Cordón del Plata
Cordón del Plata (Vallecitos)
VALLECITOS, CORDÓN DEL PLATA, Cumbres varias
(en ajustes)
El cordón de El Plata desde la ruta 7, antes de Potrerillos, Mendoza
El Cordón del Plata, donde se encuentra Vallecitos, a 80 km de la ciudad de Mendoza, se extiende paralelo a la Cordillera de Los Andes por unos 60 kilómetros. No pertenece a la cordillera central ni a la precordillera, siendo de una más reciente formación geológica, que se manifiesta en los espigados perfiles de sus principales cumbres, que concentradamente, por unos 25 kilómetros, sobresalen con alturas que van desde los 4.000 a los 6.000 metros. La variedad de cumbres, cercanas entre si y con variados niveles, unido a la existencia de refugios y abundante agua, permiten lograr que un novel andinista desarrolle paulatinamente su aprendizaje y aclimatación. Ello convierte a este cordón en una estupenda escuela de alta montaña, siendo corolario de las actividades el ascenso a su máxima altura, El Plata (6.000 m), cuyo perfil majestuosamente se yergue en la distancia a la vista de la ciudad de Mendoza. El Plata es también una meta casi obligada, como antesala para un ascenso al Aconcagua. Coronarlo permite, en algún aspecto, proyectar una tendencia positiva hacia el logro de la principal cumbre de América.
Principales cumbres del Cordón del Plata
Cerros, El Plata, Vallecitos, y Rincón (con ventisca), desde el pueblo de Potrerillos, Mendoza
El Cordón del Plata desde el nuevo pueblo de Potrerillos
EL PLATA
EL PLATA - Vallecitos
Todo cambia en el constante devenir de la vida. Cambió la altura de esta montaña. Cuando la subí, en enero de 1986, tenía 6.310 metros de altura, medida esencialmente con los viejos altímetros Thommen que manejábamos en el Club Andinista Mendoza. Y cambió el uso de ésos, entonces admirados altímetros, con la aparición del fantástico posicionador satelital o GPS, que tan bien nos ubica en cualquier sitio y altura de la cordillera. Pero con la salvedad que este artilugio nos hizo retroceder en más de 300 metros la altura de esta montaña, que ahora y con dificultad roza los casi 6.000 metros.
No había regresado a sus faldeos desde hacía 24 años. Lamentablemente con pocos días y con una molesta situación climática que impediría a nuestro grupo concretar su ascenso.
Pude contemplar con tristeza como han desaparecido masas de hielo y como se aprecian grietas abiertas, exhibiendo su base glaciar, en las morrenas adyacentes a la zona del Salto.
No hay ya límite de maniobra. ¡Cuidemos el agua! ¡Evitemos el accionar de la minería química! y juzguemos a los funcionarios que obtienen ingresos de las mineras, cualquiera sea el destino que le den a ellos. No hay marcha atrás en este proceso y forma parte todo esto de otro cambio, que lamentablemente no es para bien, especialmente para nuestros descendientes.
El 24 de enero de 1986, junto con Mauricio Marquez y Susana Céspedes, luego de haber accedido el día anterior, en Vallecitos, al Refugio San Bernardo, hicimos un primer campamento en Las Veguitas.
Iba a probar una excelente prenda, una parka rellena con Thinsulate, que luego también usaría en el Aconcagua en tres ocasiones más. Este producto, por su poco espesor y gran poder de aislamiento, remplazaba a la perfección, y con ventajas, a la pluma de ganso.
Al día siguiente avanzamos hasta un poco más arriba de El Salto; habiendo atravesado previamente varios manchones de glaciar, que hoy no existen. Desde ahí partiríamos el día siguiente, a las cinco de la mañana, para intentar la cumbre.
Luego de una dura travesía, dificultada por un fuerte y constante viento, llegamos a la cumbre a la una de la tarde. Dejamos nuestro comprobante, y retiramos el de la expedición anterior. Para nuestra sorpresa apareció en la lata de pelotas de tenis que guardaba los comprobantes de cumbre, un bello rosario de cuentas, que le había regalado (más tarde nos enteramos) Lanza del Vasto a Don Vicente Chicchitti. Este murió pocas horas después de regresar de esta cumbre. Pero es otra historia, de las tantas que hay en nuestra cordillera, que ya contaré
Veinticuatro años después, entre tormenta y recuerdos, y no dejando de preocuparme por ver varios cauces secos, se inició el camino de regreso.
Jaime Suárez
WP CERRO EL PLATA
Datum,WGS 84
1 Camioneta, -32,58.696, -69,21.565, 2930,m
2 Veguita, -32,58.550, -9,22.252, 3232,m
3 Piedra Grande, -32,58.879, -69,23.344, 3547,m
4 El Salto, -32,58.768, -69,24.890, 4300,m
5 Shangri La, -32,58.824, -69,24.997,
6 La Hoyada, -32,59.437, -69,25.600,
7 PORT L. AMARILLAS, -32,59.744, -69,25.864, 4860,m
8 EL PLATA, -33, 0.939, -69,27.281, (ajustar) 5950,m
El Plata; al fondo el Aconcagua y el Cordón de la Jaula
El Plata, 6.000 m, cumbre enero 1986
Cumbre de El Plata y al fondo en la distancia el Tupungato
VALLECITOS
C° VALLECITOS
Vista del Vallecitos durante el inicio del ascenso
El Salto (foto M. Cicchelli)
Tramo final hacia la cumbre desde el portezuelo Plata-Lomas Amarillas
RINCON
Cerro Rincón (al fondo, al medio), poco antes de El Salto, Potrerillos, Mendoza
Tuti; Celina, Jaime y Karina - Cumbre Rincón, 1985.
atrás el cerroVallecitos, al fondo cumbre de El Plata, 6.000 m
FRANKE
El Franke desde Manantiales, en Potrerillos
Franke, Lomas Amarillas y Vallecitos, desde Las Veguitas
En la cumbre del Franke
Regresando en el sector de cumbre
SAN BERNARDO
El San Bernardo desde las veguitas
Cumbre del San Bernardo
LA CADENITA
Vista de Manantiales-El Salto, Potrerillos y el dique, desde la cumbre del Lomas Blancas
LAS VEGUITAS
Panorama, desde donde queda el vehículo, hacia Las Veguitas...
Ascenso hacia Las Veguitas
Vallecitos, vista general desde Las Veguitas
(foto antigua, observar los cauces que descienden)
Casi la misma foto, noviembre 2009, los cauces de la foto anterior no tienen agua.
ZONA REFUGIOS
Jaime Suárez
Vallecitos, refugio de la UNCuyo
No bote basura en la montaña
LAGUNA DEL PLATITA
LAGUNA DEL PLATA
Por Jaime Suárez
El Cordón del Plata, en Mendoza, florece orgullosamente con sus principales cumbres por unos 25 kilómetros, en el cielo azul y las montañas de la precordillera. Pero es mucho más largo. Nace, al sur, en la zona del portezuelo de Santa Clara y extiende su recorrido, paralelo a la cordillera, por más de 60 kilómetros hasta terminar en la cuenta del Río Mendoza.
Hacía años que conocía de la existencia de una laguna, denominada “Laguna del Plata” ubicada en la base del Cerro Negro, y detrás del Platita, en las cercanías de la pared sudeste de El Plata. Éste con sus 6.000 metros es la montaña más alta del cordón e impone su nombre al sistema, incluida la laguna. Esta laguna es tal vez la única del sistema y por su altitud y muy dificultosa observación, es muy poco conocida y difícil de encontrar.
Todo esto alimentaba la leyenda sobre este espejo de agua de deshielo, que quería conocer. Compartía estas inquietudes con mi hermano Enrique y mi amigo Alberto Castillo quién tenía amistad con Alejandro Maselli, administrador del puesto “Las Lajas” y de la propiedad donde se encuentra la laguna. Aprovechando la oportunidad para una expedición, organizamos entre todos una cabalgata, que para Alejandro sería posterior oferta turística.
Partimos desde Mendoza un viernes a la noche y previo paso por Potrerillos, dormimos en zona turística de Las Vegas, a los 2.050 metros, en la casa de Alberto. Al día siguiente debíamos estar a las 7 de la mañana en el Puesto Las Lajas. Llegamos puntualmente tras 4 kilómetros de marcha en camioneta. La posición es S33°02´487 O69°19´251 a los 2.385 m. Alejandro con su gente, estaba reuniendo los caballos bajo una incipiente luz naranja que se empezaba a asomar entre los picos que nos rodeaban.
Puesto Las Lajas, a los 2.385 m, Cordón del Plata, Mendoza
A las 9 de la mañana abandonábamos el puesto nueve jinetes, dos mulas cargueras y tres perros que ni a sol ni sombra se separarían de nosotros en toda la aventura.
Cruzamos el Arroyo de las Mulas y dos kilómetros y medio más adelante nos detuvimos a apreciar “los morteritos”.
Los morteros, en la zona de "Los Morteritos"
Son tres morteros, horadados en una piedra grande, un poco más alta del nivel del suelo, que fueron utilizados por los indios de esa zona para machacar especias y semillas. Seguramente un asentamiento de cierta importancia.
Continuamos nuestra marcha acomodando poco a poco y paso a paso nuestro cuerpo a la silla y a marcha de los caballos. Pasamos la zona de las Vegas a los 2.773 m. Un kilómetro más de marcha nos posicionó en los 3.000 metros de altura donde les dimos un pequeño descanso a los animales. S33°02´392 O69°21´750.
Vista durante el ascenso de Las Vegas, y el dique de Potrerillos
En los 3.500 metros ya se notaban dificultades al transitar algunos pasos en las laderas y penachos, con largos e inclinados desniveles que terminan en el arroyo Las Mulas. Otro cresteo nos colocó en un abra a los 3.670 metros. Desde ahí nos esperaban dos largos e inclinados acarreos, en el último de los cuales debimos descender de los caballos, y tirarlos de las riendas.
Transitando acarreos que caen 300 metros más abajo al arroyo de Las Mulas
No había huella alguna y nos rodeaban nubes. Llegamos a la subida final a la laguna, las nubes quedaron por debajo, a los 3.922 metros de altura, S33°03´549 O69°23´552.
Un cauce de agua que caía desde lo alto dividía en dos peculiares colores la inclinada faz a ascender. Un tono marrón claro en la mitad este, que se proyectaba hasta la cumbre del Platita y el otro tono plomizo, en la mitad oeste, que ascendía hacia el Negro. Seguramente aprovechó la laguna una falla geológica para filtrar y formar este arroyo.
El ascenso final a la Laguna del Plata
Nos separaban unos 160 metros por esta empinada y pedregosa ladera bicolor hasta llegar a la parte superior en que debía encontrarse la laguna. Los caballos no aguantaban nuestro peso y el esfuerzo. Consideremos que estábamos cerca de los 4.000 metros y llevaban más de 5 horas de marcha. Convinimos desmontar e irlos jalando de las riendas. Lo que supusimos sería una cabalgata se había convertido en una expedición de montaña, lo que no dejaba de alegrarme. Comenzamos con cortos zig-zag ganando poco a poco cada metro que nos separaba del collado superior. Cada vez que parábamos a descansar debíamos tirar de las riendas con la fuerza suficiente para convencer al animal que siguiera subiendo.
Poco a poco ascendimos hasta el portezuelo Platita-Cerro Negro. La altura era 4.082 metros, la posición S33°03´826 O69°24´046. ¡No debíamos subir más! Ante nosotros apareció un valle bastante plano donde a unos 500 metros de distancia, al final del mismo, se podía divisar la laguna, cuyo espejo se cortaba entre el cielo y las nubes. Pudimos subir nuevamente a los caballos en la planicie. Los equinos agilizaron el paso ya que la planicie descendía suavemente y muy pronto pudimos tocar con las manos el agua de la laguna.
Laguna del Plata
A las 14,30 y luego de haber demorado seis horas y media para cubrir los 9 Km que nos separaban del puesto Las Lajas habíamos llegado. La altura 4.071 metros y la posición S33°03´735 O69°24´348.
Laguna del Plata
Toda la planicie transitada y en la cual se encuentra la laguna, parece ser una morrena que tapa un inmenso glaciar que nivela sobre los 4.000 metros la unión de la ladera marrón claro del Platita con la de color plomizo del Cerro Negro.
Laguna del Plata
Había lugares en los que la pisada de nuestros caballos dejaba una huella que pronto se llenaba de agua. También observamos que grandes piedras se habían semienterrado adoquinando grandes sectores de la superficie.
La filtración de este glaciar forma las nacientes del Arroyo de las Mulas. Ya no se puede hablar más de “nieves eternas”. No dejó de preocuparme lo que pasará el día que se agoten esas reservas de “oro blanco”. El retroceso de los glaciares y la forma en que se agrietan y menguan las morrenas es muy notoria. Todos debemos preocuparnos más sobre este tema.
La laguna mide en su parte más larga unos 250 metros con un ancho de aproximadamente 180 metros. No hacía frío y curiosamente las nubes se formaban y disipaban muy rauda y rápidamente. Sacamos las monturas a los caballos para que descansaran un poco y luego, recostados en las piedras y mirando la laguna, engullimos una comida liviana de pan con queso y salame.
Se imponía el regreso y encarar con cuidado la bajada de la planicie de la laguna y luego cruzar los acarreos de las empinadas laderas hasta llegar al campamento donde pasaríamos la noche.
Campamento al regreso
Llegamos a la zona del Pozo del Alumbre, luego de bajar 1.000 metros de desnivel y en la verde vega armamos el campamento ya con las primeras sombras del atardecer. Estábamos cansados y recién al día siguiente, previo un peculiar desayuno compuesto por un exquisito asado, emprenderíamos el retorno hasta el puesto.
Enrique, Alberto y Jaime, luego del asado vendria el retorno
Jaime Suárez
Noviembre de 2004