INTRODUCCION



"Tanto si piensa que puede, como si piensa que no puede, de cualquier modo está en lo cierto" Henry Ford


Montañista amigo, con el conocimiento, lo difícil o desconocido se vuelve fácil y accesible. ¡Que poca información teníamos en la decada del 90 y años posteriores, de muchas de las más altas montañas de Argentina y Chile! Algunas veces ascendimos una cumbre que no era la principal y otras tuvimos que dejar la expedición como mera exploración al recién poder determinar, ya al fin de la misma, por donde se debería haber accedido o ascendido! Y VOLVER. Durante años fui informando, con relatos y películas, de los resultados de las expediciones que realizabamos y las he condensado en este blog. Espero te sirvan mis relatos.

Jaime Suárez
jaimesuarezgonzalez@gmail.com

NO QUIERO MINERAS, O SUS CAMPAÑAS DE INTELIGENCIA, ANUNCIANDO EN MI PÁGINA...

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18 noviembre, 2008

VOLCAN MAIPO




LAGUNA DEL DIAMANTE - REGRESO SIN GLORIA

VOLCAN MAIPO


Volcán Maipo

La belleza de las montañas que rodean la Laguna del Diamante, entre las que sobresale majestuosamente el Volcán Maipo, unido al azul espejo de agua, constituyen un espectáculo digno de ser conocido y admirado. En especial cuando el volcán se refleja en la laguna. Guanacos, zorros colorados, y cóndores, señorean su presencia en la zona. A pesar de no poseer peces autóctonos la laguna tuvo siembra de truchas, desde muchos años atrás, constituyendo la pesca deportiva una importante actividad en el verano.


Rodean el entorno de la laguna importantes historias que se reviven cuando sopla el fuerte viento y la nevisca tiñe de blanco el paisaje.
La de Junio de 1930, cuando habiendo partido desde el aeródromo de Colina, en Chile, para cruzar la cordillera de Los Andes con correo, por una tempestad de nieve el avión de Henri Guillaumet tiene que realizar un aterrizaje forzoso en las cercanías de la laguna. Durante el mismo capota, salvando la vida milagrosamente. Se refugia cavando un pozo debajo de la carlinga del aparato y rodeado de las bolsas postales, aguantando una fría espera durante dos días. Camina luego por la montaña y tras 5 días llega cerca de una choza donde lo ve Juan Gualberto García, de 14 años, que con su madre lo socorre. Es luego recuperado por su amigo Saint-Exupéry.

Luego la tragedia de Agosto de 1953, cuando el ejército realizó ejercicios en la zona, con el apoyo de baquianos del lugar. Habiendo partido del refugio Cruz de Piedra un contingente de 35 militares para realizar el reconocimiento del paso Alvarados -al norte del Volcán Maipo- y ejecutar practicas de esquí, son sorprendidos por una tormenta. Se dividen en grupos intentando el regreso y el último formado por 4 personas perece por congelamiento. Otro más también de 4, que aguardaba su llegada, muere también. El grueso del contingente que les esperaba, avanza y pierde durante los siguientes días, fustigados por la tormenta y la nieve, 14 personas más.

Expedición realizada desde el 15 al 17 de Febrero de 2007.
Posición y Altitud
La posición estimada es: S 34°09.500 y O 69°50.000. La altura del Volcán 5.323 m.s.n.m.
Su nombre deriva del vocablo araucano, más precisamente mapuche, “mapu” que significaría “territorio indígena”

Acceso
La Reserva Natural Laguna del Diamante, está ubicada en el Departamento de San Carlos a aproximadamente 200 km de distancia con sentido sudoeste de la capital de Mendoza. Se puede acceder a ella por la ruta 40, llegando luego de superar Tunuyán a Pareditas ( S33°57,083 -O69°04,065; 1.097 m), en que finaliza el asfalto. Se puede proseguir por dos rutas consolidadas, la continuación de la 40 o la 101, hasta llegar a la posición aproximada ( S34°12,337 -O69°07,228; 1.530 m), donde hay que desviar, por buena huella, en sentido Oeste, hacia la zona de la laguna.

Integrantes de la expedición
Jaime Suárez . Sergio Ariel Mercado y Carlos Rodríguez Lastra.

Época más adecuada de ascenso
La Reserva Natural Laguna del Diamante suele estar operable, según los años y sus nevadas, desde el 15 de Diciembre hasta el 30 de Marzo. Conviene siempre consultar a la Dirección de Recursos Naturales Renovables de la Provincia de Mendoza y/o a Gendarmería Nacional en Tunuyán, Mza.

Dificultad
De alta montaña. Experiencia previa en montaña y conocimiento de técnicas para avanzar en glaciares. Algunas expediciones que luego intentarán el Aconcagua, suelen ascenderlo para lograr aclimatación.

Introducción
El Volcán Maipo -que constituye límite con Chile-, y la Laguna del Diamante, se encuentran dentro del Área Natural Protegida Laguna del Diamante, en el Departamento de San Carlos, en la Provincia de Mendoza. Esta reserva natural, de casi 13.000 Ha, es controlada por guarda-parques debiendo consecuentemente hacerse las registraciones correspondientes tanto al ingresar como al salir de la zona. Acciones como circular por el camino o huella principal, bajar residuos y no molestar a los animales ni extraer flora, que son ya son hábito en los buenos montañistas, son controladas por los guarda-parques.
En la Laguna del Diamante, gran reservorio de agua natural, nace el río Diamante que luego con el aporte de otros afluentes provenientes de cercanas cumbres, llega al Embalse Los Reyunos, pasa por San Rafael y Monte Comán, hasta el límite de Mendoza.


Una expedición normal

Una expedición, con condiciones normales de aclimatación y climatología, puede ascenderlo en 5 días. Partiendo desde la ciudad de Mendoza, a los 747 m.s.n.m., se llega en el día al sector de Gendarmería Nacional en la base del Volcán Maipo, S34° 11´473 - O69° 42´203; 3.312 m . Al segundo día se parte hacia el campamento uno, sobre los 3.800 m. Al tercero hacia el campamento dos, entre los 4.200/4.400 m. Al cuarto se intenta la cumbre y se regresa al campamento 2. El quinto día se regresa a Mendoza. Suele dejarse un día más para aclimatación en la zona de la laguna.

A veces una expedición se caracteriza por ser exitosa o no. Con todos los matices que ambas situaciones tienen. Pero esta, por la tormenta que debimos soportar y por evitar quedar varios días bloqueados en la cordillera, se caracterizó por el regreso. Constituyó el mismo el principal objetivo de la expedición.
Fueron 12 horas, desde las 14,30, hasta pasadas las 2 de la madrugada que demoramos en transitar los 36 kilómetros que separan la Laguna del Diamante del Puesto Alvarado. Fue un arduo trabajo sacando la nieve que obstruía el camino, con palas y manos.

Nuestra expedición no sería normalHabíamos salido desde Mendoza el 15 de febrero un grupo compuesto por un catamarqueño, un bonaerense y un mendocino, dispuesto a encarar el ascenso al Volcán Maipo. Al llegar a Pareditas ( S33°57,083 -O69°04,065; 1.097 m) encaramos directamente la continuación, consolidada de la ruta 40 hasta llegar al desvío ( S34°12,337 -O69°07,228; 1.530 m) que nos llevaría a la zona de cordillera. Nos restaban unos 25 km. para llegar al Refugio Alvarado, ( S34°14,742 -O69°22,930; 2.300 m) donde está el grupo de guarda-parques que hace las anotaciones del ingreso a la reserva. Luego de los trámites, incluido el pago de $ 10 por el ingreso y la recepción de una bolsa vacía para la basura, por persona, que deberíamos devolver llena, comenzamos una marcha de casi 36 kilómetros. Pasamos por el refugio Cruz de Piedra de G. Nacional, las vegas del Yaucha y la Pampa de los Paramillos, llegando a las 15 horas al puesto de control de guarda-parques al lado del Cilindro, en las adyacencias de la laguna ( S34°10,722 -O69°39,301, 3.383 m.). Las presentaciones de rigor y continuamos la marcha bordeando el espejo de agua, hasta el sector sur donde al cruzar el puente sobre el nacimiento al río Diamante, accedimos al refugio de Gendarmería Nacional, ( S34°11,473 -O69°42,203, 3.312 m). También nos asentamos y solicitamos permiso para colocar nuestra carpa en las cercanías.

Campamento BaseArmamos nuestra tienda base grande dispuestos a gozar de todas las comodidades posibles, incluido disfrutar de una buena cena caliente, y poder dormir bien acolchados ya que nos esperaría una fuerte subida al día siguiente. Pero no contamos con los elementos. Pronto comenzó a terminar de cubrirse el cielo y a nevar copiosamente. Lo hizo durante toda la noche, a pesar de nuestros ruegos para que cesara. Y continúo mientras desayunábamos al día siguiente. Nuestra carpa y camioneta estaban cubiertas por una gruesa capa de nieve. Era un temporal y en esas condiciones no era aconsejable encarar ningún ascenso. A media mañana, mientras arreciaba la nevada, apareció un visitante inesperado y simpático, Luney, una guanaquita que rondaba el refugio y cuya madre había sido cazada por un puma. Varias veces introdujo su cabeza por nuestra puerta para morder alguna galleta o pedazo de fruta.

Luego del almuerzo comenzó un fuerte viento blanco que sacudía la nieve de nuestra carpa y las pocas ganas de continuar el ascenso que alguno de nosotros aún ocultaba. Por las ventanas no podíamos ver ninguna imagen desde muy pocos metros de distancia. Cuando paró, una capa de casi cuarenta centímetros cubría el terreno adyacente. Gendarmería nos invitó a pasar esa noche con ellos y a disfrutar de la chimenea de leña que tenían. Aceptamos muy agradecidos. Fue agradable la charla con esos abnegados hombres que cuidan las fronteras del país. Durante la noche continúo nevando.


Regreso trabajoso
La mañana del sábado 17 apareció con algunos claros azules en el cielo, pero con todo el sector oeste del cielo cubierto por el temporal.


Comenzaría ahora nuestro nuevo objetivo: regresar y no quedarnos varados durante varios días. Desarmamos el campamento, cargamos nuestros equipos en el vehículo y avanzamos hasta el cercano puesto de los guarda-parques. Era tal vez el momento para salir, y si bien teníamos un excelente equipo, comida, combustible y agua, un solo vehículo no era aconsejable que lo intentara. La zona de los Paramillos a 3.700 metros de altura debería estar aún mucho peor, para el tránsito, por la nevada, por lo que quedamos a la expectativa de noticias.
Pocos minutos después aparecieron dos vehículos, otra 4x4 y una casilla 608, de una familia de veteranos pescadores, también con la idea de salir de la zona. Armamos la caravana y resueltamente ya pasadas las 14 horas, emprendimos el retorno. En los primeros tramos los manchones de nieve eran largos pero no muy profundos. Con varias embestidas eran superados, quedando una huella que los vehículos posteriores podían transitar. Pero posteriormente hubo que meter palas, turnándonos en el trabajo y jadeando por el esfuerzo en la altura, para habilitar manchones que alcanzaban casi el metro en algunos sitios.


Fueron incontables las veces que codo a codo, colocamos el cable de acero haciendo avanzar o retroceder a alguno de los vehículos hasta superar la dificultad. También las que hubo que empujar al que quedaba atascado. Pero ya no había marcha atrás. Tras doce horas de esfuerzos por parte de todos los componentes del grupo, pudimos llegar, muy pasadas las 2 de la mañana, al refugio Alvarado. Recién un poco antes de él, el transito pudo considerarse casi normal. Doce horas de trabajo sin descanso para hacer un trayecto de 36 kilómetros.
Pero valió la pena. Quedar cuatro o cinco días atrapado en la nieve no resulta agradable. Con efusividad y festejando la hazaña nos saludamos al separarnos al salir del puesto, pero durante el regreso, debido a la constante preocupación hacia la próxima dificultad, el cansancio y la tensión sufrida, lamentablemente olvidamos darnos los nombres con los tripulantes de los otros dos vehículos. Ya nos cruzaremos seguramente algún día, para conocernos mejor, porque la idea es volver.

WP a LAGUNA DEL DIAMANTE
Sur Oeste altura

Tunuyán (Mza.) 33° 34´308 69° 02´092
San Carlos 33° 45¨170 69° 04´418
Pareditas, entrada 33° 57´083 69° 04´065 1.097 m
Entrada Laguna p/Ruta 40 34° 12 337 69° 07´228 1.530 m
Ref. Guard. Gral. Alvarado 34° 14´742 69° 22 930 2.300 m
Ref. GN Cruz de Piedra 34° 14´865 69° 27´867 3.071 m
Refugio GP Cilindro - 34° 10´722 69° 39´301 3.383 m
Refugio GN Lag. Diamante 34° 11´473 69° 42´203 3.312 m

Jaime Suárez

17 noviembre, 2008

CERRO PELADO



Cerro Pelado, visto desde la cumbre del Lomas Blancas, en Vallecitos, a 30 Km. distancia

CERRO PELADO

El Cerro Pelado, con sus 3.460 metros de altura, es la montaña más alta de la precordillera mendocina. Se encuentra en línea recta a unos 30 kilómetros de distancia de la ciudad de Mendoza, en la posición S32º46`873” y O69º07`044”. El fácil acceso por una buena huella posibilita arribar prácticamente a su base, pudiéndose llegar en un vehículo alto, o 4x4 y también porque no, en bicicleta de montaña o caminando.


SETENTA AÑOS NO ES NADA...

Muchas instituciones de andinismo nacieron durante el siglo pasado como resultado de la más pura y romántica era del montañismo argentino y mundial. Fue importante, por ejemplo, para la formación del Club Andinista Mendoza las hazañas de las expediciones de los polacos que el 18 de enero del año 1934 escalaron el Mercedario, luego Ramada, Alma Negra y La Mesa y, el 8 marzo, el Aconcagua por el glaciar al que dieron nombre. El primero y en forma señera fue el Club Andino Bariloche que en 1931 se inició como institución de montaña. Luego en 1935 el Club Andinista Mendoza. Los clubes de andinismo, fueron clave en el desarrollo de esta actividad y la difusión del conocimiento de las cumbres y los recónditos límites montañosos del país. Pero quedó atrás esa época de mitos y magias. Las leyendas, poco a poco, se van olvidando por las nuevas y más cotidianas modernas hazañas. Amén de ello, el contexto en que se mueve hoy el montañismo, está compuesto de continuos y rápidos cambios que trascienden lo deportivo y se orientan, entre otras cosas, a lo laboral, lo económico, lo tecnológico, los problemas por la propiedad privada de la montaña y consecuentemente, también, a una realidad jurídica de lento desarrollo. Frente a las nuevas épocas, los montañeros se encuentran en crisis y, más que nunca, se hacen necesarios los cambios para estrechar filas en torno a las organizaciones de montaña.El pasado 12 de Abril de 2005 el Club Andinista Mendoza cumplió 70 años de vida; la Agrupación de Montaña Calchaquí de Catamarca cumplió 50 años el 9 de Julio y el próximo año cumplirá 75 años de existencia el Club Andino Bariloche. Muchos otros clubes de montaña pasan también varias decenas de años. ¿Pero podemos decir que nuestras instituciones de montaña son hoy más vitales que ayer? La mayoría sí, pero otras, simplemente cumplen años frente a una sociedad más compleja, olvidando mejorar su gestión. A pesar de todo y como vimos, nuestros clubes, han estado durante años garantizando la expansión de las actividades de montaña. Pero se hace necesario crear nuevos proyectos, lo más ambiciosos posibles, acordes al nuevo siglo iniciado y también agruparse en una federación que verdaderamente los represente y vincule al mundo.Un poco de historia:En los días 25 y 26 de mayo del año 1935, y recién inaugurado, los entusiastas miembros del Club “Alpinista” Mendoza (como entonces y hasta el año 1942 se llamaba) en un homenaje al día patrio, deciden hacer una expedición al Cerro Pelado, en la precordillera mendocina. Avanzan en vehículo unos 15 kilómetros hasta llegar a la cuesta de Las Chilcas, continúan luego caminando, llevando los equipos a lomo de mula, hasta llegar a la zona de Agua Colorada, donde vivaquean. Al día siguiente parten a las siete de la mañana hacia la cumbre, a la que arriban, en medio de un fuerte viento, a las nueve y media. Con gran emotividad, en medio de la soledad, imponencia y majestuosidad de las cúspides andinas, se hizo flamear la enseña patria y se cantó el himno nacional. Una histórica fotografía, que reproducimos y luego el descenso. Un posterior almuerzo y el regreso a Mendoza.



Expedición del Club Andinista Mendoza al Cerro Pelado 3.460 m. Mayo 1935.



Evocando la gesta

En conmemoración de los recién cumplidos setenta años de vida, autoridades y socios del Club Andinista Mendoza, deciden repetir el ascenso al Cerro Pelado, organizando una expedición con tal motivo. La idea es muy bien recibida por socios y simpatizantes.

Partimos así el día 17 de Abril a las 8 horas, desde la sede social, un abigarrado grupo formado por jóvenes, adultos y viejos andinistas. Ibamos acompañados por miembros de la Patrulla de Rescate de la Policía de Mendoza, Gendarmería Nacional, Ejército y varios invitados especiales. Desde los 750 metros de altura de la ciudad de Mendoza, una caravana de 18 vehículos que trasladaban 130 entusiastas personas se desplazó hacia el inicio de la precordillera mendocina. Se atravesó el Barrio Municipal Las Heras y poco después se arribó al puesto Las Chilcas 32º47´721 68º58´069 en los 1.354 metros de altura, donde se reagrupó la caravana. Un poco más adelante, tras un pronunciado ascenso por caracoles, accedimos al 1º monolito, que se eleva a los 2.024 metros en la posición 32º48´222 y 69º00´339. Se aprovechó para otro descanso y también para esperar a los vehículos rezagados. Continuaron las salutaciones por encuentros de camaradas que desde hacía mucho tiempo no se veían y para sacar fotografías. Se continuó, superando a los 2.142 metros el Puesto Casa de Piedra en la posición 32º47´349 y 69º01´290, y transitando secos cauces y cañadas, a los 3.094 metros otro descanso al llegar al 2º monolito en la posición 32º45´178 y 69º05956. Habíamos transitado 36 kilómetros por camino desde Mendoza.

Después un cresteo por un fino sendero de dos kilómetros sobre lomas que nos dio un ágil acceso a la posición 32º46´071 y 69º06´679 a los 3.171 metros. En este sitio aprovechando una superficie suficientemente plana, se estacionaron ordenadamente los vehículos ante la imponente vista de la cúspide del Pelado. Éste se alzaba por 290 metros encima de nuestro nivel a sólo un kilómetro y medio de distancia.

Cerro Pelado - Mendoza
Se completaron las salutaciones, los encuentros y luego los agrupamientos finales para comenzar el ascenso. Pronto lo inició, en una larga fila india, un colorido, disímil, pero entusiasta grupo. Otro menor, que incluía viejos veteranos, se quedó preparando la comida para el regreso. Mientras caminábamos no podíamos dejar de pensar en la comodidad de tener nuestros vehículos a escasa distancia, mientras que hacía setenta años, los fundadores del club, aún con el apoyo de mulares, debieron caminar más de 14 kilómetros desde el camión que los transportó.

Iniciamos primeramente una aproximación con suave descenso para luego recuperar altura y llegar a una primer parada a los 3.164 metros en 32º46´351 y 69º06´973. El día nos permitía discurrir con las miradas ante el maravilloso entorno de precordilera y cordillera. Hacia el oeste, a pesar de estar a 85 kilómetros de distancia, resaltaba sobresaliendo entre todos los cordones de la cordillera la majestuosa imagen del Aconcagua.
jaime suarez
Aconcagua; podía apreciarse del Coloso de América, en la diafanidad del día, la pared sur y el perfil del glaciar de los polacos.
jaime suarez
Pero había que seguir. Se continuó un agradable ascenso hasta una segunda parada a los 3.288 metros en 32º46´607 y 69º07´068. Se aprovechó para contemplar con más detenimiento la imponente belleza del mar de montañas que totalmente nos rodeaba. Hacia el norte se podía ver el blanco perfil del Mercedario del que nos separaban 130 kilómetros. Y hacia el sur, a sólo 40 km. las cúspides de el Rincón y el Vallecitos y descollando tras ellos, los seis mil metros de El Plata. Más adelante se fue haciendo más empinada la subida hasta que por fin, bajo un radiante sol y luego de poco más de una hora desde la partida, a las 13 horas se reunió todo el grupo en la cumbre del Cerro Pelado. A los 3.461 metros y en torno a los hitos de la cumbre, nos fuimos acomodando uno a uno, varias decenas de andinistas.


Cerro Pelado

Nuevamente y tras setenta años se hizo flamear la bandera
, se cantó nuevamente el himno y tras él, el “feliz cumpleaños”. A continuación, para reponer fuerzas, una rápida comida formada por algún emparedado, pedazo de torta o fruta, resultante de lo que cada uno llevaba en la mochila. A las 14 comenzó el descenso hacia los 3.170 metros de altura, donde habían quedado los automotores. Allí nos esperaban un caliente locro y buenos vinos para un festejo que se inició apenas llegamos todos. A los postres los infaltables discursos, bajo el suave vuelo de dos curiosos cóndores extrañados por ver rota la quietud y silencio de sus montañas. A las 16 horas comenzó el regreso a Mendoza. Dios dirá si dentro de siete décadas más, los futuros socios de nuestra institución repetirán este evento. Ojalá que así sea.



Mendoza, ....... -32.53,671 -68.49,380 - 750 m

INICIO , -32.50,794 -68.51,669 - 761 m
BARRIO -32.50,820 -68.52,249 788 m

RUTA 1 -32.49,262 -68.52,729 815 m

LAS CHILCAS -32.47,721 -68.58,070 1.354 m

1º MONOLITO -32.48,223 -69.00,340 2.024 m

Puesto Casa de PIEDRA -32.47,349 -69.01,291 2.142 m

RUTA -32.47,455 -69.02,279 2.235 m

RUTA -32.45,417 -69.03,179 2.566 m

RUTA -32.44,971 -69.04,108 2.688 m2ª

MONOLITO -32.45,179 -69.05,956 3.094 m

Campamento AUTOS -32.46,071 -69.06,679 3.171 m

1º PARADA ascenso -32.46,351 -69.06,974 3.164 m

2º PARADA ascenso -32.46,607 -69.07,068 3.288 m

Cumbre PELADO -32.46,873 -69.07,044 3.461 m







11 noviembre, 2008

COTOPAXI


En la cumbre a los 5.897 m, con Jordi Pons


Descendiendo del Cotopaxi

COTOPAXI

-Ecuador-

ascendido el 29 de Mayo de 1994



INFORME DE LA EXPEDICIÓN DE CUMBRE


Por Jaime Suárez

La gran Cordillera de Los Andes atraviesa la República de Ecuador de sur a norte, en dos claros ramales que toman el nombre de Cordillera Occidental y Cordillera Central, existiendo un pequeño ramal al oriente que toma el nombre de Cordillera Oriental.
Apreciamos también en el recorrido de la Cordillera de Los Andes por este país, dos tramos bien diferenciados: al sur elevaciones de poca altura, redondeadas y pertenecientes a una época mucho más antigua que la del norte, en donde el volcanismo reciente ha dado a la cordillera un aspecto diferente y monumental, siendo ahí donde están las principales cumbres ecuatorianas, como el Cayambe 5.790 m, el Antisana 5.704, El Cotopaxi, el Tungurahua 5.087 y, la mayor de todas, el Chimborazo, con una altura de 6.310 metros.
La Federación Ecuatoriana de Andinismo había organizado una expedición de ascenso al Cotopaxi, para los miembros de la Unión Panamericana de Asociaciones de Montañismo y Escalada que visitábamos el país en ocasión de la VI Asamblea General Ordinaria (Mayo 1994). Este precioso volcán de casi seis mil metros de altura se permite señorear con su silueta sobre la ciudad de Quito con una deslumbrante belleza y desafío. Así, desde los primeros días de nuestra permanencia en esta hermosa ciudad, con disimulada mirada de admiración, no dejábamos de contemplarlo desde donde pudiéramos, deseando llegara la hora en que pudiésemos comenzar a ascenderlo.
El Cotopaxi es uno de los volcanes activos más alto del mundo, cuyo nombre significa, en lengua Cayapa, “dulce cuello del sol” (coto: cuello; pagta: sol; shi: dulce) y en la antigua lengua Panzaleo se lo llamaba “garganta de fuego”. A pesar que, históricamente se conocen varias erupciones, en la actualidad, la actividad volcánica ha quedado reducida a una continua emanación de gases sulfurosos y vapor de agua de las fumarolas. Este volcán se encuentra rodeado por el Parque Nacional Cotopaxi, que constituye una de las reservas ecológicas más preciosas de Sud-América, contando con una singular y muy cuidada vegetación.
Fue conquistado la primera vez en noviembre de l872 y hoy en día (1994 ) se llega a su cumbre partiendo desde el refugio José F. Ribas que se encuentra a los 4.800 metros de altitud, el que está abierto todo el año, contando con guardianes.
El 28 de mayo partimos temprano desde Quito, hacia el área recreacional “El Boliche” hermosa región lindante con el Parque Nacional Cotopaxi, que cuenta con una cuidada infraestructura turística y donde se había instalado un campamento nacional de andinismo formado por todos los clubes de andinismo de Ecuador y de algunos de los países que intervenían en el evento y participamos de un agradable encuentro. Más tarde, en dos camiones del ejercito ecuatoriano partimos hacía el Cotopaxi, más precisamente hacia el refugio José Ribas.
Nuestros vehículos llegaron por un camino transitable hasta los casi 4.600 metros de altura, desde donde debimos ascender caminando en medio de una muy fina nevada que nos acompañó hasta los 4.800 metros en que se encuentra el refugio. Las 24 literas que posee fueron totalmente colmadas e insuficientes para la cantidad de montañistas que intentaríamos la cumbre, por lo que procedimos a tirar nuestros neoprenes donde hubiera espacio libre y luego de una liviana media-tarde-cena y de un “congresillo” –así lo llaman los ecuatorianos- a las 18 horas, donde se explicaron algunos detalles técnicos y de interés relativos al ascenso, especialmente la indicación que la partida se haría en cordadas de tres o cuatro personas que partirían con breves lapsos de tiempo, para no molestarse, a partir de la 1 de la mañana. En este tipo de montañas, por la gran cantidad de grietas en sus glaciares, la madrugada es la mejor hora para ascender sobre la nieve, lo que se hace dificultoso y más peligroso durante el horario solar.
Terminado el congresillo, urgente nos tiramos a dormir. Inmediatamente nos enfundamos en nuestras bolsas para aprovechar el mayor y mejor descanso posible. Teníamos muy poco tiempo para ello, luego de un agitado y “viajado” día.
Duró muy poco la tranquilidad. A las 24 horas comenzaron los nerviosos movimientos de levantarse y ponerse el equipo de altura, que incluía inevitablemente los grampones. La oscuridad contribuía a entorpecer la salida, pero antes de la una ya estaba partiendo la primera cordada.
Con Jordi, decimos no encordarnos. Pronto partió nuestro grupo bajo la luz de una brillante luna llena que mostraba negras hendiduras y grietas al fondo de las cuales parecía no llegar la luz de nuestras linternas frontales. Había grandes bloques de hielo por doquier que proyectaban largas sombras, pero todo ello irresistible en magnificencia. A medida que ascendíamos se apreciaban las luces de Quito, hacia el norte, y hacia el sur la negra silueta del Chimborazo. No se oían palabras. Cada paso, cada golpe de nuestros grampones, entre el hielo y la nieve, era romper un hechizo. Jordi marcaba los tiempos de trabajo y ascenso y casi sin darnos cuenta, aunque con cansancio, estábamos llegando a las 6 de la mañana a la cumbre del Cotopaxi.
jaime suárez
Chimborazo; cráter, escenas en la cumbre con Jordi  y el retorno

Habíamos demorado cinco horas en superar el desnivel de 1.100 metros de altura que separan el refugio de la cumbre, y el regalo de la magnífica vista que se nos brindó, luego de la dura ascensión era premio más que suficiente. Un sobrecogedor cráter de unos 800 metros de diámetro forma el cono de cumbre y nos encontrábamos en un labio superior del mismo. Acercándonos un poco a él y tratando de mirar en su interior contemplamos una profundidad de unos 300 metros.
El sol, que estaba saliendo, había comenzado a iluminar el Chimborazo, mientras que la vista de Quito iluminado iba desapareciendo entre la bruma del amanecer.


Comenzamos, luego de las inevitables fotos y filmaciones, la bajada. Íbamos cruzándonos y dando ánimo a las diferentes cordadas que ascendían lentamente, formando interrumpida carabana de montañistas. Era ese día muy fuerte el espíritu de cumbre. Todas llegarían.
El día no podía ser mejor. El recuerdo del ascenso imborrable, y se ampliaría con el del suculento y sabroso almuerzo ecuatoriano que incluía choclo y nos esperaba en “El Boliche”




Mendoza, julio de 1994.-
Jaime Suárez


14 octubre, 2008

VOLCANES EN GUATEMALA







PACAYA Y ACATENANGO

por Jaime Suárez 

ascensos realizados en Junio de 1995

PACAYA 2.552 m

El volcán Pacaya de 2.552 metros de altura se encuentra en el departamento de Guatemala, muy cercano a la ciudad capital. Es un complejo volcánico en el que sobresalen dos conos, uno de ellos activo.
Éste se ha mantenido en constante actividad durante los últimos 25 años, habiéndose producido durante nuestra estadía y ascensión un aumento de la misma que motivó fuera declarado en situación de alerta.

El 3 de Junio de 1995 salimos desde la capital de Guatemala, hacia la cumbre del Pacaya, un grupo formado por miembros de la Federación Nacional de Andinismo de Guatemala, la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada, la Federación de Andinismo de Chile, el entonces Mayor José H. Hernández del Ejército Argentino y el que suscribe. Nos trasladamos en un ómnibus de la Federación de Andinismo de Guatemala hacia el sur y luego de más de 35 kilómetros y de atravesar caminos de terracería llegamos a la aldea de San Francisco de Sales, situada al lado noroeste del volcán, donde quedó el vehículo. El volcán debe su nombre a la población cercana de San Vicente Pacaya. La pacaya es un palmito comestible (su nombre proviene del quiché) que abundó en la región.

Desde la localidad donde arribamos –en la que se notaba cierto nerviosismo- observamos las arrítmicas erupciones del volcán, que desde su cono activo emitía constantes bocanadas de fuego y piedras incandescentes, que por instantes cubrían a un amplio sector de su falda, de luminarias rojizas que luego pasaban al negro humeante.
Partimos desde el pueblo y luego de atravesar durante una hora una tupida zona selvática, llegamos al lugar denominado “la meseta”; en una parte un poco más plana. Arriba de la misma se observa un sitio llamado “monumento” en que se suele observar mejor las erupciones. Mirando hacia la parte inferior de este lugar, hacia sus costados, se podía apreciar un largo perfil, desnudo de vegetación en algunos casos, y en otros, flora destruida por la acción del calor de la lava volcánica en su paso. Desde “el monumento” continuamos cumbreando filos hasta acceder al pie del cono “no activo” por llamarlo de alguna manera. Allí ya pisamos restos de escoria, mezclada entre la arena y las rocas, que junto a restos de lava apagada dificultaban nuestra ascensión, por lo que recién al cabo de media hora pudimos llegar a la cumbre.
Estábamos en la cota de los 2.552 metros, en la cumbre del cono inactivo, gemelo en estas circunstancias del activo cráter que se encuentra a su lado. El eruptivo en algún momento de sus erupciones termina “explotando” bajando dramáticamente su altura, la que luego va recuperando paulatinamente al irse depositando material erupcionado, que centímetro a centímetro lo hace volver a subir.
La actividad fumarólica es fuerte, constante y explosiva, con lanzamientos de escoria incandescente hasta grandes alturas que caen sobre el mismo cráter o en los alrededores.



Volcán Pacaya



Mientras observamos y fotografiábamos toda esa actividad y belleza natural nos vemos obligados, por un aceleramiento y mayor fuerza del proceso eruptivo, a descender urgentemente. El Pacaya, una de sus jorobas en erupciónHabía comenzado a caer material ígneo, piedras y cenizas muy cerca nuestro. Encaramos el camino de descenso más directo alejándonos de los trazos de fuego que emanaban del volcán. Nuestras linternas frontales trazaban nervioso zigzagueo entre las escorias y restos de troncos quemados y aún erguidos, hasta por fin llegar al bosque y al pueblo. Pero ahora sólo acompañados por los ruidos de las erupciones del Pacaya. Algo de equipo quedó en el camino, pero nadie dijo nada. Fue una suerte haber salido sin rasguños de esta aventura. Fue un regreso bastante conversado y casi sin bromas.






ACATENANGO 3.975 m

Se Encuentra ubicado entre los departamentos de Chimaltenango y Sacatepéquez, cercanos a Antigua Guatemala. Está constituido también por dos picos, siendo el pico sur la cumbre principal con 3.975 metros, mientras que el pico norte, denominado Yepocapa o Tres Marías, tiene 3.800 metros. Es el tercer volcán de Guatemala por su altura.
El mismo grupo y entidades que subieran el Pacaya, partió el 5 de Junio nuevamente desde la capital de Guatemala, por la carretera Panamericana al Occidente, hacia Antigua, siguiendo luego hacia el pequeño poblado de Soledad, el que dista a unos 70 km. del punto de partida.
Este volcán es visible en días claros desde la capital y es uno de los más hermosos de este país centroamericano. Tiene en sus faldas sembradíos de maíz, habas, arvejas y a medida que se asciende comienza el bosque tropical que incluye pinos, ya que se va convirtiendo en una montaña fría y húmeda.




Atravesamos durante casi una hora diversos plantíos donde imperaba el maíz y que eran superficies ganadas al bosque, el que pronto encontramos. Atravesarlo fue una lenta tarea ya que se caminaba por un estrecho sendero que a veces era cubierto por la vegetación. Por fin llegamos, dos horas más tarde, a una meseta natural rodeada de pinos, donde por lo avanzado de la tarde se convirtió en el lugar ideal para el armado de nuestro campamento. Este sitio se conoce como “El Conejo”.
Pernoctamos con algún que otro inconveniente que no viene al caso de este relato.
A la mañana siguiente, bien temprano, iniciamos el ascenso hacia la cumbre. Se siguió atravesando el bosque durante más de una hora y media, hasta que comenzaron a aparecer claros en la vegetación que nos daban la indicación que pronto desaparecería ésta. Media hora más tarde y ya pisando arena volcánica llegamos a la primer cumbre, el Yepocapa, con sus 3.800 metros, donde pudimos apreciar desde su cruz de cumbre y mirando el objetivo, los impresionantes cráteres que descansan en la falda de la principal cumbre del Acatenango.

Ése cono, de impresionante vista, fue cubierto por materiales arrojados por su vecino el volcán Fuego. Hacia la cima principal nos dirigimos, pasando, apenas bajada un poco la primer cumbre, junto a un refugio de la Federación de Guatemala.
En 40 minutos más superamos los 176 metros de diferencia de altura y el aproximado kilómetro de distancia que nos separaba del objetivo, llegando a la cruz de cumbre del Acatenango.





La vista desde allí era realmente impresionante, pudiendo apreciarse casi toda la cadena volcánica, inclusive las cimas que comparte frontera con México, también al volcán Fuego y al anteriormente ascendido Pacaya.
La cima se observa como un cráter cubierto, probablemente también por el vecino Fuego, denominada “El Boquete” . Luego de permanecer mucho tiempo en la cumbre, bajamos rodeando los cráteres y unas tres horas más tarde nos encontrábamos sobre el camino de tierra esperando que viniese el micro de la Federación de Andinismo a buscarnos.
Quedaba, al menos en nosotros los argentinos, toda una nueva y peculiar concepción en cuanto a ascensiones, que no habíamos siguiera imaginado, a pesar de haber accedido a cumbres en México y Ecuador. En montañas comprendidas entre los 3.000 y 4.000 metros, habíamos pasado de verdes campos a zonas cultivadas,
a atravesar espesos y casi vírgenes bosques tropicales con toda su característica flora y fauna, luego a terrenos de sedimentación volcánica de dificultoso ascenso, hasta por fin llegar a cumbres cráteres con emanaciones y a veces son situaciones de mucho peligro por las erupciones.
Lo importante era saber que cada metro que ascendemos en un país americano es un paso más para la integración de nuestro continente y un valor más en nuestro entorno en la lucha por la defensa del medio ambiente.


Si van a Guatemala...¡No dejen de ir a TIKAL!!!



HUAYNA POTOSI


Huayna Potosí - Bolivia



HUAYNA POTOSI
6.088 m

ascendido en Junio 1996

por Jaime Suárez

Corría mayo de 1996 y nos encontrábamos en Bolivia miembros del Club Andinista Mendoza, junto con varios amigos de federaciones americanas y de la española de montaña.



La Paz - Bolivia. Foto Luis Mut


Realizamos, aunque ya la altura de La Paz -3.650 m- lo había logrado, una aclimatación ascendiendo los cerros Chacaltaya -5.300 m- donde se encuentra una bella y altísima pista de esquí, con cada vez menos glaciar- y La Paloma (5.390 m).
Al día siguiente partiríamos bien temprano, en un vetusto micro, para acometer el ascenso al Huayna Potosí (en aymará significa joven cerro) en una expedición que nos demandaría dos días. Había escuchado otra definición que significaría joven tronador, tal vez en quechua.
Arribamos al refugio existente en la base del Huayna Potosí, junto a un precioso lago de deshielo, donde nos recibió el amigo boliviano y gran montañista, Hugo Berríos.
Pronto, luego de las consabidas indicaciones, partimos en una cansina fila india, cresteando un sendero a la vera de glaciares, y luego sobre ellos, hacia el que sería nuestro primer campamento en el Campo Argentino, a los 5.200 metros de altura.
Allí armamos nuestras tiendas. Y preparamos comida y bebidas para recuperar fuerzas. Luego de un apacible descanso, partimos a la madrugada del día siguiente, con las linternas frontales encendidas, para acometer la cumbre. Poco a poco fuimos tomando altura. Superamos dos pasos un poco delicados y tras un largo transito que rodeó algunas profundas oquedades en el hielo, alguna de las cuales mostraba superpuestas capas y estratos de hielo de muchos pasados años, tras cinco horas, y siempre sobre nieve, usando cuerdas y grampones en muchas oportunidades, llegamos a la cima.




Huayna Potosí, ascendiendo...
Hubo algunas caras insatisfechas al ver que había un “poco” más de hielo hacia un sector más alto. Una larga y afilada cornisa proyectaba la cumbre hacia un sector de absoluto vacío. No dudamos en encararla. Bajo el musical sonido del clavado de nuestras piquetas, y los gritos dando seguridad con la soga, llegamos hasta el punto en que ya no se podía continuar al bajar la fina cresta de hielo hacia el lado opuesto.
La vista de montañas en los 360° y con nevadas y lejanas cordilleras, era total. El paso de un avión a hélice en el valle, por los 5.000 metros de altura y del que contemplábamos su techo, no dejó de darnos idea de la magnitud de altura a la cual nos encontrábamos.
Estábamos en la cumbre del Huayna Potosí, a sus 6.088 metros, pero los abrazos serían al regresar al sector anterior, un poco más seguro en cuanto a espacio. Así lo hicimos con Jordi, Joan, Tato, Daniel y varios camaradas más.





Cumbre del Huayna Potosí 6.o88 m - 1996



Ahora el regreso, con tanto cuidado como el ascenso.
¡Cómo me gustaría saber hoy, 12 años después, el estado de toda esa masa de hielo y nieve cumbrera! ¡Se nos está derritiendo nuestro bello planeta!

Lamenté haber sacado pocas fotos, pero si realicé una filmación de todo el ascenso. Quedan más comentarios en ella.




EL CONDOR




NEVADO VOLCÁN EL CONDOR

ascendido el 26 Enero 2008




Las Grutas


Campamento Alex – 1 de altura









Expedición realizada desde el 19 al 30 de Enero de 2008.
Fecha de cumbre: 26 de enero de 2008.
FICHA DE ASCENSO:
VOLCÁN NEVADO EL CONDOR (Catamarca – Argentina)
6.430 m. por GPS
Integrantes de la expedición:
Magguy Acevedo, Lis Sable, Jaime Suárez, Hans Siebenhaar.

Cumbre alcanzada:
Cumbre Norte (Museo Seismiles). Una de las dos principales cumbres. Está también la sur un poco más alta tal vez. Son las principales cúspides que, en torno a cráteres ocluidos por piedras y nieve, sobresalen en este nevado.

Altitud cumbre alcanzada:
Oficial 6.373 m.s.n.m. IGM 6.430 m. por GPS. sobre el nivel del mar.

Ruta:
Vertiente oriental, denominada “ruta de los martirios, por lo trabajoso de la misma.

Ubicación:
Esta montaña se encuentra en el noroeste de la provincia de Catamarca, en territorio argentino, en la posición 26°37´559 Sur y 68°21´ 833 Oeste.

Época más adecuada de ascenso:
Prácticamente la mejor época va de Octubre a Marzo. Por estar en zona aún bastante inaccesible no es conveniente toparse en el desarrollo de la expedición con ninguna nevada.

Dificultad:
De alta montaña. Es imprescindible una buena aclimatación y también experiencia previa en altura, en marcha a gran altitud y conocimiento de Los Andes. Hay que llevar grampones, ya que se presentan glaciares en la ruta.

Equipo:
Tienda de altura. Hornillo y combustible o gas suficiente. Abrigo de Alta Montaña. Parka y bolsa de dormir de altura. Guantes y mitones, zapatos dobles, grampones, bastones, gorro, gafas U.V., GPS. Llevar agua abundante considerando donde se hagan los campamentos de altura.

Acceso:
Ya en la provincia de Catamarca, se arriba por la ruta al Paso San Francisco - ruta 45 - hasta el control de Gendarmería en el Paso Fronterizo de Las Grutas. Se amplían detalles en el relato.

ASCENSO A EL CONDOR – Cumbre Museo Seismiles
26-1-08 – CATAMARCA – ARGENTINA - Datum,WGS 84
Cumb. MUSEOSEISMILES -26,37.559,-68,21.833,

OJOS DEL SALADO

Ojos del Salado, desde la cumbre del Walter Penck



EXPEDICIÓN AL OJOS DEL SALADO
1991

ascendido 1991

Ingresando desde Chile, ascendiendo desde el Retén de Carabineros.(relato en preparación,  hay película filmada)









RUTA ARGENTINA AL OJOS DEL SALADO

La ruta por el Río Cazadero pasando por Aguas Calientes la señalaron Vicente Cichitti, Alfredo Magnani e Ignacio Granero. Es conocida como ruta por Aguas Calientes. El primer ascenso por ella la realizó Mathias Rebitsch en febrero de 1956
Desde Cazadero, Quemadito, Aguas Calientes
Datum, WGS 84


CAZADERO -27,26.387, -68, 7.315, 3459
DESVIO a), -27,23.797, -68, 8.278, 3488
DEV-QUEMAD b) -27,22.933, -68, 8.456, 3498
QEMADITO -27,22.348, -68,13.502, 3653
MARCHA 2 -27,21.468, -68,15.586, 3751
CURVA -27,20.885, -68,15.624, 3778
CHORRO -27,20.490, -68,16.489, 3828
MARCHA 3 -27,20.830, -68,18.461, 3839
LA JUNTA -27,20.689, -68,20.504, 3962
CURVA 1 -27,19.139, -68,20.183, 4106
CURVA 2 -27,18.864, -68,20.267, 4124
AGUAS CALIEN -27,18.287, -68,21.112, 4319
AGUA VICUÑA -27,11.915, -68,25.762, 4949 (llegar con agua)
PORTEZUELO -27, 9.975, -68,27.581, 5551
ARENALES -27, 9.062, -68,29.723, 5350
CAMP-1 -27, 8.537, -68,30.551, 0,0
CAMP-2 -27, 7.699, -68,31.610, 0,0
CUMBRE -27, 6.575, -68,32.486, 6879



Refugio Quemadito, cercano a Cazadero, a unos 12 Km de la RN60

jaime suarez



El Chorro

jaime suarez




Campamento en Aguas Calientes


jaime suarez

GEMELOS

El Gemelos desde el campamento base

GEMELOS

ascendido el 9 Febrero 2005


6.196 m.s.n.m.

Realizada desde el 3 al 10 de Febrero de 2005
Ubicación:
Esta montaña, se encuentra en la República Argentina, en la provincia de La Rioja, en la posición S 27°51´416 y O 068°54´586.
Altitud:
Por GPS, 6.147 m sobre el nivel del mar; por mapa del IGM, 6.196 m.
Fecha de cumbre:
9 de Febrero de 2005.
Nombre de la Ruta:
Gladiadores.
Ascensos:
Nuestra expedición fue el 3° ascenso que coronó esta cumbre, Johan Reinhard –EEUU- y Alexander Von Götz –Alemania- fueron los anteriores; y se constituyó en la primera nacional.
Época más adecuada de ascenso:
Noviembre a Febrero.

De alta montaña. Imprescindible buena aclimatación. También experiencia previa en altura, en marcha a gran altitud y muy buen conocimiento de Los Andes. Se presenta dificultad al ascender los últimos 200 metros de altura del morro de cumbre. Hay que llevar grampones, aunque no se usen, ya que según el año por una nevada imprevista al inicio o fin de temporada se presentan glaciares en la ruta, especialmente al final. Es fundamental la buena aclimatación.
Equipo:
Tienda de altura. Hornillo y combustible o gas suficiente. Abrigo de Alta Montaña.
Parka y bolsa de dormir de altura, zapatos dobles, grampones, bastones. GPS.
Agua:
Hay que llevar al menos, en el vehículo, 10 litros de agua por persona.
Acceso:
Ya en la provincia de La Rioja, se arriba hasta la Laguna Brava, desde allí hasta el Río Salado, desde donde se enfilará paralelo a él hacia el Norte. Los detalles de acceso e itinerario se citan en el relato.

Objetivo Gemelos....

Los Gemelos, nombre que seguramente no verán figurando en ningún mapa, se encuentran en la provincia de La Rioja, a casi 10 kilómetros al sur de la frontera con Catamarca y a 20 kilómetros al este de la frontera con Chile. Forman parte de las cumbres casi ignotas que aún quedan en nuestro país. Son dos conos casi semejantes, el Norte y el Sur, separadas sus cumbres por un kilómetro y medio de distancia. La Norte, que es la más alta, tiene unos 50 metros más que la sur, y posee a su norte una antecumbre 100 metros más baja de la cual esta separada por un collado que desde los 5.950 metros desciende con glaciares hacia los costados este y oeste. Desde la parte superior de este collado se accede a la cumbre.
Gemelos es el final de la Sierra del Veladero. Esta sierra nace más arriba de la Laguna Brava y se extiende de Sur a Norte por unos 26 kilómetros. De este sistema la cumbre del Veladero, el Reclus y Gemelos son las principales montañas, pero a pesar del mapa, parecieran estas dos últimas ser independientes de la Sierra.
Se propuso como objetivo, considerando que era una montaña con poquísimas ascensiones dentro de una zona muy virgen aún en exploraciones. El único impedimento que veíamos era tener que dejar seguramente las camionetas por varios días en alturas cercanas a los 5.000 metros con los consiguientes problemas ocasionados por el frío en los líquidos y combustibles.
Partimos desde Mendoza a La Rioja, el Jueves 3 de Febrero a las 8 horas y al mediodía almorzábamos en Villa Unión, donde llenamos totalmente los tanques de combustible. Desde allí seguimos el asfalto hasta Vinchina y luego por camino consolidado, con trazos de asfalto, hasta llegar al puesto de control de la Reserva de la Laguna Brava, en Alto Jagüe, donde una vez más Don Cirilo Urriche, tras los pertinentes y afectuosos saludos, procedió a cobrarnos el ingreso al parque. Era de 15 pesos por vehículo y 10 por cada persona transportada. Igual siempre es conveniente consultar por variaciones que se pudieran producir.

Es agradable contemplar poco antes de llegar a Alto Jagüe, la magnitud de la bella silueta del Bonete Chico ( 6.759 m) hacia el noroeste, y poco más adelante, mirando hacia el Sudeste, el níveo perfil del Famatina y su principal cumbre el General Belgrano de 6.107 m.

Pasadas las 17 horas arribamos al refugio de El Peñón, inevitable lugar en el que a sus 3.600 metros de altura comienza la aclimatación de la expedición. Armamos nuestras carpas en un costado del refugio, respetando una lógica distancia con las tumbas existentes de las que ya no queda vestigio visible, que las indiquen. Prendimos y alimentamos un pequeño fogón en el interior de la vieja construcción y procedimos a preparar una suculenta cena. A la mañana pudimos apreciar, cercano a nuestras carpas, un zorro de precioso y brillante pelaje buscando comida.
Cerca de las diez partimos hacia la Laguna Brava. Una vez en ella nos arrimamos a su borde para tratar de acceder, a los restos del avión que en ella aterrizó años atrás, y que se encuentra casi en la parte opuesta. Pero el nivel del agua salada que nos llegaría hasta las rodillas, nos desanimó. Continuamos viaje pasando frente al refugio de la Laguna Brava (del destapadito), contemplamos la majestuosidad del Bonete, el Pissis, el Reclus y la Sierra del Veladero, luego superamos el refugio del Veladero (S 28°13´467 y O 68°55´263, 4.395 metros ), hasta finalmente llegar al de Barrancas Blancas, donde pensábamos pernoctar, pero un ofrecimiento de los operarios de un cercano obrador, a quienes habíamos ayudado en una reparación liviana de su camioneta, nos permitió dormir bajo muy buen techo. Nuestra posición S 28°10´416 y O 69° 08´692, la altura 4.050 metros, casi unos 500 mas alto que el Peñón, nos venía muy bien para nuestro plan de aclimatación. Como siempre, una vez ubicados en un campamento, procedemos luego a paseos y ascensiones en los alrededores. Más tarde fue muy agradable disfrutar de una buena cena, que pudimos preparar cómodamente y de la hospitalidad que nos fue brindada. Partiríamos a la mañana siguiente al encuentro del Río Salado.

Salimos al día siguiente a las 9,30 horas, poco más allá de 8 kilómetros llegamos al Río Salado, comenzando nuestro rumbo hacia el norte siguiendo su cauce. En la posición S 28°03´457 y O 69° 09´419 por sobre los 4.140 metros y a poco más de siete kilómetros de haber seguido el río encontramos el desvío que tras unos cinco kilómetros de marcha, hacia el oeste, no ubicó en el “volcancito”. S 28°01´380 y O 69° 10´994, en los 4.210 metros.
jaime suarez
El Volcancito
Esta formación es este resultado de una curiosa y constante erupción de agua que ha ido forjando a lo largo de muchísimos años esta forma cónica similar a un volcán. Fluye en su centro y hacia la superficie, seguramente con alguna temperatura, pero al llegar el agua a la orilla no se puede apreciar calor alguno. No se ve el fondo, que se adivina sumamente profundo.
Retornamos a la posición del desvío y encaramos nuevamente nuestra marcha al norte. Muy pronto nos separamos del cauce del Río Salado y avanzamos entre montañas que nos separaban del río por un lado y del límite con Chile por el otro. Antes de la Quebrada Seca Norte comenzamos a ver hacia el Este los perfiles de la parte de atrás del Veladero, el frente oeste del Reclus y Gemelos
jaime suárez
jaime suarez

Gemelos, desde la huella paralela al Rio Salado


y la pared sur del Pissis. Continuamos nuestro avance por una huella con alguna que otra dificultad causada por aluviones hasta llegar a S 27°48´172 y O 69°02´640, en los casi 4.600 metros donde desviamos rumbo a Gemelos, cruzando los flacos hilos superficiales que conforman en esa planicie el río Salado. De haber continuado la ruta hubiésemos salido al Valle Ancho, para pasar por la faz norte del Pissis y terminar saliendo en Las Coipas, sobre la ruta al Paso San Francisco, ya en Catamarca.

El campamento base
Desde ahí un abrupto ascenso, en el que debimos utilizar el bloqueo y todas nuestras mañas de manejo. Pronto estuvimos en los 4.700 metros sobre piedras flojas y ripio que nos hacían derrapar, hasta que ya sobre una mejor superficie alcanzamos los 4.900 metros. Buscamos desde allí una buena zona descendiendo unos metros hasta un extinguido cañadón o cauce, que descendía de mayor altura, entre dos amplios hombros rocosos. Era el lugar ideal para ubicar nuestro campamento base. La posición 27°47´828 y O 68°59´352, sobre los 4.870 metros, a cinco kilómetros y medio del desvío y a casi once de la cumbre que intentaríamos. Habíamos demorado cuatro horas en llegar.
Armamos una carpa estructural grande que nos daba cabida a todos, ya que pasaríamos dos noches en el lugar y queríamos estar lo más cómodos que fuera posible. En un campamento base, a casi 4.900 metros de altura, solos ante todo y muy lejos de cualquier pueblo o posibilidad de ayuda, es importante mantener una buena comunicación y ánimo. Comimos muy bien, nos hidratamos suficientemente y no pudimos dejar de admirar esa noche un resplandeciente y lechoso cielo colmado de miles de estrellas. Se ven muchísimo mejor que en cualquier ciudad o lugar a nivel del mar. No dejó de preocuparnos la gran cantidad de rayos que se veían muy distantes en alturas inferiores a la nuestra, y casi en todo nuestro alrededor. Esa noche escuchando radio nos enteramos de lluvias muy fuertes en muchas ciudades del país.

Nunca dejaré de resaltar la importancia del adecuado control de los líquidos de las camionetas. A pesar de ser verano, sobre los casi 5.000 metros las temperaturas pueden llegar, especialmente en la hora previa al amanecer, fácilmente a los 20° bajo cero. En nuestra carpa la primera noche llegó a los 12° bajo cero según registraba el termómetro exterior añadido al cierre relámpago de la carpa. Por lo tanto el agua debe estar con el suficiente anticongelante al igual que el gas-oil, el que precipita la parafina e impide el arranque. Desconectar la batería, protegerla con alguna manta especial y resguardar del viento frío al radiador, tapándolo cuanto más se pueda, ayuda más de lo que pudiera suponerse. Cuidado con los arranques prolongados que restan vida a la carga eléctrica y si es necesario esperar a las horas de mayor calor para arrancar el vehículo. Lógicamente, ir en un solo vehículo es exponerse a no regresar. Llevar un juego de cables para conectar baterías.
El domingo 6 teníamos pensado realizar un porteo con los vehículos hasta los 5.500 metros de altura, donde estableceríamos el campamento 1 y regresar al Campamento Base para poder partir el día lunes “ligeros de equipaje”. Las lenguas de penitentes que existían más adelante nos impidieron hacerlo. Ascendimos cerros cercanos para aclimatar mejor y decidimos partir el lunes 7 hacia el Campamento Uno, continuando el plan original, pero con todo el peso a nuestras espaldas. Disfrutamos esa noche de una pequeña nevada.

Hacia el campamento unoPartimos a las 8 y media, con el equipo, carpas y la comida. El sol había empezado media hora antes a dispersar sus rayos sobre un fino manto que había dejado la nieve. Caminamos pesadamente por dos kilómetros y ascendiendo poco más de 100 metros en dirección a nuestra montaña. Un pequeño alto. Cinco kilómetros adelante y habiendo ascendido casi 350 metros mas, apareció un ancho glaciar de altos penitentes de debíamos franquear, no sin cierto grado de dificultad por sus filos y dureza. Nos tomó un tiempo y debimos al final del mismo descansar un buen rato. Seguimos ascendiendo por más de un kilómetro y medio y llegamos a los 5.427 metros y al lugar donde fijaríamos nuestro campamento uno de altura. Buscamos el resguardo de unas grandes piedras que nos protegieran del viento y armamos las carpas. Al día siguiente intentaríamos coronar la cumbre. Fueron unas siete horas de marcha y ascenso. El tiempo parecía mejorar. Nos hallábamos en S 27°49´854 y O 6°54´392, a poco más de 700 metros de desnivel y casi 3 kilómetros de distancia del punto que habíamos presupuestado como el de cumbre.


Hacia nuestra montaña...Las distancias y alturas que manejamos nos posibilitaban intentar la cumbre con un solo campamento de altura y también partir una vez que el sol hubiera aparecido. Eso nos evitaba pasar fríos innecesarios. Salimos el martes 8 nuevamente a las ocho y media de la mañana dejando armadas y bien cerradas las carpas. Llevamos un litro de agua y comida liviana de marcha que incluía algunos caramelos. Luego de cruzar tres glaciares de penitentes, esta vez más pequeños, encaramos el ascenso longitudinalmente por dos largos y pronunciados acarreos, ubicados en la faz norte de la montaña. Por lo trabajoso que resultaba el esfuerzo Hans bautizó la ruta como “de los gladiadores”. El último acarreo nos proyectó a los 5.890 metros. Luego apareció el suave glaciar que descendía del collado que separaba la cumbre norte de su antecumbre, tapizado de una regular superficie que nos permitió colocarnos sin dificultad cincuenta metros más arriba. Habíamos llegado al punto más alto del collado. Encaramos rápidamente a la cumbre norte sobre piedras de buen tamaño que facilitaban el ascenso, a pesar de la inclinación. El esfuerzo se acrecentaba por la altura. Fueron casi doscientos metros de arduo trabajo, pero al final coronamos cuatro personas la cumbre más alta del Gemelos. Eran las 14,30 horas, había sido un esfuerzo de 6 horas desde la partida, pero podíamos ya contemplar toda la belleza de esa parte de la montaña Argentina.
La que Hans denominó ruta Gladiadores había comenzado en el Campamento Uno de altura avanzando de norte a sur sobre la pared norte de esta montaña y sobre la zona de acarreos, luego ascendiendo sobre la pared noreste formada por el glaciar y el cono final.
Ante nuestros ojos sobresalía la pared sur del Pissis que exhibía sus cumbres, su glaciar y en medio de éste el cono de la cumbre Cardenal Samore. Hacia el sur la cumbre unos 50 metros más baja del Gemelos Sur. Más lejos el Reclus y más allá el Veladero. Hacia el este el Bonete Grande y los bordes del cráter de la Caldera del Inca Pillo. Al sud-este toda la mole del Bonete Chico.
Lejos hacia el norte, superando el perfil y entorno del Pissis, el Tres Cruces, el Tres Quebradas, la punta del Walter Penck, los picos que forman el cráter del Nacimiento y la inconfundible silueta del Inca Huasi.
Era un maravilloso espectáculo que disfrutamos por el buen día que nos había tocado de cumbre. Fotos, recoger el testimonio de la expedición de Alexander, que fue la segunda en hacer cumbre, felicitar a Susana por ser la primera mujer y el orgullo de haber sido la primer expedición argentina en coronar esa montaña.


Jaime, Oscar y Hans en la cumbre. Al fondo pared Sur de Pissis



Pasadas las 15 horas comenzamos el retorno. A cada metro bajado, un poco más de oxígeno llenaba nuestros cansados pulmones. Pronto bajamos el glaciar. Los largos y trabajosos acarreos resultaron ahora fáciles de descender y tras tres horas estábamos arribando al campamento uno. A dormir y al día siguiente el objetivo sería llegar a los vehículos, desarmar el campamento base, arrancar nuestras camionetas e iniciar el largo retorno .
Al pasar por la Laguna Brava vimos que, por las tormentas, había aumentado la cota de agua, y lucía orgullosa ahora un mayor tamaño y profundidad.
Comenzaba nuevamente un regreso, que quiera Dios sea el inicio de otra aventura de montaña.

Jaime Suárez
Febrero 2005

jaime suarez

TUPUNGATO


VOLCÁN TUPUNGATO

ENCUENTRO EXPEDICIONES INTERNACIONALES EN HITO FRONTERIZO Y LUEGO EN LA CUMBRE, POR LOS 500 AÑOS DEL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA Y ENCUENTRO DE CULTURAS - 1992


ascendido el 17 de  Enero 1992



        Volcán Tupungato,  desde Argentina. Marzo 2012  foto:Jaime D. Suárez



VOLCÁN TUPUNGATO


            El Tupungato es una de las más espectaculares cumbres de las que son límite entre Argentina y Chile. El lado argentino se encuentra ubicado en el Parque Provincial Volcán Tupungato, que tiene una superficie de aproximadamente 170.000 hectáreas. Este parque fue creado por una ley del año 1985,  que se modificó, ampliando la superficie del parque en el año 1994.
            Su cúspide es contemplable desde distintos lugares de la ciudad de Mendoza, en Argentina, y desde el extremo sur de la Ciudad de Santiago, en Chile. Sus nieves y faldeos alimentan ríos que fluyen tanto para Chile como para Argentina. Faldeos con historias, algunas como el avión inglés que se estrelló en el año 1947 contra la ladera nordeste argentina.
            Algunas publicaciones le asignan una altura de 6.820 metros, pero no sobrepasa los 6.570 metros de altura. Su ubicación es 33° 21,515´S  y 69° 46,224´O. y está posicionada como la decimosegunda cumbre de América.
            El primer ascenso fue realizado el 12 de Abril de 1897 por Matthias Zurbriggen y Stuart Vines, miembros de la expedición Fitz Gerald. Tres meses antes Mattías Zurbriggen había sido también el primero en  ascender y coronar el Aconcagua.

            Según algunos investigadores Tupungato significa “algo que infunde temor o respeto” tal vez esto originado por lo desconocido de este macizo para los antiguos aborígenes y por el carácter volcánico de la montaña. Otra versión es que deriva del vocablo Tupun-catu, que significa “punta de techo”, ya que los indios suponían que las montañas que les rodeaban eran los techos del valle. Otra versión indica que su nombre era Temongacu que en lengua huarpe significaría “observatorio de cóndores” o “mirador de estrellas”


Corría el año 1991, y la UPAME (Unión Panamericana de Asociaciones de Montañismo y Escalada) había resuelto junto con la Federación de Andinismo de Chile y la entonces Federación Mendocina de Montañismo, que posteriormente se convirtió en la Federación Regional de Andinismo y Escalada, realizar un encuentro de montaña en pleno corazón de la Cordillera de los Andes. Precisamente en el hito fronterizo que existe en el Portezuelo de los Vientos, a más de 4.760 m de altura,  en el faldeo norte del Tupungato. Luego del encuentro, un grupo de montañeros intentaría coronar la cumbre del Volcán para conmemorar los 500 años del descubrimiento de América y del encuentro de dos culturas.
En aquel momento las cartas argentinas le daban una altura de 6.800 metros y las chilenas de 6.550. Pero era sin duda una cumbre muy importante para la circunstancia.
Se cursaron así invitaciones a las instituciones de montañismo de América y España.
            Pronto llegaron confirmaciones y participarían de la expedición miembros de clubs de andinismo de Mendoza, Buenos Aires, Chile, México y España. También Carabineros de Chile y Gendarmería Nacional.
            Previo a la expedición, dos semanas antes, con el apoyo de la Jefatura de Agrupación Décimoprimera de Montaña de Gendarmería Nacional, se realizó un vuelo de observación con el avión de Gendarmería Nacional dado que 1991 había sido un año de nevadas tardías, lo que unido a los deshielos de enero, harían más difícil el encuentro, especialmente al considerar los caudales de los ríos a cruzar. Se hicieron todas las observaciones posibles, que se volcaron al programa de encuentro y ascenso.
           
            1° día. La salida
Partieron así el 11 de Enero de 1992, desde Mendoza y desde Santiago dos nutridas expediciones, para cumplir con los objetivos propuestos en la expedición oficial de UPAME. Desde Mendoza lo hicimos 29 personas, que fuimos despedidas desde el departamento de Tupungato por el entonces intendente Arq° Fava y demás autoridades municipales, ejército y gendarmería. Salimos en un Unimog de Gendarmería Nacional desde Tupungato pasadas las 18 horas y arribamos después de las 21 horas al Puesto Santa Clara, donde vivaqueamos y franqueamos la primera noche. Este real se encuentra en las confluencias del río Santa Clara y el río de Las Tunas.

2° día. La caminata
            Al día siguiente, muy temprano, emprendimos la marcha. Nos seguirían los mulares de Don Rómulo Nieto que llevaban nuestra principal carga. Debimos sortear y cruzar varias veces  el Río Santa Clara, que traía un fuerte caudal. Pasamos Tres Quebradas y tras una larga caminata de más de 3 horas, llegamos cerca de las 18 horas al refugio Real de los Bayos, una construcción sólida y fuerte de durmientes de quebracho y rieles de ferrocarril,  a los aproximados 3.250 metros sobre el nivel del mar. Era un sitio ideal para el primer descanso luego de la jornada. Poco después arribaban las mulas.
            Se da la denominación de Real -de origen colonial-, al lugar para acampar donde existe agua, pasto para los animales, leña y algún tipo de reparo a los vientos y el clima.

            3° día. Sin cabalgaduras de apoyo
Al día siguiente, de nuevo continuamos el ascenso, ahora por la Quebrada del Azufre. Durante varias horas sin ningún tipo de problemas salvo el normal cansancio. Pero apareció una desalentadora novedad. En un amplio y largo manchón de nieve, los mulares comenzaron a enterrarse. Comprendimos que no podrían seguir con la carga.
Dejamos lo prescindible, incluido comida, que regresaría con los mulares al Real de los Bayos. Decidimos, con un no disimulado desánimo, pernoctar en el lugar y acomodar la carga que transportaríamos en las mochilas para subirla en nuestros hombros. Restaba un largo trayecto aún. Todo esto nos demoraba un día, pero no podíamos hacer otra cosa. Había que continuar y llegar al punto de encuentro.
    
4° día. Continuamos la interrumpida marcha. Campamento al borde del río.
Con el amanecer, de nuevo la marcha, ahora con carga y tratando de achicar tiempos. Alcanzamos más tarde el portezuelo Santa Clara-Azufre, con más de 4.600 metros. Aunque aún no se lograba ver el Tupungato, pero el paisaje alrededor del portezuelo era indescriptible. Comenzamos un abrupto descenso de más de 1.000 metros que nos introdujo en un angosto valle desde el cual pudimos avistar primero el perfil del Aconcagua, y a la salida en el encuentro con el valle del Tupungato toda la magnificencia del Volcán Tupungato.


Volcán Tupungato, al acceder al Valle del Tupungato y luego de trasponer el   portezuelo Santa Clara-Azufre


Divisarlo, luego de la agotadora jornada, con carga e intentando recuperar tiempo para poder encontrarnos con la expedición que había partido desde Chile, nos provocó hacer un respetuoso silencio. Su majestuosidad señoreaba toda la cordillera. La mezcla del verde del valle, con el marrón de las montañas, la blancura de la nieve y el azul del cielo, producían en nuestros ojos mezclas y tonalidades increíbles.
Para continuar nuestra marcha, debíamos cruzar el río Tupungato, que teníamos enfrente como barrera para continuar. No teníamos mulas para hacerlo. Y no lo intentaríamos en esos momentos ya que su cauce era intenso y se oía en él el continuo arrastre de piedras que chocaban entre sí. Este impetuoso río nace a los pies del volcán y continúa hasta Punta de Vacas, donde se une con el Río Mendoza como uno de los principales afluentes. Decidimos acampar en su orilla.

            5° día. Cruce del Río Tupungato Campamento con el hito a la vista.
            Al amanecer del día 14, el río continuaba con un poco menos de ímpetu por el frío, pero seguía siendo difícil el cruce. Era el día del encuentro de las dos expediciones, a las 12 horas en el hito fronterizo argentino-chileno, y estábamos atrasados.
Ascendimos unos cerros cercanos y tras varias observaciones apreciamos dos puentes naturales de hielo. Uno hacia el norte y otro hacia el sur. Nos dividimos en dos grupos para tratar de determinar el mejor paso y por suerte ambos grupos pudimos, con sumo cuidado y cuerdas,  realizar el cruce. Lograrlo nos insumió más de 3 horas. Continuamos la marcha, con la interna duda de poder llegar al mediodía al encuentro en el hito fronterizo. Traspasamos varios cauces de agua que caían al río y poco a poco nos volvimos a agrupar todos los integrantes de la expedición, aprovechando para almorzar. La continuación del ascenso era ya por glaciares y tratando de recuperar el desnivel perdido el día anterior, para cruzar el río. Muy a lo lejos apreciábamos el hito al lado del cual nos pareció ver personas. Por fin, en un entorno que semejaba un anfiteatro griego, formado por un contexto natural de glaciares, montañas y nieve, y bajo la tutela del hito que se hallaba en su parte superior, exhaustos, armamos nuestro campamento. Eran ya las 18 horas. Aproximadamente estábamos a más de 4.000 metros de altitud. Con la mirada acariciamos el lugar de encuentro al que alcanzaríamos con atraso luego de caminar durante dos días con toda la carga a cuestas. Era una pena no haber llegado a tiempo.
           
            6° día. En el hito fronterizo argentino-chileno
El amanecer del día 15 de enero nos encontró con las mochilas armadas, y listos para salir, aunque recién pudimos hacerlo a las 9 de la mañana. Teníamos un fuerte desnivel de más de 700 metros que nos separaba del hito fronterizo. El clima era muy bueno. A medida que ascendíamos no podíamos dejar de admirar los paisajes que se iban sucediendo. En el último tramo, y con el hito a la vista, nos enterramos uno a uno metros antes al borde final  de la blanda nieve. 


                                Volcán Tupungato, hacia el hito

Tuvimos que ayudarnos mutuamente y hasta extender algún neoprene para tener más superficie de apoyo y poder salir. Alguno tuvo que buscar una bota que se le salió, escarbando en el glaciar, durante un largo rato, y para colmo era de color blanco. 
El encuentro con el hito fronterizo fue pasadas las 14 horas y con mucha emoción para todos. Los andinistas procedentes desde Chile habían llegado el día anterior, y eran los que habíamos visto desde lejos. Nos habían dejado mensajes, banderines y comprobantes. Entre sus componentes se encontraban chilenos, mexicanos y españoles, y las compañeras de UPAME Julia Meza y Maricarmen Peña. El grupo desistió de encarar la cumbre y quedarse a esperarnos por un fuerte y constante viento de altura que les impidió continuar, decidiendo regresar.
En un atardecer imposible de explicar con palabras, el canto del himno nacional, mientras flameaba la bandera argentina colocada en lo alto de la estructura de hierro del hito por nuestros compañeros gendarmes, rompió el impasible silencio que envolvía la cordillera,. Ni siquiera el viento se atrevió a quebrar esos sonidos. Continuamos un poco más tarde el ascenso hasta que a las 17 horas decidimos montar las carpas. Pero unos minutos más tarde de nuestro arribo, llegaban del lado chileno 6 mejicanos y 1 chilena que venían rezagados y dispuestos a continuar hacia la cumbre. Se unieron inmediatamente a nuestro grupo.
Aprovechamos para entregar a la representante de Chile una nota del Intendente de Tupungato dirigida al Alcalde de la Región Metropolitana de Chile, conmemorando el aniversario y el ascenso.

7° día. Hacia Mula Muerta
Había sido una noche muy fría y nos despertamos muy temprano, pero recién el grupo reinicio la continuidad del ascenso a las 10 de la mañana hacia nuestro último campamento, el sector denominado Mula Muerta, situado a los 6.000 metros de altitud. Cerca de las 17 horas estábamos allí armando nuestras carpas. Lo hicimos cuidando que todos los tensores quedaran bien anclados, por si se repetía la situación del fuerte viento que habían soportado el día anterior los montañistas provenientes de Chile. Quedarían así armadas, para cobijarnos y esperar el regreso. Habíamos pensado descansar un día en Mula Muerta, pero nos encontrábamos todos en muy buen estado y sumamente aclimatados, así que decidimos que intentaríamos al día siguiente coronar la cumbre.

8° día. Cumbre y retorno a Mula Muerta
Salimos y cerramos nuestras carpas, a las 6 de la mañana, previo introducir unas piedras en el interior,. Pronto apareció un sector con nieve muy dura y dos de los andinistas que no traían grampones debieron desistir del intento y regresar al campamento. Otro más lo hizo un poco más adelante.  En una pesada canaleta otro montañista más también tuvo que regresar.




 Los últimos 500 metros de acceso a la cumbre son los más críticos y complicados. Y ese día 17 de Enero, entre las 14 y las 14,30 horas, un grupo de 22 montañeros, 13 argentinos, incluyendo 4 gendarmes, 1 chilena, 6 mexicanos, 2 españoles, llegando en pequeños grupos,  hollaba la cumbre del Volcán Tupungato.
Pronto aparecieron estampadas en el libro de cumbre las firmas de los primeros en llegar, entre ellos los gendarmes, y poco a poco lo completaban los demás andinistas.




                 Volcán Tupungato, en la cumbre.  17 de Enero 1992

Muchos lo hacían colocándose más ropa de abrigo. Había comenzado un frío viento y las nubes nos envolvieron. Luego se imponía el regreso. Retornamos al campamento Mula Muerta, con la nieve mucho más dura, lo que hacía más dificultoso el descenso.  Los nubarrones que nos rodeaban nos impedían vernos entre nosotros. Nos costó hallar las carpas, pero lo hicimos entre todos con el máximo entusiasmo ya que anhelábamos algo caliente y un reparador sueño luego de la maravillosa jornada vivida.

            9° día. Cruce del Río Tupungato y campamento
El día 18, sábado, desde los 6.000 metros seguimos bajando. Cercano a los 5.000 metros el grupo de los 6 mejicanos y la chica chilena se nos separaron para regresar siguiendo el trayecto del Río Colorado, hacia Santiago de Chile. Fue una efusiva despedida. Nosotros intentaríamos llegar al Valle del Tupungato, cruzar el río como pudiéramos. El regreso imponía las mismas y rígidas condiciones que tiene el ascenso, pero no nos importaba tanto ya.
No terminaban los inconvenientes, el río traía mucha agua. Los lugares por los que había sido atravesado días atrás no existían ya. Hacía el norte, un gran barranco descendía abruptamente con unos 80° de desnivel hacia el cauce del río. Al final inferior del mismo unas placas de hielo sobre el agua parecían posibilitar el cruce. Sin pensarlo dos veces, nos fuimos tirando uno a uno barranco abajo, y comenzamos a cruzar las placas que poco a poco se iban desarmando y deslizándose río abajo. Por suerte alcanzamos a pasar todos. Habíamos descendido unos 3.000 metros en pocas horas y aunque nuestros pulmones se llenaban de oxígeno nuestros cuerpos estaban muy fatigados. Nuevamente acampamos a la orilla del río. Una intensa luna alumbraba el valle y reflejaba su luz sobre la montaña. Dormimos todos de un tirón.

            10° día. Hacia el Real de los Bayos
Debíamos abandonar el Valle del Tupungato, superar el portezuelo del Azufre y llegar al refugio Real de los Bayos. Salimos en grupos, ya pasadas las 11 horas. Nos costó bastante, por el cansancio, superar los 1.000 metros hasta el portezuelo, pero a partir de allí sería todo bajada.
A las 16 horas los más avanzados ya lo descendían. Habían dejado sus mochilas, para avanzar más rápido y avisar a Don Rómulo y sus arrieros que vinieran con los animales a ayudarnos con la carga.
Todos estábamos a las 20 horas reunidos en el refugio. Don Rómulo había sacado de sus alforjas, como por arte de magia, una gran mortadela y unos salames, que desaparecieron también como por arte de magia en las bocas de todos nosotros. Luego de otro reparador pernocte continuaríamos al día siguiente hasta el Refugio Santa Clara.

11° día. Hacia el Santa Clara
Muy temprano, antes que saliera el sol, y libres de carga, comenzamos la caminata hacia el refugio Santa Clara. Pasadas las 14 horas llegamos y nos acomodamos al lado de nuestras mochilas, charlando sobre los detalles y experiencias de la expedición.
            Aquí aprovechamos para descansar esperando que nos recogiera el vehículo de Gendarmería Nacional, que llegó pasadas las 18 horas. En la hostería de Don Rómulo nos agasajaron con un asado en el que estuvieron presentes las autoridades del departamento y de Gendarmería Nacional.

La misión y el objetivo, con sus detalles de programa, habían sido cumplidos por este grupo de montañeros, procedentes de diferentes países y lugares, que expresaron en las calladas alturas sentimientos por sus países y culturas que se profundizarían en el futuro a pesar de las separaciones de distancias, montañas y mares


            Jaime Suárez. Cordillera de Los Andes, enero de 1992

En recuerdo a Julia Meza Ramírez y Maricarmen Peña Monroy, grandes andinistas y gestoras y promotoras de éste y otros encuentros y que ya no se hallan entre nosotros
           



Nota:
Armar un relato, 20 años después, y con tantos participantes, ocasiona que falten recuerdo de nombres.
En la película del ascenso, aparecemos todos, hasta tiene música propia, un vals canción “Tupungato, mi amor” de Eilán H. Itarte. Es un poco extensa para esta época, por lo que intentaré resumirla, digitalizarla y colocarla en el blog.
Por favor, cualquier participante cuyo nombre haya sido omitido, escribirme para dejar el listado completo.

Participantes
Jaime Suárez,  (ATSC andinismo)
Enzo Vendemmia, Andrés Hidalgo (CUDA)
Ricardo Rubio (CAS)
David Flores, Fernando Santamaría  (Club Andinista Mendoza)
Ignacio Lucero, César Vallejo (CAI)
Luis Unycio (Univ. BsAs)
Juana María Roca, María Lucrecia Roca (CAMercedario)
Inmaculada Rodriguez Arroyo, Jesús Nicolás Sanchez Sanchez (Fed. CL- España)
José Manuel Moreno, Hector Osorio, Eduardo Manrique, Roberto Martínez.   (Gendarmería Nacional)
Manuel Rebeles, Enrique Chaves, Antonio Escobedo, Alejandro Terrones, Ernesto lagunas (México)
Lidia González Vega (Chile)





Julia Meza, Rita Monsalves, Dionisia Robledo, (Chile)
Maricarmen Peña (México)





                                               Volcán Tupungato, faz argentina.





Tupungato. Al costado de la cumbre, foto sin viento. 17 de Enero 1992


















             Refugio Santa Clara. Parte del grupo, esperando el Unimog de Gendarmería que nos trasladaría a la Ciudad de Tupungato.



                   Tupungato,  Mapa de la expedición.  Enero 1992


Información referencial



DISTANCIAS aproximadas, de la expedición. (No teníamos gps en esos años)

Ref. Sta. Clara a Tres Quebradas          15,25 Km
Tres Quebradas a ref Real dl Bayos        4,7  Km
Ref. Bayo a Portezuelo Sta, Clara           7,00 Km
Portezuelo a Salida al Valle Tup.           4,23 Km
Sal.Valle al Hito fronterizo                    10,00 Km
Hito a camp. 6.000                                  4,2   Km
Camp.6.000 a cumbre Tupungato           1,6   Km.

Distancia total a caminar desde Santa Clara a la cumbre Tupungato 47 Km aproximadamente.

Es probable que en el presente se pueda llegar en vehículo hasta Tres Quebradas, o más.
Obtener información actual.





                        La música está en la película!!!