de Piedra de G. Nacional, las vegas del Yaucha y la Pampa de los Paramillos, llegando a las 15 horas al puesto de control de guarda-parques al lado del Cilindro, en las adyacencias de la laguna ( S34°10,722 -O69°39,301, 3.383 m.). Las presentaciones de rigor y continuamos la marcha bordeando el espejo de agua, hasta el sector sur donde al cruzar el puente sobre el nacimiento al río Diamante, accedimos al refugio de Gendarmería Nacional, ( S34°11,473 -O69°42,203, 3.312 m). También nos asentamos y solicitamos permiso para colocar nuestra carpa en las cercanías.

Campamento BaseArmamos nuestra tienda base grande dispuestos a gozar de todas las comodidades posibles, incluido disfrutar de una buena cena caliente, y poder dormir bien acolchados ya que nos esperaría una fuerte subida al día siguiente. Pero no contamos con los elementos. Pronto comenzó a terminar de cubrirse el cielo y a nevar copiosamente. Lo hizo durante toda la noche, a pesar de nuestros ruegos para que cesara. Y continúo mientras desayunábamos al día siguiente. Nuestra carpa y camioneta estaban cubiertas por una gruesa capa de nieve. Era un temporal y en esas condiciones no era aconsejable encarar ningún ascenso. A media mañana, mientras arreciaba la nevada, apareció un visitante inesperado y simpático, Luney, una guanaquita que rondaba el refugio y cuya madre había sido cazada por un puma. Varias veces introdujo su cabeza por nuestra puerta para morder alguna galleta o pedazo de fruta.

Luego del almuerzo comenzó un fuerte viento blanco que sacudía la nieve de nuestra carpa y las pocas ganas de continuar el ascenso que alguno de nosotros aún ocultaba. Por las ventanas no podíamos ver ninguna imagen desde muy pocos metros de distancia. Cuando paró, una capa de casi cuarenta centímetros cubría el terreno adyacente. Gendarmería nos invitó a pasar esa noche con ellos y a disfrutar de la chimenea de leña que tenían. Aceptamos muy agradecidos. Fue agradable la charla con esos abnegados hombres que cuidan las fronteras del país. Durante la noche continúo nevando.


Regreso trabajoso
La mañana del sábado 17 apareció con algunos claros azules en el cielo, pero con todo el sector oeste del cielo cubierto por el temporal.


Comenzaría ahora nuestro nuevo objetivo: regresar y no quedarnos varados durante varios días. Desarmamos el campamento, cargamos nuestros equipos en el vehículo y avanzamos hasta el cercano puesto de los guarda-parques. Era tal vez el momento para salir, y si bien teníamos un excelente equipo, comida, combustible y agua, un solo vehículo no era aconsejable que lo intentara. La zona de los Paramillos a 3.700 metros de altura debería estar aún mucho peor, para el tránsito, por la nevada, por lo que quedamos a la expectativa de noticias.
Pocos minutos después aparecieron dos vehículos, otra 4x4 y una casilla 608, de una familia de veteranos pescadores, también con la idea de salir de la zona. Armamos la caravana y resueltamente ya pasadas las 14 horas, emprendimos el retorno. En los primeros tramos los manchones de nieve eran largos pero no muy profundos. Con varias embestidas eran superados, quedando una huella que los vehículos posteriores podían transitar. Pero posteriormente hubo que meter palas, turnándonos en el trabajo y jadeando por el esfuerzo en la altura, para habilitar manchones que alcanzaban casi el metro en algunos sitios.


Fueron incontables las veces que codo a codo, colocamos el cable de acero haciendo avanzar o retroceder a alguno de los vehículos hasta superar la dificultad. También las que hubo que empujar al que quedaba atascado. Pero ya no había marcha atrás. Tras doce horas de esfuerzos por parte de todos los componentes del grupo, pudimos llegar, muy pasadas las 2 de la mañana, al refugio Alvarado. Recién un poco antes de él, el transito pudo considerarse casi normal. Doce horas de trabajo sin descanso para hacer un trayecto de 36 kilómetros.
Pero valió la pena. Quedar cuatro o cinco días atrapado en la nieve no resulta agradable. Con efusividad y festejando la hazaña nos saludamos al separarnos al salir del puesto, pero durante el regreso, debido a la constante preocupación hacia la próxima dificultad, el cansancio y la tensión sufrida, lamentablemente olvidamos darnos los nombres con los tripulantes de los otros dos vehículos. Ya nos cruzaremos seguramente algún día, para conocernos mejor, porque la idea es volver.

WP a LAGUNA DEL DIAMANTE
Sur Oeste altura

Tunuyán (Mza.) 33° 34´308 69° 02´092
San Carlos 33° 45¨170 69° 04´418
Pareditas, entrada 33° 57´083 69° 04´065 1.097 m
Entrada Laguna p/Ruta 40 34° 12 337 69° 07´228 1.530 m
Ref. Guard. Gral. Alvarado 34° 14´742 69° 22 930 2.300 m
Ref. GN Cruz de Piedra 34° 14´865 69° 27´867 3.071 m
Refugio GP Cilindro - 34° 10´722 69° 39´301 3.383 m
Refugio GN Lag. Diamante 34° 11´473 69° 42´203 3.312 m

Jaime Suárez

17 noviembre, 2008

CERRO PELADO



Cerro Pelado, visto desde la cumbre del Lomas Blancas, en Vallecitos, a 30 Km. distancia

CERRO PELADO

El Cerro Pelado, con sus 3.460 metros de altura, es la montaña más alta de la precordillera mendocina. Se encuentra en línea recta a unos 30 kilómetros de distancia de la ciudad de Mendoza, en la posición S32º46`873” y O69º07`044”. El fácil acceso por una buena huella posibilita arribar prácticamente a su base, pudiéndose llegar en un vehículo alto, o 4x4 y también porque no, en bicicleta de montaña o caminando.


SETENTA AÑOS NO ES NADA...

Muchas instituciones de andinismo nacieron durante el siglo pasado como resultado de la más pura y romántica era del montañismo argentino y mundial. Fue importante, por ejemplo, para la formación del Club Andinista Mendoza las hazañas de las expediciones de los polacos que el 18 de enero del año 1934 escalaron el Mercedario, luego Ramada, Alma Negra y La Mesa y, el 8 marzo, el Aconcagua por el glaciar al que dieron nombre. El primero y en forma señera fue el Club Andino Bariloche que en 1931 se inició como institución de montaña. Luego en 1935 el Club Andinista Mendoza. Los clubes de andinismo, fueron clave en el desarrollo de esta actividad y la difusión del conocimiento de las cumbres y los recónditos límites montañosos del país. Pero quedó atrás esa época de mitos y magias. Las leyendas, poco a poco, se van olvidando por las nuevas y más cotidianas modernas hazañas. Amén de ello, el contexto en que se mueve hoy el montañismo, está compuesto de continuos y rápidos cambios que trascienden lo deportivo y se orientan, entre otras cosas, a lo laboral, lo económico, lo tecnológico, los problemas por la propiedad privada de la montaña y consecuentemente, también, a una realidad jurídica de lento desarrollo. Frente a las nuevas épocas, los montañeros se encuentran en crisis y, más que nunca, se hacen necesarios los cambios para estrechar filas en torno a las organizaciones de montaña.El pasado 12 de Abril de 2005 el Club Andinista Mendoza cumplió 70 años de vida; la Agrupación de Montaña Calchaquí de Catamarca cumplió 50 años el 9 de Julio y el próximo año cumplirá 75 años de existencia el Club Andino Bariloche. Muchos otros clubes de montaña pasan también varias decenas de años. ¿Pero podemos decir que nuestras instituciones de montaña son hoy más vitales que ayer? La mayoría sí, pero otras, simplemente cumplen años frente a una sociedad más compleja, olvidando mejorar su gestión. A pesar de todo y como vimos, nuestros clubes, han estado durante años garantizando la expansión de las actividades de montaña. Pero se hace necesario crear nuevos proyectos, lo más ambiciosos posibles, acordes al nuevo siglo iniciado y también agruparse en una federación que verdaderamente los represente y vincule al mundo.Un poco de historia:En los días 25 y 26 de mayo del año 1935, y recién inaugurado, los entusiastas miembros del Club “Alpinista” Mendoza (como entonces y hasta el año 1942 se llamaba) en un homenaje al día patrio, deciden hacer una expedición al Cerro Pelado, en la precordillera mendocina. Avanzan en vehículo unos 15 kilómetros hasta llegar a la cuesta de Las Chilcas, continúan luego caminando, llevando los equipos a lomo de mula, hasta llegar a la zona de Agua Colorada, donde vivaquean. Al día siguiente parten a las siete de la mañana hacia la cumbre, a la que arriban, en medio de un fuerte viento, a las nueve y media. Con gran emotividad, en medio de la soledad, imponencia y majestuosidad de las cúspides andinas, se hizo flamear la enseña patria y se cantó el himno nacional. Una histórica fotografía, que reproducimos y luego el descenso. Un posterior almuerzo y el regreso a Mendoza.



Expedición del Club Andinista Mendoza al Cerro Pelado 3.460 m. Mayo 1935.



Evocando la gesta

En conmemoración de los recién cumplidos setenta años de vida, autoridades y socios del Club Andinista Mendoza, deciden repetir el ascenso al Cerro Pelado, organizando una expedición con tal motivo. La idea es muy bien recibida por socios y simpatizantes.

Partimos así el día 17 de Abril a las 8 horas, desde la sede social, un abigarrado grupo formado por jóvenes, adultos y viejos andinistas. Ibamos acompañados por miembros de la Patrulla de Rescate de la Policía de Mendoza, Gendarmería Nacional, Ejército y varios invitados especiales. Desde los 750 metros de altura de la ciudad de Mendoza, una caravana de 18 vehículos que trasladaban 130 entusiastas personas se desplazó hacia el inicio de la precordillera mendocina. Se atravesó el Barrio Municipal Las Heras y poco después se arribó al puesto Las Chilcas 32º47´721 68º58´069 en los 1.354 metros de altura, donde se reagrupó la caravana. Un poco más adelante, tras un pronunciado ascenso por caracoles, accedimos al 1º monolito, que se eleva a los 2.024 metros en la posición 32º48´222 y 69º00´339. Se aprovechó para otro descanso y también para esperar a los vehículos rezagados. Continuaron las salutaciones por encuentros de camaradas que desde hacía mucho tiempo no se veían y para sacar fotografías. Se continuó, superando a los 2.142 metros el Puesto Casa de Piedra en la posición 32º47´349 y 69º01´290, y transitando secos cauces y cañadas, a los 3.094 metros otro descanso al llegar al 2º monolito en la posición 32º45´178 y 69º05956. Habíamos transitado 36 kilómetros por camino desde Mendoza.

Después un cresteo por un fino sendero de dos kilómetros sobre lomas que nos dio un ágil acceso a la posición 32º46´071 y 69º06´679 a los 3.171 metros. En este sitio aprovechando una superficie suficientemente plana, se estacionaron ordenadamente los vehículos ante la imponente vista de la cúspide del Pelado. Éste se alzaba por 290 metros encima de nuestro nivel a sólo un kilómetro y medio de distancia.

Cerro Pelado - Mendoza
Se completaron las salutaciones, los encuentros y luego los agrupamientos finales para comenzar el ascenso. Pronto lo inició, en una larga fila india, un colorido, disímil, pero entusiasta grupo. Otro menor, que incluía viejos veteranos, se quedó preparando la comida para el regreso. Mientras caminábamos no podíamos dejar de pensar en la comodidad de tener nuestros vehículos a escasa distancia, mientras que hacía setenta años, los fundadores del club, aún con el apoyo de mulares, debieron caminar más de 14 kilómetros desde el camión que los transportó.

Iniciamos primeramente una aproximación con suave descenso para luego recuperar altura y llegar a una primer parada a los 3.164 metros en 32º46´351 y 69º06´973. El día nos permitía discurrir con las miradas ante el maravilloso entorno de precordilera y cordillera. Hacia el oeste, a pesar de estar a 85 kilómetros de distancia, resaltaba sobresaliendo entre todos los cordones de la cordillera la majestuosa imagen del Aconcagua.
jaime suarez
Aconcagua; podía apreciarse del Coloso de América, en la diafanidad del día, la pared sur y el perfil del glaciar de los polacos.
jaime suarez
Pero había que seguir. Se continuó un agradable ascenso hasta una segunda parada a los 3.288 metros en 32º46´607 y 69º07´068. Se aprovechó para contemplar con más detenimiento la imponente belleza del mar de montañas que totalmente nos rodeaba. Hacia el norte se podía ver el blanco perfil del Mercedario del que nos separaban 130 kilómetros. Y hacia el sur, a sólo 40 km. las cúspides de el Rincón y el Vallecitos y descollando tras ellos, los seis mil metros de El Plata. Más adelante se fue haciendo más empinada la subida hasta que por fin, bajo un radiante sol y luego de poco más de una hora desde la partida, a las 13 horas se reunió todo el grupo en la cumbre del Cerro Pelado. A los 3.461 metros y en torno a los hitos de la cumbre, nos fuimos acomodando uno a uno, varias decenas de andinistas.


Cerro Pelado

Nuevamente y tras setenta años se hizo flamear la bandera
, se cantó nuevamente el himno y tras él, el “feliz cumpleaños”. A continuación, para reponer fuerzas, una rápida comida formada por algún emparedado, pedazo de torta o fruta, resultante de lo que cada uno llevaba en la mochila. A las 14 comenzó el descenso hacia los 3.170 metros de altura, donde habían quedado los automotores. Allí nos esperaban un caliente locro y buenos vinos para un festejo que se inició apenas llegamos todos. A los postres los infaltables discursos, bajo el suave vuelo de dos curiosos cóndores extrañados por ver rota la quietud y silencio de sus montañas. A las 16 horas comenzó el regreso a Mendoza. Dios dirá si dentro de siete décadas más, los futuros socios de nuestra institución repetirán este evento. Ojalá que así sea.



Mendoza, ....... -32.53,671 -68.49,380 - 750 m

INICIO , -32.50,794 -68.51,669 - 761 m
BARRIO -32.50,820 -68.52,249 788 m

RUTA 1 -32.49,262 -68.52,729 815 m

LAS CHILCAS -32.47,721 -68.58,070 1.354 m

1º MONOLITO -32.48,223 -69.00,340 2.024 m

Puesto Casa de PIEDRA -32.47,349 -69.01,291 2.142 m

RUTA -32.47,455 -69.02,279 2.235 m

RUTA -32.45,417 -69.03,179 2.566 m

RUTA -32.44,971 -69.04,108 2.688 m2ª

MONOLITO -32.45,179 -69.05,956 3.094 m

Campamento AUTOS -32.46,071 -69.06,679 3.171 m

1º PARADA ascenso -32.46,351 -69.06,974 3.164 m

2º PARADA ascenso -32.46,607 -69.07,068 3.288 m

Cumbre PELADO -32.46,873 -69.07,044 3.461 m







11 noviembre, 2008

COTOPAXI


En la cumbre a los 5.897 m, con Jordi Pons


Descendiendo del Cotopaxi

COTOPAXI

-Ecuador-

ascendido el 29 de Mayo de 1994



INFORME DE LA EXPEDICIÓN DE CUMBRE


Por Jaime Suárez

La gran Cordillera de Los Andes atraviesa la República de Ecuador de sur a norte, en dos claros ramales que toman el nombre de Cordillera Occidental y Cordillera Central, existiendo un pequeño ramal al oriente que toma el nombre de Cordillera Oriental.
Apreciamos también en el recorrido de la Cordillera de Los Andes por este país, dos tramos bien diferenciados: al sur elevaciones de poca altura, redondeadas y pertenecientes a una época mucho más antigua que la del norte, en donde el volcanismo reciente ha dado a la cordillera un aspecto diferente y monumental, siendo ahí donde están las principales cumbres ecuatorianas, como el Cayambe 5.790 m, el Antisana 5.704, El Cotopaxi, el Tungurahua 5.087 y, la mayor de todas, el Chimborazo, con una altura de 6.310 metros.
La Federación Ecuatoriana de Andinismo había organizado una expedición de ascenso al Cotopaxi, para los miembros de la Unión Panamericana de Asociaciones de Montañismo y Escalada que visitábamos el país en ocasión de la VI Asamblea General Ordinaria (Mayo 1994). Este precioso volcán de casi seis mil metros de altura se permite señorear con su silueta sobre la ciudad de Quito con una deslumbrante belleza y desafío. Así, desde los primeros días de nuestra permanencia en esta hermosa ciudad, con disimulada mirada de admiración, no dejábamos de contemplarlo desde donde pudiéramos, deseando llegara la hora en que pudiésemos comenzar a ascenderlo.
El Cotopaxi es uno de los volcanes activos más alto del mundo, cuyo nombre significa, en lengua Cayapa, “dulce cuello del sol” (coto: cuello; pagta: sol; shi: dulce) y en la antigua lengua Panzaleo se lo llamaba “garganta de fuego”. A pesar que, históricamente se conocen varias erupciones, en la actualidad, la actividad volcánica ha quedado reducida a una continua emanación de gases sulfurosos y vapor de agua de las fumarolas. Este volcán se encuentra rodeado por el Parque Nacional Cotopaxi, que constituye una de las reservas ecológicas más preciosas de Sud-América, contando con una singular y muy cuidada vegetación.
Fue conquistado la primera vez en noviembre de l872 y hoy en día (1994 ) se llega a su cumbre partiendo desde el refugio José F. Ribas que se encuentra a los 4.800 metros de altitud, el que está abierto todo el año, contando con guardianes.
El 28 de mayo partimos temprano desde Quito, hacia el área recreacional “El Boliche” hermosa región lindante con el Parque Nacional Cotopaxi, que cuenta con una cuidada infraestructura turística y donde se había instalado un campamento nacional de andinismo formado por todos los clubes de andinismo de Ecuador y de algunos de los países que intervenían en el evento y participamos de un agradable encuentro. Más tarde, en dos camiones del ejercito ecuatoriano partimos hacía el Cotopaxi, más precisamente hacia el refugio José Ribas.
Nuestros vehículos llegaron por un camino transitable hasta los casi 4.600 metros de altura, desde donde debimos ascender caminando en medio de una muy fina nevada que nos acompañó hasta los 4.800 metros en que se encuentra el refugio. Las 24 literas que posee fueron totalmente colmadas e insuficientes para la cantidad de montañistas que intentaríamos la cumbre, por lo que procedimos a tirar nuestros neoprenes donde hubiera espacio libre y luego de una liviana media-tarde-cena y de un “congresillo” –así lo llaman los ecuatorianos- a las 18 horas, donde se explicaron algunos detalles técnicos y de interés relativos al ascenso, especialmente la indicación que la partida se haría en cordadas de tres o cuatro personas que partirían con breves lapsos de tiempo, para no molestarse, a partir de la 1 de la mañana. En este tipo de montañas, por la gran cantidad de grietas en sus glaciares, la madrugada es la mejor hora para ascender sobre la nieve, lo que se hace dificultoso y más peligroso durante el horario solar.
Terminado el congresillo, urgente nos tiramos a dormir. Inmediatamente nos enfundamos en nuestras bolsas para aprovechar el mayor y mejor descanso posible. Teníamos muy poco tiempo para ello, luego de un agitado y “viajado” día.
Duró muy poco la tranquilidad. A las 24 horas comenzaron los nerviosos movimientos de levantarse y ponerse el equipo de altura, que incluía inevitablemente los grampones. La oscuridad contribuía a entorpecer la salida, pero antes de la una ya estaba partiendo la primera cordada.
Con Jordi, decimos no encordarnos. Pronto partió nuestro grupo bajo la luz de una brillante luna llena que mostraba negras hendiduras y grietas al fondo de las cuales parecía no llegar la luz de nuestras linternas frontales. Había grandes bloques de hielo por doquier que proyectaban largas sombras, pero todo ello irresistible en magnificencia. A medida que ascendíamos se apreciaban las luces de Quito, hacia el norte, y hacia el sur la negra silueta del Chimborazo. No se oían palabras. Cada paso, cada golpe de nuestros grampones, entre el hielo y la nieve, era romper un hechizo. Jordi marcaba los tiempos de trabajo y ascenso y casi sin darnos cuenta, aunque con cansancio, estábamos llegando a las 6 de la mañana a la cumbre del Cotopaxi.
jaime suárez
Chimborazo; cráter, escenas en la cumbre con Jordi  y el retorno

Habíamos demorado cinco horas en superar el desnivel de 1.100 metros de altura que separan el refugio de la cumbre, y el regalo de la magnífica vista que se nos brindó, luego de la dura ascensión era premio más que suficiente. Un sobrecogedor cráter de unos 800 metros de diámetro forma el cono de cumbre y nos encontrábamos en un labio superior del mismo. Acercándonos un poco a él y tratando de mirar en su interior contemplamos una profundidad de unos 300 metros.
El sol, que estaba saliendo, había comenzado a iluminar el Chimborazo, mientras que la vista de Quito iluminado iba desapareciendo entre la bruma del amanecer.


Comenzamos, luego de las inevitables fotos y filmaciones, la bajada. Íbamos cruzándonos y dando ánimo a las diferentes cordadas que ascendían lentamente, formando interrumpida carabana de montañistas. Era ese día muy fuerte el espíritu de cumbre. Todas llegarían.
El día no podía ser mejor. El recuerdo del ascenso imborrable, y se ampliaría con el del suculento y sabroso almuerzo ecuatoriano que incluía choclo y nos esperaba en “El Boliche”




Mendoza, julio de 1994.-
Jaime Suárez