INTRODUCCION



"Tanto si piensa que puede, como si piensa que no puede, de cualquier modo está en lo cierto" Henry Ford


Montañista amigo, con el conocimiento, lo difícil o desconocido se vuelve fácil y accesible. ¡Que poca información teníamos en la decada del 90 y años posteriores, de muchas de las más altas montañas de Argentina y Chile! Algunas veces ascendimos una cumbre que no era la principal y otras tuvimos que dejar la expedición como mera exploración al recién poder determinar, ya al fin de la misma, por donde se debería haber accedido o ascendido! Y VOLVER. Durante años fui informando, con relatos y películas, de los resultados de las expediciones que realizabamos y las he condensado en este blog. Espero te sirvan mis relatos.

Jaime Suárez
jaimesuarezgonzalez@gmail.com

NO QUIERO MINERAS, O SUS CAMPAÑAS DE INTELIGENCIA, ANUNCIANDO EN MI PÁGINA...

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12 octubre, 2008

LAS TÓRTOLAS

LAS   TÓRTOLAS
                                                por Jaime Suárez
ascendido en Febrero 2003


INFORME DE LA EXPEDICIÓN


Fecha de cumbre: 13 de Febrero de 2003.
Ruta: Por Argentina, vertiente Este.

Ubicación:
Esta montaña, Santuario Indígena de Altura, se encuentra en la República Argentina, en la provincia de San Juan, en la posición 29°56´393Sur y 69°54´359Oeste.
Altitud:
6.180m sobre el nivel del mar.
Época más adecuada de ascenso:
Noviembre a Marzo.
Integrantes:
Jaime Suárez, Hans Siebenhaar, Mirta Sarmiento, Susana Miatello.
Dificultad:
De alta montaña. Imprescindible buena aclimatación. También experiencia previa en altura, en marcha a gran altitud y conocimiento de Los Andes. Se presenta dificultad en la escalada al ascender los últimos 200 metros de altura del morro de cumbre. Hay que llevar grampones, aunque no se usen, ya que según el año y/o al inicio o fin de temporada se presentan glaciares en la ruta. Es fundamental la buena aclimatación.
Equipo:
Tienda de altura. Hornillo y combustible o gas suficiente. Abrigo de Alta Montaña.
Parka y bolsa de dormir de altura, zapatos dobles, grampones, bastones. GPS.
Acceso:
Ya en la provincia de San Juan, se arriba hasta Jachal o Pismanta, desde allí hasta Tudcum desde donde se enfilará hacia la Quebrada de Conconta, debiendo superarse el Nevado de Conconta hasta llegar al Río del Valle del Cura. Los detalles de acceso e itinerario se citan en el relato.


Las Tórtolas



LAS TÓRTOLAS

Objetivo Las Tórtolas....

Las Tórtolas o como también se lo llama Tórtolas, que alcanza una altura de 6.180 metros, es límite internacional entre Argentina y Chile, precisamente entre la provincia San Juan y Coquimbo respectivamente. Lo establecimos como objetivo, sabiendo que había muy poca o ninguna información sobre esta montaña, salvo misteriosos relatos recogidos de aquí y de allá, lo que nos sirvió de acicate para preparar una expedición aún sabiendo que la realizaríamos lejos de cualquier ayuda en caso de inconvenientes. Pero ya estábamos acostumbrados a marchar sobre zonas bastante vírgenes de información.
Su ubicación es 69°54’359O y 29°56´393’S. Y si bien su cumbre es el punto limítrofe, se encuentra gran parte del mismo en territorio argentino. Hacia el Sur, unos 30 kilómetros más abajo se encuentra el paso de Agua Negra, que une San Juan con La Serena en Chile. Hacia el Norte se aprecian, a unos 90 kilómetros El Toro (6.160m) y a 170 kilómetros El Potro (5.789 m), éste último visualmente indica la separación entre San Juan y La Rioja. Todos ellos puntos limítrofes internacionales y verdaderos desafíos para andinistas deseosos de cumbres de altura menos transitadas. Hacia el Oeste, desde la cumbre del Tórtolas hasta la Ciudad de Coquimbo, a orillas de Pacífico hay 140 kilómetros de distancia.
Su primera ascensión conocida con posterioridad a la conquista fue en el año 1952 por Edgardo Kaussel y Heinz Koch, desde Chile y descubrieron maravillados una plataforma con pircado de piedras y un manojo de leña. A su regreso al valle vecino oyeron, de boca de mineros, la leyenda de que “en la cumbre se aparecían indios que venían a bailar en un plato de oro”. Del relato de Bión González y Oscar González, que lo ascendieron en Enero de 1956, habíamos extraído que en su cumbre existía “Una enorme pirca de unos 8 metros por cuatro, con muros de contención, que se elevan un metro más sobre la cumbre de la montaña, y en su extremo noreste un enorme atado de leña semienterrada, en el cascajo del relleno”. Encontraron también varios objetos arqueológicos.

Al Tórtolas:
Partimos desde Mendoza el Viernes 7 de Febrero del 2003 a las 8 horas, con Hans, Mirta y Susana en dos vehículos 4x4. Tras superar San Juan, Talacasto, Iglesias y Las Flores, a las 12,30 horas estábamos preparándonos para un almuerzo en el Hotel Pismanta. Desde allí seguimos por asfalto hasta Tudcum y luego por el camino consolidado que conduce a la Quebrada de Conconta ingresamos en ella hasta llegar a un puesto de control. Anteriormente era un control de Gendarmería y en la fecha lo ocupa la minera Barrick. Se alza a los 3.000 metros de altura en la posición 30°05´298 y 69°30´758. Para cruzar el Portezuelo del Nevado de Conconta y transitar por la zona se necesita permiso de paso, que se debe tramitar previamente en la compañía minera. A partir de aquí existen serias medidas de seguridad, que incluyen la firma de un compromiso y la aceptación de control de un banderillero que actúa desde las 9 horas hasta las 16 horas. Mi odómetro marcaba 400 km. de distancia desde Mendoza.
Para ir logrando aclimatación y descansar la jornada, casi dos kilómetros más adelante decidimos armar nuestro campamento en una vega que separaba el camino del borde del río. Eran las 16 horas cuando terminamos de armar las carpas. Estábamos en un buen lugar a los 3.104 metros de altura, en la posición 30°04´744 S. y 69° 31´640 O. Un poco después procedimos a escalar algunos cerros cercanos para ir logrando aclimatación y desentumecer el cuerpo de las horas de viaje.
Despertamos temprano con el ruido del arroyo y controlamos las pulsaciones. Tras un buen desayuno desarmamos las carpas y a las 9,30 reiniciamos la marcha de nuestros vehículos para superar el cordón de Conconta. Pronto se acabó el camino de leve ascenso que acompañaba al río, estrechándose y aumentando el desnivel. A partir de la Quebrada de la Vicuñita apareció una fuerte subida en caracoles hasta llegar al Portezuelo de Conconta, a los 4.880 metros de altura. Un poco antes se puede dar una espectacular mirada hacia el Este observando la magnitud y belleza de toda la Quebrada de Conconta.
jaime suárez
jaime suarez
Es inevitable sacar unas fotografías. Pronto aparece en nuestros parabrisas la cadena central de la Cordillera de los Andes y floreciendo sobre las montañas, el Tórtolas, con una desafiante belleza y un aura de misterio y soledad. La cumbre principal sobresale, desde la vista argentina, como un picacho con bastante semejanza al que le da nombre al Bonete Chico. A partir de aquí hay un suave y largo descenso, y casi al final trazos del arroyo Conconta, que inesperadamente se inician formando algunas manchas de verde pasto, para desaparecer prontamente a través de filtraciones. Esta huella nos lleva al fondo del Valle del Cura, que es tajeado de Sur a Norte por el Río del Valle Del Cura.
jaime suarez
Las Tórtolas, montaña y aves...
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El valle del Cura actualmente se encuentra en explotación minera, y tenía antecedentes de gran cantidad de minas de oro.

El campamento base:
Frente al Tórtolas salimos del camino que sigue con rumbo Norte hacia Sepultura y directamente enfilamos hacia el río del Valle del Cura. Llegamos a su orilla y luego de estudiar el cauce, en el lugar que consideramos el más apropiado Hans constató que el fondo era de piedras pequeñas, lo que facilitaría el vadeo. Con cuidado lo cruzamos primero un vehículo y luego el otro, evitando a la salida del agua unos manchones de barro.
jaime suarez
Río del Valle del Cura.

A partir del río, continuamos hasta la entrada de una pequeña quebrada previa a las que descienden la inmensa y mesética barda que cimenta la falda argentina del Tórtolas. Continuamos por muy mal camino una centena de metros el cauce del arroyo de La Pirca. Junto a un viejo y casi totalmente derruido pircado inca que da nombre al arroyo, estacionamos nuestros vehículos y montamos nuestro campamento base. Eran las 12,40 horas. La altura 3.990 metros. La distancia por odómetro a Mendoza de 450 kilómetros y la posición 29°57´748 S y 69°45´672 O. La distancia a la cumbre en línea recta de casi 15 kilómetros, que deberíamos transitar ascendiendo con nuestro equipo de montaña. Desde nuestro campamento apreciábamos todo el trayecto realizado desde la salida del Portezuelo de Conconta y el tramo de río cruzado.
Armamos carpas y decidimos descansar, la idea era hacer un suculento almuerzo, ya que el cruce del río nos había abierto el apetito. Exquisitos bifes de filet con dos o tres gotas de aceite de oliva en la sartén comenzaron a dar un peculiar olor al lugar. Un tetra mendocino se encargó de ayudar, a alguno de nosotros, a la digestión. Luego una siesta. Para el día siguiente determinamos hacer una avanzada llevando parte del equipo y lograr también mejor aclimatación.
Partimos a las 9 después del desayuno, y a poco más de un kilómetro entramos a la quebrada que nos permitiría ascender en leve inclinación y cómodamente a la parte superior de la barda que tiene casi cinco kilómetros de largo hasta la base del Tórtolas. La quebrada que transitábamos tenía una especial belleza en las rocas que la tachan en su lecho y en sus laderas. Desmembradas por la fuerza de la naturaleza hacen curiosas figuras. Hans la llamó muy acertadamente Quebrada de Dalí. Y así la bautizamos. Tras casi dos kilómetros más de marcha, parte de los cuales nos acompañó observándonos desde lejos un solitario guanaco, ascendimos los 270 metros de desnivel de altura existentes desde nuestro campamento a la mesética superficie. Caminamos dos kilómetros y medio más, ahora sobre ella, hasta cumplir el límite de marcha que nos habíamos fijado, que eran las 12 del mediodía. Llegamos a una gran piedra rojiza, en los 4.337 metros a cuyo pie dejamos comida, grampones, agua y refrescos. Regresamos los casi 6 kilómetros de distancia con bastante hambre y ganas de descansar. Al día siguiente iniciaríamos la salida nuevamente pero ya hasta el campamento uno de altura.

Hacia nuestra montaña...el Campamento 1 Piedras Blancas:
El día 10 de Febrero salimos a las 9 de la mañana dejando 2 carpas armadas y las camionetas protegidas del frío con anticongelantes y mantas. Nuevamente entramos en la Quebrada de Dalí, la fuimos ascendiendo paso a paso hasta comenzar a transitar la superficie de la Barda, hasta la piedra donde dejáramos carga el día anterior. Retiramos los grampones, latas de duraznos y parte del agua, dejando una coca-cola para el regreso. Continuamos ya con mucho más peso en las mochilas hasta el final de la meseta. Allí, apareció una planicie que era el fin del faldeo del Tórtolas y que concluía en un nivel inferior en unos 20 metros al de la barda. Vimos en él grandes piedras dispersas y tras una rápida deliberación nos dirigimos hacia dos grandes y blancas que sobresalían notoriamente y darían el nombre a nuestro campamento.
Llegamos apenas pasadas las 14 horas. La posición 29°56´410 S y 69°50´147 O, y la altura
4.410 metros. Habíamos hecho un desnivel de unos 420 metros recorriendo 9 kilómetros en 5 horas de marcha. Allí montamos nuestro primer asentamiento de altura, debajo de una de las piedras para que nos protegiera del viento. Mirta y Susana en una carpa y Hans y yo en la otra. Almorzamos y luego dimos un pequeño recorrido exploratorio. Una formación rocosa piramidal a la que nos dirigimos, ubicada más al norte, nos permitió descubrir un cauce con cristalina agua que descendía desde uno de los brazos del glaciar principal del Tórtolas. Había agua. Aunque unos centenares de metros más adelante desaparecía entre las piedras. Estudiamos la montaña y la ruta a seguir y decidimos que ese cauce y el brazo de fin de glaciar que lo formaba constituía la mejor ruta para tomar altura en la búsqueda de cumbre. Al día siguiente saldríamos.
Pronto nos metimos en nuestras bolsas y con conversaciones entre carpas o escuchando radio pasamos el resto de la tarde hasta las 20 horas en que cenaríamos. Luego a dormir. La aclimatación obtenida con la marcha nos permitió hacerlo muy bien.

Al campamento 2.
Con sol sobre nuestras cabezas, luego de desayunar y desmontar el campamento partimos apenas pasadas las 9 hacia el brazo de agua por el final del faldeo del Tórtolas. El entusiasmo de emprender ya el ascenso de la montaña nos hacía olvidar el peso de las mochilas. A casi dos kilómetros de Piedras Blancas en los 4.660 metros apareció una formación de pircas.
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Pircado Inca, cercano al viejo camino que cruza desde la parte norte del Tórtolas.
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Estaban algo derruidas y se mimetizaban con las piedras del borde del cauce y de la montaña. Eran unas 5 habitaciones, más o menos redondas, sin trazas de techado. Desde ellas, al mirar hacia el Este, se aprecia perfectamente el acceso al valle del Cura desde el Cordón de Conconta. Toda una estratégica posición. Hacia el Norte se podía seguir un sendero hasta rodear la montaña en el Portezuelo del Tórtolas, zona de paso al país vecino. Tenía el recuerdo de haber leído en el libro “El enigma de los Santuarios Indígenas de alta montaña” de Antonio Beorchia Nigris que la expedición de 1960 del Club Andino Mercedario - que venció al Tórtolas por el flanco argentino -, a 4.900 metros descubrió pircas indígenas con restos de cerámica. Debían ser éstas. Probablemente los doscientos metros de diferencia de medidas se debieran a la relatividad de las mediciones barométricas que tienen más amplitud acorde la presión y según la altura.
Seguimos ascendiendo, muy pronto el fin del glaciar hizo desaparecer el agua que hasta entonces brincaba hacia abajo. Fuimos bordeándolo y en los 5.003 metros de altura decidimos armar campamento.

Campamento 2, Penitentes:
Sólo habíamos caminado 3 horas y media. Pero el haber recorrido casi tres y medio kilómetros, superando un desnivel de 600 metros, nos pareció suficiente para continuar con la buena aclimatación. Era fundamental lograr la mejor aclimatación posible y mantenerla ya que de surgir algún problema sería calamitoso para todos.
Al lado de una formación de penitentes, en la posición 29°56´300 S y 69°51´387 O., montamos nuevamente nuestras dos carpas, no sin un poco de trabajo para nivelar el piso. Hacer un pozo al final de una hilera de penitentes, separando piedras y arena, nos permitió rato más tarde obtener abundante y excelente agua de deshielo. No nos sería necesario en consecuencia derretir nieve. Era una gran satisfacción. Habría más tiempo para hidratarnos, comer (debíamos reducir urgentemente más de dos kilos de peso de nuestras espaldas, representados por dos latas de duraznos en almíbar, trabajosamente ascendidas) y luego descansar cómodamente.

Hacia el 3 de altura:
Doce de Febrero. El frío del amanecer nos hizo demorar un poco la salida. A las 9 y media, ya con el pesado equipo de altura encima comenzamos el ascenso bordeando el glaciar que tenía muchos penitentes y grandes pedazos de hielo de azul brillo que acentuaba más su peligro. A los 5.670 metros, tras larga búsqueda de un espacio lo menos inclinado posible, nivelamos cerca del glaciar, con gran trabajo, dos lugares para nuestras carpas en lo que sería el campamento 3. Inmediatamente comimos livianamente. Habíamos llegado a las 13,30 tras 4 horas de dura subida en las que superamos casi 670 metros de altura y dos kilómetros de distancia. Recogimos con esfuerzo nieve del glaciar en la bolsa de la carpa, para poderla derretir y obtener agua y dado que el sol desaparecería más rápidamente atrás de la montaña, nos metimos pronto en nuestras bolsas de dormir. Restaba esperar la hora de la cena mientras hacíamos nuestra anotaciones y cálculos. Luego a dormir, con un poco más de esfuerzo ya que la altura nos hace despertar varias veces durante la noche.

Hallazgo en la búsqueda de la cumbre:
Decidimos, ese día 13 de Febrero, salir muy temprano, ya que estimábamos el desnivel a ascender en unos 550 metros, en un trayecto de poco más de dos kilómetros hasta la cumbre. Había una fuerte inclinación que podría demorarnos unas 5 o 6 horas, pero no sabíamos con que nos podríamos encontrar. Desde lejos se había apreciado perfectamente el pico final de la cumbre del Tórtolas, pero al acercarnos carecíamos de perspectiva y sólo la flecha del GPS nos indicaba el rumbo.
Partimos, los cuatro, pasadas las 7 de la mañana, (habíamos desayunado un rato antes) dejando armado el campamento 3 y sólo con el equipo, un litro de agua y algo de comida. El amanecer nos flechó intensamente de frío las manos y los pies. El movernos, poco a poco calentaba el cuerpo, aunque sólo terminó de hacerlo el sol un buen rato después de su aparición. Ascendimos en sentido noroeste buscando la parte más alta de las crestas nevadas, evitando el glaciar para no colocarnos los grampones. Buscamos nerviosamente la cresta de cumbre hasta que, ya cerca de la mayor altura del glaciar, apareció hacia el Oeste nuestro objetivo. Florecía majestuosamente sobre un inmenso glaciar, que con una pequeña laguna, tachonaba su base sur. El glaciar se extendía para ascender el abrupto faldeo de la mole hasta casi la mitad de su altura. Había que descender unos ochenta metros, para volver a subir muy por arriba de nuestro actual nivel. Rápidamente vencimos la desazón. Era como subir otra montaña cuando ya creíamos estar muy cerca de la cumbre. Comenzamos el descenso en directo sentido Oeste.
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Tórtolas, cúspide final, y descubrimiento de 2 pircas.

Cuando estábamos a los 5.960 metros, en un pequeño collado que escalonaba el descenso, aparecieron dos pircas rectangulares. Una en mejor estado que la otra al alcanzar sus paredes en algunos lugares más de 60 cm. de altura. En su interior había varios leños para fuego. Desde ellas se apreciaba perfectamente la cumbre. Era nuestro descubrimiento. Estaban sin haber sido holladas o escarbadas desde que fueron abandonadas por los incas.
Vimos varios leños en su interior. El haber buscado la cumbre y equivocar levemente el camino nos había permitido llegar a ellas. Estaba seguro de que no figuran en ningún relato, amén de que no están en la ruta de ascenso desde Chile. La posición 29°56´325 S y 69°53´890 O., estábamos a un kilómetro en línea recta a la cumbre. Pero debíamos seguir descendiendo, para volver a subir. En los 5.920 metros, al pie de la helada laguna comenzó la subida. Nos restaban unos 270 metros hasta la cúspide. Pronto superamos el glaciar y luego fuimos dejando en la fuerte inclinación nuestras fuerzas. Era, entre jadeos entrecortados y descansos, una constante búsqueda por la mejor piedra donde asirse y el lugar que diera mayor seguridad para no derrapar violentamente hacia el glaciar.

En la cumbre
Por fin a las 12,30 estábamos pisando la plataforma de la cumbre. Hay en ella un monolito de unos cincuenta centímetros, de caños de acero con una plaqueta en homenaje a Gabriela Mistral. La posición 29°56´393 S y 69° 54´359 O. y la altura de nuestros GPS 6.195 metros.
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Las Tórtolas, cumbre por la ruta argentina.
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El sol iluminaba toda la cordillera. Hacia el Oeste, en montañas más bajas de Chile apreciamos trabajos mineros viales que circundan en forma de caracol algunas de las pirámides rocosas. Se apreciaba a lo lejos una intensa actividad minera. Hacia el Norte se mimetizaban el Toro, Las Palas y el Potro, no pudiendo diferenciarlos.
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Tórtolas, al fondo la Sierra del Veladero (230 km).
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Pero sí era perfectamente visible el perfil níveo de la Sierra del Veladero que se erguía a 230 kilómetros de distancia y a su Oeste el Bonete Chico. En el Este veíamos la Cordillera de Colanguil, la de Conconta, y también el Nevado de Mondaca hacia el Sur.
Como sabíamos, Las Tórtolas tiene como una de sus más destacadas características, el haber sido coronado con anterioridad a la conquista de América, y así lo prueba, como vimos en su cumbre, la plataforma artificial en forma de trapecio que tiene unos 3 metros de ancho en su lado norte, unos 6 en el lado sur, separados ambos extremos por unos 10 metros de distancia que es la medida de los costados este y oeste. Un santuario de altura de los más explorados por parte de nuestro vecino país, mientras que por Argentina han sido pocas, tal vez la nuestra sea la segunda de las expediciones que lo coronaron. Se encuentra con socavones, agujeros y rastreos, que la han horadado, y prácticamente destruido, realizados por científicos y no científicos. El manojo de leños lucha con dignidad, sobre el costado norte de la plataforma, el paso de más de 500 años desde que fueron depositados por los indios. Ya tampoco quedan trazos de la construcción montada más de cinco siglos atrás. En “nuestra cumbre” la desaparición de la pirca cumbrera era total. Su construcción de bloques de piedra de muchos kilos de peso y grueso espesor no existía. Había sido totalmente destruida y probablemente despeñada para que no estorbase en las excavaciones y búsqueda de hallazgos arqueológicos. Aún, escarbando un poco con el pie aparecen restos de carbono correspondientes a antiguos fogones en la cumbre. En un promontorio de piedras apareció un pequeño cajón de tablas de madera y unos comprobantes dentro de una bolsa plástica. Eran del 28 de Febrero de 2001 de la expedición chilena de Guillermo Handing y del 19 de Marzo del 2002 de una expedición en solitario, también chilena, de Jaime Cartagena. Había habido dos expediciones anteriores a la nuestra, una por año, que pudimos registrar. También al lado de los comprobantes apareció un cortafierros de acero de unos treinta y cinco centímetros de largo, que metí en mi mochila. No se haría más daño con él. Mirta descubrió un diente entre los cascajos y al rato, otro. La ayudamos con Susana y juntamos 30 piezas a pesar de estar diseminadas en un metro cuadrado. Algunas estaban unidas a través de un fino agujero con un alambrito de bronce en grupos de 3 y 4 que formaban, tal vez, parte de un collar o pulsera. Eran demasiado perfectas y al bajar días después descubrimos que eran piezas probablemente de cerámica y modernas. ¡Que absurdo motivo habrá impulsado a alguien a depositarlas allí!. A las 13,30 iniciamos el retorno, encarando el sector sur, que era a pesar de tener grandes piedras, la ruta más segura. A las tres de la tarde estábamos en el campamento 3 de altura. Lo desarmamos y decidimos, a pesar del cansancio, descender hasta Piedras Blancas.

No me cansaré de decir que independientemente de las actividades de santuarios de altura, todo esto es parte de un mudo testimonio de una importante actividad inca de comunicación y control. Las cumbres, en estas alturas, son increíblemente visibles desde grandes distancias pudiendo utilizar fuego y humo para comunicarse no tan sólo entre ellas, sino que con los campamentos base y asentamientos bajos. La leña y los restos de carbono de la cumbre, al igual que los hallados en otras ascensiones y lugares, me lo confirman.
Jaime Suárez
Marzo 2003.
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Meses antes de esta ascensión habíamos realizado una expedición de exploración, durante un fin de semana largo, que nos permitió llegar casi a la base de la montaña, pudiendo ya imaginar las zonas de campamento y la ruta a seguir.
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Me acompañaron a la misma, Susana, Mirta y mi hija Estefanía.
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Tórtolas, Estefanía bajando por la Quebrada de Dali


Tórtolas, un descanso durante la exploración...



Gral. BELGRANO - NEVADOS DEL FAMATINA



jaime suárez
GENERAL BELGRANO - NEVADO DE FAMATINA

ascendido el 8 Noviembre 2002


Bárbara, Susana, Mirta, José y Jaime en la cumbre del General Belgrano, 6.107 metros



Cumbre General Belgrano

INFORME DE LA EXPEDICIÓN DE EXPLORACIÓN Y CUMBRE.

Integrantes:

Jaime Suárez ( U.P.A.M.E) – Mendoza.
Cnel. José H. Hernández (Ejército Argentino)
Mirta Sarmiento (C.A.M.) – Mendoza.
Susana Miatello (C.A.M.) – Mendoza.
Hans Siebenhaar (MZA) – Mendoza.
Alexander Von Götz (CAA) – Alemania.
Bárbara Ortuño (FEDME) – España.
Miquel Rafa (FEDME- UIAA) – España.

Fecha de inicio: 3 de Noviembre de 2002.
Fecha Finalización: 11 de Noviembre de 2002.
Cumbre: Pico General Belgrano.


Inicio de la Expedición:

El motivo de esta expedición era escalar en el Nevado de Famatina a su pico de mayor altura, el General Belgrano de 6.097 metros. Había quedado frustrada su ascensión en una expedición anterior, cuando una tormenta de nieve y viento, que sopló durante 18 horas seguidas, destruyó nuestras carpas, y nos obligó a bajar desde nuestro último campamento, “La Montura”, a escasos 500 metros de la cumbre. En consecuencia y como símbolo del accionar responsable del hombre sobre el ecosistema de montaña, este importante objetivo había sido considerado también para dedicarlo como nuestro al cierre del Año Internacional de Las Montañas.

Partimos desde Mendoza el domingo 3 de Noviembre apenas pasadas las 8 de la mañana. Ibamos con Hans en dos vehículos 4x4, un total de 8 expedicionarios. Enfilábamos nuevamente por la ruta 40 hasta San Juan, luego hasta Jachal y desde allí continuamos hacia Villa Unión. Antes de llegar a Villa Unión y a casi 65 kilómetros de distancia de nuestra montaña, pudimos divisar en el Este, recortado sobre el cielo azul todo el perfil del Famatina. La parte superior, formada por sus principales cumbres, desde el Overo Negro, al General Belgrano, tiene aproximadamente 10 kilómetros de largo. Esta apreciable distancia, unido a su posición separada y aislada de la Cordillera Central de Los Andes, lo hacen ser el centro de admiración de todas las poblaciones que lo rodean, como Jague (a 69 Km.), Vinchina (46 Km.), Villa Unión (53 km.). También desde Chilecito (38 Km.) se aprecia la majestuosidad de sus principales cumbres. Continuando el viaje más adelante pudimos admirar el paisaje de cornisa de la Cuesta de Miranda. Un poco más tarde llegamos a Chilecito y posteriormente mientras transitábamos la ruta asfaltada que accede a Famatina continuábamos apreciando la imponente y solitaria mole de este nevado. Llegamos a Famatina ya pasadas las 3 y media de la tarde y luego de un viaje que nos resultó agradable y rápido.
Famatina:
Nos dirigimos a la oficina de Turismo de este bello pueblo, uno de los más hermosos de La Rioja, que se encuentra a los 1.500 metros de altura sobre el nivel del mar, en la posición S28°56´724 y O67°31´062. Allí nos juntamos con viejos amigos y coordinamos con el director de Turismo los detalles de nuestra expedición y la fecha probable de retorno, incluido un probable regreso por Tres Piedras si las condiciones meteorológicas lo permitían.
Apenas salimos del pueblo a poco más de 10 kilómetros, en S28°51´682 y O67°33´728, desviamos hacia Carrizal en busca del camino que nos llevaría a nuestro objetivo. Queríamos llegar esa misma noche al que sería nuestro primer campamento, en Cueva de Pérez, complejo de habitaciones de un solo nivel, ubicado a los 3.867 metros de altura, a una distancia de 48 kilómetros por huella desde Famatina y en la posición S28°59´977 O67°43´946, y cercano, mediante una buena huella de casi 5 kilómetros, a la mina “La Mexicana”.
Pasamos antes por la Playa del Durazno (2.350 m), la Playa de Araya (2.440m), el pesebre o Portezuelo Blanco (2.670m). Luego el Puesto Los Berros (2.740m), la Rubia o Mina del Ocre (2809m), las Piletas de Ocre en Las Cuevas (2860m) cercanas a la reunión de dos cauces, y el Cajón del Río Amarillo (2885m). Más adelante la Cueva de Medina y finalmente llegamos a la Cueva de Pérez.
Nos alegró encontrarnos allí con Adrián, un guía local que actúa en este Nevado, el que estaba con Nicolás, un cliente de Buenos Aires. Se hizo muy agradable el cambio de conversaciones sobre comunes experiencias en la pasada expedición en este sitio de La Rioja argentina. Ocupamos la mejor habitación, aprovechamos su chimenea que alimentamos con algunos leños existentes y rápidamente, tras comer un pollo asado traído especialmente, desparramamos nuestros cuerpos sobre las colchonetas y bolsas de dormir. Un rato antes Alexander había extraído de su caja de comida un gran trozo de filet, visualmente suculento. Cortó unas rodajas de carne y vertiendo un poco de aceite en la sartén comenzó a preparar su comida. Para nuestro compañero alemán la carne argentina es un circunstancial y sabroso bocado, que repitió durante el ascenso en cada ocasión que pudo y hasta que se le agotó la materia prima. Nos dio una buena idea culinaria para futuras expediciones, pero solamente para campamentos base.
Nuestra idea original era continuar el día siguiente hacia La Mexicana, pero dado que algunos de los miembros de la expedición venían desde zonas adyacentes al nivel del mar como Buenos Aires, Barcelona o Alemania, a los efectos de lograr, dentro de lo posible, una mejor aclimatación, decidimos quedarnos una noche más en este acogedor lugar.
Luego de un reparador y profundo sueño procedimos al día siguiente a recorrer los entornos del lugar. Llegamos así nuevamente hasta la cueva que ocupó el minero Pérez, que da nombre al lugar, que despertó el interés de nuestros compañeros extranjeros.
Más rápido de lo que esperábamos llegó el nuevo anochecer. El día de descanso y aclimatación había pasado muy fugazmente.

Campamento Base, en Mina La Mejicana:
La mañana del martes 5 nos encontró con los preparativos para ubicar todos nuestros equipos y enseres en las camionetas. Hans y yo iríamos conduciendo los vehículos cargados, el resto de la gente haría el trayecto caminando para lograr mejor adaptación a la altura. Debían recorrer libres de peso los casi cinco kilómetros de distancia que nos separaban del próximo campamento, con un desnivel de escasos 570 metros. Partimos todos a las 9 horas. En menos de 20 minutos llegaron los vehículos, a pesar que cuando intentábamos superar los 2000 revoluciones comenzaban a toser nuestros motores. Un mal gas-oil que vaya a saber que adulteración tendría, y a pesar del anticongelante colocado, había precipitado su glicerina y entorpecía la normal combustión. No deberíamos volver a cargar combustible en la última estación de servicio en la que siempre lo hacíamos. ¡Como se siente la falta de controles en nuestro bendito país!.




Esta antigua y explotada mina de oro, que ya se conocía muy bien en la época del dominio inca en la zona, fue explotada también durante la dominación española y fue recién a partir de los primeros años del siglo pasado en que se convirtió en un centro de febril actividad minera. Actualmente se encuentra en estado de total abandono. Sólo se cuida que no sea saqueada o deteriorada por los circunstanciales visitantes, que acceden a escalar sus montañas aledañas, en periplos de moto o en travesías de 4x4.





La Mina La Mejicana sería nuestro campamento base, donde quedarían nuestros vehículos y pernoctaríamos por una noche. La Posición S29°00´794 y O67°46´440.




Armamos nuestra carpa grande de campamento base, y acomodamos nuestros pertrechos en ella. Luego de almorzar comenzamos a separar el equipo y los alimentos que nos acompañarían en el ascenso al Belgrano. Una vez finalizado esta primordial y elemental actividad nos dedicamos a recorrer el entorno y a visitar, con mucho cuidado, el túnel cercano de una antigua perforación minera en la montaña. Antes del atardecer protegimos el motor, la batería y los líquidos de las camionetas para evitar congelamiento durante el frío del anochecer y la madrugada. Estábamos a más de 4.430 metros de altura.
jaime suárez






Trazo del ascenso desde La Mexicana a La Lagunita





Nuestro programa indicaba al día siguiente, miércoles 6, a las 9 de la mañana partir hacia el campamento uno de altura, en “La Lagunita”.


Campamento Uno, La Lagunita:
El miércoles a las 9 de la mañana abandonamos el campamento base, calzados con las botas dobles, y con las mochilas y el equipo a cuestas emprendimos el ascenso por la zigzagueante senda de largos trazos, que controlan suavemente el desnivel, y que va tomando altura hasta los casi 5.000 metros. Este camino permite, aunque con cansancio, llegar al destino del día. Alguna comida en mal estado había hecho mella en mi estómago y me exigía mayores fuerzas. Apenas accedí a la primera gran cuesta me sentía exhausto. Podía divisar, mientras descansaba, el Cordón de la Llaretas y el Cerro Amarillo. Había sido ése sistema el impensado objetivo de la expedición anterior. Me costaba dar cinco pasos seguidos y llegué al destino del día con mucha dificultad, acompañado primeramente por Bárbara y luego por José. Comenzaría a dosificar mejor mis fuerzas.



A las 15 horas llegamos a La Lagunita. Los últimos doscientos metros de distancia jaqueados por un fuerte viento que nos obligaba a parar la marcha y colocar el peso de nuestro cuerpo sobre los bastones para evitar caer o retroceder perdiendo el equilibrio.




jaime suaréz







La Lagunita - zona campamento




Esta laguna de agua de deshielo de un nivel superior del Famatina, mantiene un nivel de agua , que puede crecer o disminuir a pesar que deja escapar en su extremo un pequeño flujo que desaparece entre las piedras. Este pequeño “oasis” de verdosa-azul agua potable, a los 5.120 metros de altura, se encuentra en S29°00´955 y 67°47´459. Si tiene poco nivel y no se ve que se vuelca flujo alguno de agua, conviene hervirla. Lo ideal es recoger el líquido cuando ingresa a ella. Al atardecer suele comenzar a congelarse. Armamos nuestras carpas en su entorno superior. Me tomé un limón exprimido para armonizar mi líquido estomago y más tarde procedimos a hidratarnos con té y comer.
Realizamos una pequeña reunión, tras observar con detalle el Nevado y el continuo accionar del viento, decidiendo realizar solamente la ascensión a la cumbre Gral. Belgrano y obtener material fotográfico de las demás cumbres.
Pasamos, a pesar del viento, una estupenda noche, y en las conversaciones, cuando despertábamos para tomar agua, deseábamos que llegara pronto el amanecer para encarar el desafío del día siguiente. Tal vez el viento parara lo que nos haría mucho más cómoda la subida.

Campamento Dos, la Montura:
Salimos el Jueves, respetando el horario de las 9 al que estábamos tan bien adaptados, aunque con bastante frío, más que el normal existente por encima de los 5.000 metros, pero por suerte con muy poco viento. Partí abriendo camino, por la experiencia de la anterior expedición y con algo de miedo a que se repitiera el malestar del día anterior. Por suerte había logrado regular mi cuerpo a las necesidades del ascenso sin que influyera en ello mi estómago. Una vez que calentamos el cuerpo todo el grupo comenzó a marchar con muy buen paso y haciendo zigzags para vencer la inclinación de la montaña.
Nuestro ascenso superando los casi 400 metros de desnivel y 1 kilómetro en línea recta, demoró entre 2 y media y 3 horas. A las 12 todos estábamos reconociendo los entornos de La Montura.
Este es un excelente lugar, a los 5.500 metros de altura, con un espacio, que aunque limitado, permite montar varias tiendas, y donde se puede terminar de obtener una aclimatación previa al ataque a la cumbre, que queda sólo unos 500 metros más arriba. Pero es barrido absolutamente por todos los vientos que circulan por la República Argentina. No queda, a nuestro criterio, ninguno que no deje su marca en este Nevado tan alto, que se encuentra separado de la Cordillera de los Andes y aislado de protección alguna.
Pronto, y facilitado por descenso del viento, armamos las tiendas y preparamos un buen almuerzo que antes de la una estaba listo. No podía ser mejor la aclimatación. Estábamos leyendo en nuestro GPS 5.520 m.s.n.m. La posición 29°01´162 S y 67°48´025 O.
Había que obtener agua, que ya casi no teníamos. Todos buscamos en un manchón cercano trozos de nieve que metimos en bolsas plásticas para proceder a derretirla mas tarde y cómodamente dentro de nuestras carpas. Pero antes de hacerlo dormimos una profunda y agradable siesta. La rutina de convertir nieve en agua suele ser molesta si no se hace con comodidad. Hay que tener prendida la cocinita a gas, con el cuidado que ello representa ya que es muy peligroso hacer fuego dentro de la carpa y en medio de nuestro equipo y bolsas de dormir. Por suerte mi Tranglia tiene base y protector que permite cocinar casi sin peligro. Por el calor del fuego el hielo o nieve, tras largos minutos de espera, se convierte en líquido. Hay que volcarlo luego con cuidado dentro un termo o de las cantimploras.
Hecho esto preparamos un buen te, charlamos un rato y esperamos que se hicieran las 20 horas para cenar y volver a enfundarnos en las bolsas para dormir. La radio es una excelente compañera para conciliar el sueño. El viento también nos acompañó nuevamente.
Toda la noche había soplado viento, con diferentes intensidades y breves descansos.
Las veces que desperté temí lo peor para el día siguiente. Pero igual lo intentaríamos, aunque nos diera trabajo.
El plan para el nuevo día, era salir a las 8 de la mañana hacia la cumbre principal del Famatina. Nuestras carpas quedarían armadas, aunque con piedras asegurándolas, y esperando nuestro regreso. Había que superar unos 580 metros para poder coronar la cumbre.

La salida a cumbre:
A las 6 y media, tras escuchar la alarma de nuestros relojes, comenzamos los preparativos del desayuno. Debíamos ir bien alimentados. Café con leche y pan con rebanadas de manteca entraron en mi estómago. Luego nos vestimos con el equipo de altura, dos pares de medias, el pantalón rompe-vientos, la parka y el cubrecabezas. Los bastones, guantes recubiertos con mitones, las botas plásticas dobles y en la mochila los grampones, completarían la vestimenta.

La Laguna Turquesa:
A las 8 y quince minutos comenzó nuestra marcha. Tres horas más tarde, luego de superar una larga inclinación, accedimos a una planicie que se extendía más de 150 metros sobre los 5.800 metros ,como peldaño de descanso para acometer la cumbre que nacía a su final ascendiendo unos trescientos metros más arriba.
Caminamos descansadamente sobre esta superficie con muy poco desnivel, que inclusive descendía unos metros, y no dejó de admirarnos una bella laguna que súbitamente apareció ante nosotros. Una de las más altas del mundo, a los 5.820 metros de altura. Su posición 29°00 990 y 67°49´006. El color turquesa de su agua le daría el nombre. Sobre su colorida superficie flotaban manchones de hielo que unían sus extremos laterales y se asentaban en todo su contorno. Tendría unos 160 metros de largo por aproximados 40 metros de ancho. Era un inesperado espectáculo del que no estábamos informados ni teníamos noticias. A pesar de ir empecinados en la conquista de la cumbre, Alexander tomó muestras del agua de la laguna en un estuche de rollo fotográfico.






La laguna turquesa, vista desde un poco más abajo del sector de cumbre



Buscando la cumbre:
Ante nuestros ojos, en todo el frente Oeste, el General Belgrano florecía, como una gran y colosal pirámide. Ésta comenzaba suavemente en su costado sur, ascendiendo hasta alcanzar los trescientos metros de altura, para caer su nivel norte casi abruptamente. Un gran y helado glaciar cubría casi toda su pared este. Había que cruzarlo en diagonal para acceder a la inclinada cresta rocosa que nos llevaría a la cumbre.
El grupo debió separarse, Hans y Alexander no habían traído sus grampones y debieron encarar el ascenso por la parte más abrupta, la que no tenía manchones de nieve. Si bien sería mas trabajosa la subida, también sería más directa. Nosotros colocamos los grampones y con la técnica de posicionar muy bien diez puntas transitamos sobre la espejada y helada superficie con sumo cuidado. Tardamos larga media hora. No hubo ningún espacio de nieve blanda hasta el metro final. Volvimos a colocar los grampones en las mochilas y en una trabajosa lucha contra el viento continuamos el ascenso. Dos horas más tarde estábamos en la cresta final. Hacia el Oeste habían aparecido, atrás de nuestra cumbre, dos grandes moles piramidales. La posicionada al Oeste era el “Gran Riojano”
jaime suárez








y la que aparecía hacia el noroeste de nuestra marcha, el Overo de 5.930 metros de altura. Entendí perfectamente su nombre, estaba tachonada de grandes manchas, constituidas por sectores de piedra, en todo su glaciar sureste. También sobre su sector oeste, y se adivinaba igual diseño por su parte norte. Estas manchas son similares al pelaje de los caballos overos. En unos veinte minutos ascendimos un morro final que supusimos la cumbre. No lo era, había formaciones rocosas de mayor nivel hacia el Norte. Las fuimos alcanzando hasta llegar a la última de mayor altura. Esa era la cumbre. Removimos las piedras y apareció un sobre plástico con comprobantes de anteriores ascensiones. Eran del 20 de Marzo de este año. De nuestros queridos amigos marplatenses, Antonio, Eduardo, Guillermo y de Adrían de Famatina. No dejó de emocionarme la circunstancia.
Pronto nos juntamos todos en un gran abrazo y tomamos la posición y altura: el GPS indicaba 29°00´812 Oeste y 67°49´626 Sur, y 6.107 metros. Lo mejor era, por el continuo viento, recostarse en las piedras. Procedimos con mucha dificultad, a sacar fotografías. Al Oeste, a unos 2 km el Gran Riojano.



jaime suárez



Desde la cumbre del Belgrano, el resto del Nevado de Famatina, hacia el Norte






Hacia el Norte contemplábamos en plenitud al Overo, a aproximados 3 kilómetros.


A unos 6 kilómetros más al norte de él, veíamos la última cumbre importante del Nevado, el Overo Negro, de 5.791 metros. Hacia el Este, trescientos metros por debajo, a la Laguna Turquesa, y a unos 10 km. de ella el sistema montañoso de 5.000 metros formado por el Patrono San Pedro, con su pirca inca aledaña, que habíamos ascendido y nominado en la expedición del pasado mes de Marzo. Mas allá, y antes de la Sierra de Velasco, veníamos a 30 kilómetros de nosotros el verdor de Famatina y a unos 38 km. la mancha urbana de Chilecito.
Hacia el Noroeste, a unos 150 kilómetros se apreciaban los lejanos perfiles del Veladero y el Bonete.
Pero había que volver. Para evitar transitar el glaciar nuevamente descendimos con cuidado y lentamente por la parte abrupta del pico, hasta llegar a la zona de la Laguna Turquesa, donde hicimos un pequeño descanso. Continuamos luego descendiendo hasta La Montura. Allí nos quedaríamos esa noche para recuperar fuerzas, aunque con algunas dificultades. Por el accionar del viento mi carpa tenía dos parantes rotos y deberíamos distribuirnos con José en las restantes. Pero ese era ya un problema menor, nos arreglaríamos.
Al día siguiente antes del mediodía llegamos a la Mexicana donde José extrajo del sector más oculto de mi camioneta dos brillantes y frías botellas de champán. Había que festejar la cumbre y así lo hicimos poniendo cada uno la mejor comida que tenía. Fue un almuerzo imposible de olvidar, menos aún cuando se mezclaron las burbujas del champán con nuestro abundante y galopante torrente sanguíneo. Suerte que no era mucho el líquido para ocho sedientos andinistas.
Un descanso posterior con la sorpresa de apreciar por parte de Miquel, que es biólogo, la presencia de pequeños crustáceos en el transparente envase de rollo fotográfico en que Alexander tomó muestras del agua de la laguna Turquesa. Más tarde subir el equipo y las bolsas con basura acumulada durante la expedición a las camionetas y emprender el retorno a Famatina y de ahí a Mendoza.
Habíamos cumplido una asignatura pendiente, escalar el Belgrano.





Jaime Suárez







Noviembre de 2002.-

jaime suarez

El Nevado Famatina, su ladera Este, accediendo desde Tinogasta
jaime suarez

El Nevado Famatina, ladera Oeste, desde Villa Unión.



jaime suárez



jaime suárez
Restos de ruinas en la cunbre del General Belgrano. Enviada por un amigo riojano, al que le ruego que me lo recuerde, ya que tuve que formatear el disco y perdí su correo.











EL MANCHAO

ascendido el 7 Abril 2007




ASCENSIÓN AL MANCHAO

CERRO ESCUELA DE LA AMC


Ficha de ascenso:
Expedición realizada desde el 5 al 8 de Abril de 2007.
Fecha de cumbre: 7 de Abril de 2007.
Cumbre alcanzada:
Manchao, principal altura de las cumbres de Ambato, tras superar la cumbre del
Cerro Blanco.
Posición y Altitud:
La posición de esta cumbre es: S 28°15.358 y O 66°02.187
Altura estimada en cumbre por GPS 4.561 m
Ruta:
Vertiente Occidental, partiendo desde Saujil en vehículo hasta Rincón, donde comienza el ascenso.
Acceso:
Usualmente se accede a esta montaña por la vertiente Este, desde Rodeo o Las Juntas. Otra opción es acceder desde el Oeste por Saujil, localidad de la que se llega por la ruta 46.
Integrantes de la expedición a cumbre, por el sector Occidental:
Jaime Suárez (C.A.M.) ) Elsa Abrego, Aldo Vergara (Agrup. Belenista de Montaña)
Época más adecuada de ascenso:
Prácticamente todo el año, con los cuidados de cada estación, y considerando mayor y mejor abrigo en invierno.
Dificultad:
De media montaña. No difícil, aunque su pared occidental es más escarpada y se encuentran dos pasos que hay que superar con sumo cuidado. Experiencia previa en montaña.
Equipo:
Tienda de altura. Hornillo. Abrigo de Alta Montaña. Campera y bolsa de dormir de altura. Guantes, botas trekking preferiblemente altas, bastones, gorro, gafas U.V., GPS. Llevar abundante agua a partir del primer campamento, debiendo dejar un litro en el campamento dos para el regreso.
Trayecto y desnivel:
Ascenso de aproximados 14,5 Km. A pesar que en línea recta hay sólo 9, 5 kilómetros desde donde queda el vehículo. Con dos campamentos se debe superar un desnivel de mas de 2.880 metros desde el pueblo de Rincón a la cumbre.

La Sierra de Ambato se extiende prácticamente en sentido Norte a Sur, por una distancia aproximada de unos 120 kilómetros. Separa la capital de Catamarca -San Fernando del Valle de Catamarca-, que se encuentra en su Oriente, de las ciudades y pueblos que une la ruta 46 como Andalgalá, Saujil, Pomán, que se encuentran en su Occidente. Es paradójico que la distancia en línea recta –separadas por esta sierra- desde Saujil a la capital de Catamarca sea de sólo unos 52 kilómetros y que para comunicarse deban transitarse rutas que van por el norte o por el sur de este cordón, ampliando significativamente en más tres o cuatro veces esa distancia según el recorrido que se elija.
El Manchao con una altura oficial de 4.552 metros y una lectura de GPS de 4.561 m es la mayor cumbre de este sistema de sierras, y su cúspide un muy fino balcón desde el cual se puede apreciar a la distancia toda la belleza de esta provincia.
Al transitar la ruta 46 que conduce a Saujil, -bordeando prácticamente este sistema de sierra-, - puede verse una línea vertical de color blancuzco, que baja desde sector de cumbre y que resalta sobre el resto de la montaña, y que dio origen al nombre de la misma, “el manchao”.
Al igual que en otras importantes sierras que cortan a Catamarca de Norte a Sur, su sector occidental es más seco y escarpado que el oriental.

El Manchao, es una montaña emblemática para Catamarca, su cumbre se admira desde su capital y principales poblaciones,

El Manchao, desde San Fernando del Valle de Catamarca
y también desde muchas y más altas cumbres que desde la distancia la circundan. También al acceder a Catamarca desde La Rioja, por la ruta 38, muy pronto se aprecia, contra el cielo, la sierra de Ambato y también al Manchao, que sutilmente sobresale entre la multitud de precumbres que lo rodean.

Desde la cumbre del Candado, en el Aconquija, el 20 de Julio del 2006, David Lucero, presidente de la Agrupación de Montaña Calchaquí, me señaló con sentido sur a la Sierra de Ambato diciéndome: -Aquella cumbre que sobresale es el Manchao, y a su izquierda está San Fernando del Valle de Catamarca. Te invitaremos al próximo ascenso.
No pasó mucho tiempo y me llegó la invitación para participar en esta expedición. La A.M.C. tiene a esta cumbre que pasa los 4.550 metros de altura dentro de su programa de ascensos en los cursos de montaña. Sirviendo para escuela y aclimatación de los andinistas catamarqueños. Parten en vehículo desde la capital de Catamarca por la RP 4 que conduce a Humaya hasta El Rodeo, a 36 kilómetros de Catamarca y desde ahí, según varias opciones de ruta, con dos campamentos coronan el Manchao.
A la par llegó otra invitación, del amigo Aldo Vergara, andinista de Saujil, para encarar la misma montaña, pero por el lado Oeste, con el propósito de encontrarnos ambas expediciones en la zona de cumbre. La idea nos pareció a todos estupenda y me hizo recordar cuando en enero de 1992, jalonando los 500 años del descubrimiento de América nos juntamos en la cumbre del Tupungato de 6.550 m dos expediciones internacionales de UPAME (Unión Panamericana de Asociaciones de Montañismo y Escalada), una proveniente desde Chile y la otra desde Argentina.

La expedición de la AMC partiría el jueves 5 de Abril desde la iglesia vieja de El Rodeo, pasando por el puesto de los Narváez, el Señuelo, la Confitería y tras una extensa empinada en medio de pastizales hasta Las Tinajas, donde harían el primer campamento. Y desde allí al día siguiente saldrían muy temprano, almorzarían en Campo Grande prosiguiendo luego hasta llegar a Las Minas, donde harían su segundo campamento. A las 6 de la mañana, al día siguiente 7 de Abril, encararían ya sin carga, coronar el Manchao tras unas cinco horas de ascenso.

La expediciónPartimos desde Mendoza el día 4 de Abril y tranquilamente recorrimos los casi 740 km que nos separaban de Saujil, S-28,10.448 O-66,12.746, a los 903 m.s.n.m., donde llegamos al atardecer y nos esperaba Aldo, quién con la proverbial hospitalidad catamarqueña y sin aceptar ninguna excusa, nos hospedó en su casa.
Saujil es un bello oasis, una de las agrestes villas tachonadas con nogales y con agradable microclima, que se levantan a la vera o al final de unos de los ríos que desde las estribaciones occidentales de la sierra de Ambato descienden. Con una población de casi 5.000 almas es una comunidad con deseos de crecimiento.

Jueves 5 – Hacia el objetivo
Nuestra ruta era un ascenso pronunciado, por lo que habíamos decidido compartir alimentos y una sola carpa para distribuir mejor el peso del equipo. Una vez terminados los preparativos y ya pasado el mediodía, partimos en la camioneta rumbo a Rincón. Rincón se encuentra retrocediendo unos pocos kilómetros, con rumbo sur, desde Saujil, y encarando luego hacia la sierra. Esta villa es un bosque de nogales donde pareciera que han metido adentro de él casas y calles. Superamos la plaza y pronto llegamos donde quedaría nuestro vehículo, en la casa de Don Mansilla. Nuestra posición era S-28,13.645 O-66,07.672, a los 1.681 m. Don Mansilla amablemente salió recibirnos, tras abandonar la mesa en la que almorzaba con su familia. Pudimos ver a soslayo que en el televisor del comedor aparecían imágenes del famoso programa “Gran Hermano”.
Luego de los saludos y de solicitarle permiso para la estancia del vehículo, colocamos las mochilas al hombro y resueltamente encaramos la expedición. No nos molestaría el sol, ya que el cielo estaba tapado con nubes altas. Ascendimos pequeñas lomadas de vegetación baja donde sobresalían esporádicos cactus, cruzamos el camino de una solitaria tarántula y poco a poco en cansina marcha tomamos altura. Atravesamos piedras de un ya prácticamente inexistente pircado indígena hasta llegar a Los Arbolitos, donde descansamos. Luego superamos los sitios denominados Comedero, Sombra y Toro, y a las 18 horas estábamos en la zona de Las Casitas, también antiguo asentamiento indígena.




Finalmente antes de las 20 horas llegamos al que sería nuestro primer campamento, Pie de la Cuestecilla S-28,12.811 O-66,04.401, 2.744 m, al lado de un tenue arroyo y al inicio de una empinada cuesta. Fue el último lugar en que pudimos obtener agua. A partir de aquí es conveniente subir con mas de 3 litros de agua cada uno. Habíamos caminado durante casi siete horas 6 kilómetros desde el pueblo, culminando más de 1.050 metros y restando unos 1.800 metros de desnivel hasta la cúspide. El primer día se siente más el cansancio por lo que pronto nos dormimos.

Viernes 6 – Partida hacia el campamento 2
La salida fue a las 9 horas, luego de un comunitario y prolongado desayuno. El ascenso comenzó más pronunciado y también las paradas. Las altas nubes del día anterior estaban ahora a nuestros pies. De a momentos notábamos que transitábamos una zigzageante senda mimetizada entre las plantas, con calzadas de piedra muy destruidas. Fue hecha por la mano del hombre y seguramente tendría su historia desde la época calchaquí e inca y después muy usada con equinos en tiempos de la colonia cuando se buscaba auxilio o apoyo desde Belén o Pomán con el valle de Catamarca, y posteriormente utilizada por arrieros.
Superamos la cuesta pero igual el ascenso seguía abrupto. Llegamos a Los Alojamientos donde almorzamos y más tarde tras otra fuerte subida hasta el pié de una inmensa roca, donde en un muy pequeño espacio de vivaqueo armamos nuestra tienda. Campamento 2 “Casa el Cortao” S-28,13.230 O-66,03.028, 3.783 m. Otro día en que tras unas seis horas superamos otros 1.000 metros y casi 3 Km. de distancia desde el campamento uno. Nos restaban 5 kilómetros y medio y 780 metros de altura hasta nuestro objetivo. Cuidamos el agua, ya que deberíamos tomar algo durante la noche y llenar una taza al desayunar. Separamos en la cantimplora que beberíamos al día siguiente durante el ascenso final y dejamos un poco dentro de la carpa, para cuando regresáramos y para el desayuno del día de retorno. La idea que partiríamos dejando la carpa armada y sin la carga, salvo un poco de agua y algo de comida, nos hizo dormir mejor tras el extenuante día de montaña.

Sábado 7 - Hacia la cumbre
A las 9 del sábado y bien desayunados, abandonamos nuestra carpa con la referencia de la gran piedra que la protegía. En primera instancia debíamos alcanzar la cumbre del Cerro Blanco, de 4.100 metros, y luego casi en una caminata sobre esa altura transitar más de 3 kilómetros hacia el sector de cumbre del Ambato donde se encuentra el Manchao.



A las diez y media estábamos en la cumbre del Blanco, tratando ahora de ubicar a los calchaquíes que habían partido desde el otro lado de la sierra. A partir de ahí, acompañados de un excelente día, continuamos una más cómoda marcha. Poco antes de alcanzar la precumbre, tuvimos la grata sorpresa de encontrar al querido amigo Ricardo Córdoba, junto con Alejandro, Aldo René, y varios jóvenes de la Agrupación de Montaña Calchaquí, que descendían de la cumbre. Fue un emotivo abrazo el que nos unió. Ahora nos tocaría a nosotros coronarla.



Una hora después, casi a las trece horas estábamos en el sector de antecumbre donde hay dos pequeñas imágenes de la Virgen y una vitrina de vidrio que se encontraba vacía y seguramente contenía una imagen de la virgen de mayor tamaño. Para acceder al punto culminante de la cumbre, hay que cruzar y sortear una cornisa cumbrera formada por filos de piedra que a su final forman la cumbre del Manchao. Allí, S-28,15.358 O-66,02.187, 4.561 m, hay dos grandes cruces.
Lo hicimos con cuidado y en pocos minutos más nos estábamos abrazando y sacando fotografías al lado de la principal cruz. La hora era especial porque no había viento y el sol brillaba. La vista era pródiga desde el balcón de Catamarca.





Un cielo despejado nos permitía observar hacia el Norte la silueta del Candado en el Aconquija a 103 km. de distancia y también zonas del sur tucumano. Al Oeste muchas siluetas de la cordillera central, a unos 280 kilómetros, algunas conocidas. También el salar de Pipanaco y los emprendimientos olivareros que durante kilómetros bordeamos en nuestro viaje a Saujil, las verdes manchas de Pomán, Recreo y Saujil a 20 kilómetros. Al Este a 33 kilómetros la mancha del casco de la capital de Catamarca. Al sur la sierra de Famatina con los picos de sus principales cumbres nevadas.
Pero había que volver y sortear empinadas cuestas con buena luz solar. Regresamos muy cansados y casi sin agua al campamento dos. Comimos abundantemente ya que no habíamos tenido almuerzo y pronto quedamos dormidos.

Domingo 8 – Descenso y regreso a MendozaDespertamos con el sol y precipitadamente desarmamos el campamento 2 bajo la mirada de la gran piedra que nos cobijara durante la noche. Deberíamos en el día descender rápidamente los, no muy fáciles, 15 km que nos separaban del vehículo y de la casa de Don Mansilla, llegar a Saujil e inmediatamente regresar a Mendoza, donde arribaríamos muy de madrugada. Pero el trabajo más fuerte había sido hecho.

Jaime Suárez
Julio 2007


El Manchao
Atalaya de Catamarca Datum,WGS 84



ALDO, S-28,10.448 O-66,12.746 903 m
Casa MANSILLA S-28,13.645 O-66,07.672 1.681 m
LOS ARBOLITOS, S-28,13.514 O-66,06.901 2.055 m
COMEDERO S-28,13.345 O-66,06.502 2.286 m
Rumbo al Manchao S-28,13.345 O-66,06.354 2.339 m
SOMBRA Y TORO S-28,13.401 O-66,06.110 2.468 m
LAS CASITAS, S-28,13.195 O-66,05.302 2.623 m
Camp.1 PIE DE LA
CUESTECILLA S-28,12.811 O-66,04.401 2.744 m
FI N CUESTA S-28,12.876 O-66,04.348 2.871 m
Rumbo al Manchao S-28,13.181 O-66,04.258 3.162 m
Los ALOJAMIENTOS S-28,13.313 O-66,03.523 3.500 m
PIE CORTADO S-28,13.268 O-66,03.143 3.696 m
Camp. 2 CASA el
CORTAO S-28,13.230 O-66,03.028 3.783 m
MAN 3 S-28,13.265 O-66,02.562 3.996 m
Cerro BLANCO, S-28,13.345 O-66,02.124 4.114 m
ANTE CUMBRE S-28,15.179 O-66,01.922 4.388 m
Cumbre el MANCHAO S-28,15.358 O-66,02.187 4.561 m

Jaime Suárez
Abril 2007


El Ing° Enrique Funk, en su libro GEO – CIENCIAS + ANDINISMO = CATAMARCA, presenta un dibujo donde sobresale esta cumbre, realizado por Walter Penck, en el año 1913, desde la Estación de Ferrocarril de Catamarca, y casi cien años atrás este explorador alemán, -que recorriera nuestra cordillera- cita de esta capital “...Sus calles son de tierra, ni siquiera tiene adoquines...”
Dibujo: Prof. Dr. WALTHER PENCK, (desde la Estación de Ferrocarril de Catamarca)












EL CANDADO - NEVADOS DEL ACONQUIJA


Huaca Cuntur, ascendido el 20 de Junio de  2006



Jaime Suárez

EXPEDICIÓN AL NEVADO DEL CANDADO EN LOS NEVADOS DEL ACONQUIJA

informe y relato de ascensión


Ficha de ascenso:
NEVADO DEL CANDADO
- 5.453 m por GPS
Expedición realizada desde el 14 al 22 de Julio de 2006.
Fecha de cumbre: 20 de Julio de 2006.
Integrantes de la expedición:
David H. Lucero, Ricardo Córdoba, Marisa Arias, Sergio Ariel Mercado, Carlos Rodríguez Lastra, Jaime Suárez.

Cumbre alcanzada:HUACA CUNTUR HAY QUE VOLVER!!!
Dentro de los Nevados de Aconquija, la cumbre Nevado del Candado.

Posición y Altitud:
La posición de esta cumbre es: S 27°20.368 y O 66°10.775
Altura estimada en cumbre por GPS 5.453 m

Ruta y Permisos:
Vertiente Oriental, partiendo desde El Charquiadero, sobre la RP-48 en Catamarca.
Se deben atravesar hasta las estribaciones de los cerros anteriores a este nevado, propiedades privadas con tranqueras, por lo que se debe solicitar autorización que se puede conseguir a través de la Asociación de Montaña Calchaquí, en la capital de la Provincia de Catamarca.

Época más adecuada de ascenso:
Los inviernos suelen ser secos y los veranos lluviosos pareciendo mejor época entre Mayo y Julio, pero considerar la posibilidad de nevadas.

Dificultad:
De alta montaña. No difícil, aunque es imprescindible una buena aclimatación y también experiencia previa en altura y en marcha a gran altitud. Hay que llevar grampones, aunque no se usen, ya que se suelen presentar glaciares en los últimos 300 metros anteriores a la cumbre.

Equipo:
Tienda de altura. Hornillo y combustible o gas suficiente. Abrigo de Alta Montaña. Parka y bolsa de dormir de altura. Guantes y mitones, zapatos dobles, grampones, bastones, gorro, gafas U.V., GPS. Llevar abundante agua.

Trayecto y desnivel:
Dura caminata y luego ascenso, en que se deben superar unos 25 km. de marcha y salvar un desnivel de casi 3.000 metros.

Acceso:
Ya en la provincia de Catamarca, se accede hasta las cercanías de Andalgalá, donde se empalma por la RP-48 hasta Aconquija y El Charquiadero. Esta ruta llega hasta Concepción en Tucumán.

Sugerencias:
Es un largo trayecto el que hay que realizar caminando, y parece más largo aún en el retorno, por lo que se sugiere –para el transporte de la carga- alquilar caballos en Charquiadero, y si es posible ser esperados, por los arrieros, al regreso. Ellos conocen muy bien los lugares donde hay agua.


Aconquija. Hacia el campamento I
Nevados del Aconquija
Nevados de Aconquija es un sistema montañoso que se extiende, con leve sentido Noreste a Sudoeste, por casi 100 km desde Tucumán a Catamarca. En unos 60 kilómetros, forma frontera entre ambas provincias. Es un sistema alejado de la Cordillera de Los Andes y cargado de historias y leyendas precolombinas. Tiene un clima casi propio que la diferencia, al igual que el Famatina, de otros cordones y sistemas montañosos.
¡Cuanta historia y cuanto misterio despierta esta palabra! Según cita Córdova Navarro el nombre Aconquija (antiguamente Anconquija) significa “La luna cerca de la nieve” porque este inmenso cordón montañoso y en especial en el valle catamarqueño donde se encuentran las cumbres más importantes, es donde la luna se observa más cerca de ellas.
Este cordón de montañas tiene riscos inaccesibles, misteriosos senderos, y quebradas profundas que nacen a los 4.500 metros y sirven de cauce, inicialmente para suaves deshielos, y luego para fuertes corrientes de agua provenientes de tormentas. Posee varios picos importantes entre los 5.400 y 5.550 metros. Esto permite que la humedad de los vientos del atlántico y las consecuentes precipitaciones queden en su sector oriental, que presenta bosque y selva subtropical y mucha vegetación que se va achaparrando con la altitud. Por el contrario, la ladera occidental es totalmente árida y rocosa y presenta vegetación de arbustos espinosos y cardones.
Tiene un clima subtropical de inviernos crudos con nevadas y sequías; y veranos de abundantes precipitaciones y mucha calidez; lo cual puede perjudicar la expedición del andinista que no conozca la región y no se informe debidamente.


La expedición
El día 14 de Julio, luego de llegar a Andalgalá, empalmar la ruta provincial 48, superar la peligrosa cuesta de las Chilcas y acceder a El Alamito, nos reunimos a las 19 horas, en el Hostal Aconquija, montañistas de Catamarca, Buenos Aires y Mendoza. Habíamos sido invitados por la Agrupación de Montaña Calchaquí para una expedición a los Nevados del Aconquija, especialmente a la cumbre Nevado del Candado, segunda montaña en altura de ese sistema después del Cerro el Bolsón. Lideraría la expedición formada finalmente por seis personas, el presidente de la agrupación, David H. Lucero.
Esta invitación fue bienvenida ya que es un sistema montañoso del que se tiene muy poca información. Mi amigo alemán Eisenböck me había pedido información en el año 2000 y fue muy poco lo que pude brindarle. Finalmente en Febrero del 2001 hizo esta cumbre, no sin antes quejarse del excesivo conocimiento que sobre el Aconcagua había y el poco existente sobre otras montañas argentinas. Era el momento de poder informarme personalmente.

A primerísima hora del día siguiente, ya preparada la carga que transportaríamos en la mochila y armados los bolsos que serían despachados en caballos, nos dirigimos en vehículos hasta el corral desde donde partiríamos caminando. Se terminaron de definir detalles con Don Roque, encargado de los animales y el transporte de las cargas y comenzó nuestra expedición dando el primer paso hacia la aventura a las 11,30 horas, al ingresar desde la ruta, a los l.508 m, en el punto S27°26,740-O 66°00,120.
Poco a poco atravesamos el fino y ascendente cordón de casas que corre paralelo a la ruta, hasta llegar (tras más de dos kilómetros y medio de caminata) a la primer tranquera, a los 1.800 m de altura, en la posición S27°26,378-O 66°01,680. Aquí nos reunimos con la caballada con la cual seguiríamos la marcha teniéndola siempre a la vista. Previo paso por una segunda tranquera, y tras de haber atravesado unos 4 km de fértil zona de pastoreo, crianza de ganado y plantaciones, denominada Las Mesadas, comenzaron a aparecer los primeros perfiles y crestas en una ascendente geografía. Los fuimos sorteando primeramente dentro de una maraña de arboledas que se iban raleando a medida de nuestro ascenso para luego achaparrarse dentro de pastizales de altura y fusionarse con vegetación xerófila y pastos duros por arriba de los 2.500 m de altitud.


Ascendiendo en el Aconquija

Campamento 1

Casi a las 20 horas estábamos armando nuestro primer campamento, luego de un pequeño descenso desde la senda para hacerlo al lado de un cauce con un hilo de agua, en Cañada Paica, a los 2.746 metros, S27°25,481-O 66°05,568. Hidratamos, rellenamos nuestras botellas con agua, cenamos y a descansar. Habíamos caminado durante la primer jornada 10, 5 km.

Hacia campamento 2
A la mañana siguiente, Domingo, luego de desarmar las carpas, iniciamos la marcha pasadas las 9 horas. Acompañarían nuestra marcha hasta el campamento 2, los arrieros con sus caballos cargados. La idea era llegar cerca de la cumbre del Obero, importante montaña que se interpone en nuestro ascenso hacia el Candado y alcanza los 4.312 metros de altitud. Nuevos y largos ascensos sobre crestas con vegetación que descendía en tamaño, un frugal almuerzo y casi 5 horas después llegamos (según los arrieros) a “Ciénago”, a los 3.840 metros. La posición S27°23,510-O 66°07,194. Habíamos caminado sólo 5 kilómetros y superado un desnivel de casi 1.100 metros. Armamos el 2° campamento, tratando de protegernos del viento, en una ladera y a escasos 100 metros más arriba de una surgente de agua que desaparecía metros más abajo de su afloramiento.
jaime suarez

Campamento 2 rumbo a El Candado

Don Roque y su ayudante se despidieron de nosotros y regresaron con sus animales. De conocer mejor nuestro objetivo, situación que se experimenta al concretarlo o tener un buen relato de expedición, debiéramos haber continuado un día más con la caballada y haber hecho que nos esperaran hasta nuestro regreso de la cumbre, en el siguiente campamento. Pagaríamos el error al regresar, con un día más de demora y el cansancio de transportar en nuestras mochilas todo el peso del equipo, durante todo el largo camino.
La jornada del día siguiente, lunes 17, sería de descanso en este campamento para lograr la mejor aclimatación posible. Aprovecharíamos para hacer una selección del material y de la comida a subir, dejando el resto en bolsas junto a la basura, para recoger al regreso.
A las 8, 15 de la mañana apareció el sol en el horizonte. Al este daba la puerta de nuestra carpa y nos permitió apreciarlo con plenitud y sentir de inmediato el calor de sus rayos. Por la noche, antes de dormir, en esa misma dirección, habíamos visto en la distancia(a más de 55 km), a Concepción, Aguilares y otras ciudades tucumanas, como grandes alfombrados círculos lumínicos.
Luego de desayunar sin abandonar la bolsa de pluma, nos levantamos y caminamos por las cercanías. Fotos, charlas, comida y rápidamente se pasó el día de descanso. Siempre sostengo que hay que descansar mucho, para poder cansarse mucho el día siguiente.

Hacia campamento 3La temperatura durante la hora previa al amanecer superó los 5 grados bajo cero. Apenas salió el sol desayunamos y comenzamos a armar nuestras mochilas y desarmar el campamento. A las 9,20 horas iniciamos la marcha del día, dirigiéndonos resueltamente hacia el Obero que teníamos frente a nuestro objetivo. Estaba la posibilidad de rodearlo por su izquierda, en un flanco sumamente rocoso e inclinado, o demorando dos horas más encarándolo por la derecha. Preferimos la vía rápida de la izquierda, que encaramos con sumo cuidado ( a la vuelta volveríamos por su cumbre evitando rodearlo). Luego de haber superado el peligro, nos encontrábamos en el portezuelo posterior del Obero, en la posición S27°22,374-O 66°08,058, a los 4.268 metros de altura y era el sitio para una buena comida y reponer energías. Media hora de descanso, y ya con la vista del Candado en nuestras retinas retomamos la marcha hacia el próximo campamento. Tratando de evitar perder altura, fuimos bordeando totalmente laderas que formaban anfiteatros. Por fin llegamos a la base inferior derecha de la cresta que conduce a la cumbre del Candado, donde aparecieron unas preciosas surgentes de cristalina agua rodeadas de vegas y una gran piedra, que indicaban era un punto ideal para hacer el campamento 3 de altura. La posición S27°21,618 -O 66°09,213, a los 4.275 metros. Este era el sitio al cual deberían haber arribado los caballos con la carga pesada y quedar ahí con pasto y agua esperándonos.
Habíamos caminado, con toda la carga a cuestas, durante 6 largas horas, una distancia de 5 kilómetros –considerados en línea recta- en un desnivel de casi 450 metros. El tener a la vista totalmente la cumbre del Candado, más abundante agua y buen piso para colocar las carpas de altura, nos ponía bastante contentos. Montamos las tiendas apuntando las puertas hacia el Este y así nos sentimos acompañados al contemplar a lo lejos las luces de las ciudades tucumanas que resaltaban en la oscuridad de la fría noche. Nos hidratamos con un té y poco después una rápida cena y nos dormimos escuchando radio dentro de la bolsa de plumas. A pesar de ser pleno invierno no sentimos mayor frío.

Hacia el campamento de altura AMCEl miércoles 19, con todo a cuestas y con una carga extra de agua ya que más arriba sólo habría nieve para derretir, iniciamos a las 9,30 horas el ascenso hacia el último campamento de altura. En unos veinte minutos accedimos al perfil del filo que nos llevaría al objetivo del día, en los 4.900 m y desde él intentaríamos la cumbre.
A las 14,30 horas, tras 5 horas de esfuerzo en que superamos 650 metros de desnivel y 2,2 km de distancia, llegamos a un pequeño collado a los 4.929 m.

Desde él podíamos contemplar Andalgalá, la ruta que pasa por Pomán y Saujil, también el Manchado y el Peinado que nos indicaba que a su izquierda estaba San Fernando del Valle de Catamarca, y hacia el Noreste, el faldeo de las montañas que finalizaba en las ciudades de Tucumán. Hacia el sur, el Nevado de Famatina, que orgullosamente mostraba su perfil, que se contemplaba a pesar de los casi 250 km. de distancia que nos separaban. Buscamos con la vista alrededor y unos 20 metros más abajo, muy bien protegido entre las rocas, estaban las marcas dejadas por carpas del campamento de ataque Agrupación de Montaña Calchaquí. Era el sitio. S27°21,051 y O66°10,345 a los 4.908 m. Cerca de él, manchones de nieve, con las que podríamos obtener agua al derretirla con nuestros hornillos. Lo tuvimos que hacer luego de armar las carpas y tomar un té ya que habíamos consumido casi toda la que traíamos durante el pesado ascenso.
Ese proceso nos mantuvo ocupados hasta la hora de la cena. Preparamos dos litros por persona, que utilizaríamos para desayunar y durante el ataque final a la cumbre. Por suerte transportaríamos solo equipo ya que las carpas quedarían armadas esperando nuestro regreso, previo colocar en su interior, dos piedras grandes y chatas sobre los neoprenes, para evitar fueran voladas por algún inoportuno viento.

A la cumbreDespertamos muy temprano. Era el día clave. A las siete y aún enfundados en las bolsas habíamos tomado el desayuno. Nos pusimos lentamente el equipo de altura y ubicamos la parka dentro de la mochila junto con los grampones, agua y un poco de comida de marcha para recuperar energías.
A las 9, 20 horas, aprovechando los rayos solares que mitigaban el frío, comenzó el ascenso final. Nos separaba poco más de 1,5 km. y un desnivel de casi 550 metros hasta la cumbre. El desnivel era abrupto pero eso nos estimulaba ya que todo el grupo se movía con entusiasmo.

Con firme paso y bastoneo ascendíamos metro a metro, mientras parecía agrandarse el sector de cumbre. A mitad de ascenso y recostado longitudinalmente sobre la cresta que transitábamos, había un largo glaciar marcado con enigmáticas huellas por el viento. Debimos transitarlo en su perfil para evitar colocar los grampones. En los descansos podíamos contemplar hacia el Oeste majestuosos perfiles de cumbres, que a pesar de estar a una distancia superior a los 200 kilómetros mantenían su personalidad. Así de Norte a Sur vimos el San Francisco, el Inca Huasi, el Ojos, el Tres Cruces, el Pissis y hasta el Bonete, ya en la Rioja. Finalmente la pirámide de cumbre pareció invitarnos a ascenderla. Estaba acompañada a su izquierda por dos inmensas moles, cubiertas con glaciar, que en un primer momento nos parecieron más altas. Por fin, tras 4 horas de trabajoso ascenso llegamos a la apacheta que indica la cumbre del Candado (¡error!).
En la cumbre, pero del Huaca Cuntur!!!

Surgieron los acostumbrados abrazos y salutaciones de cumbre de todo el grupo y la alegría de haber coronado nuestra montaña. Luego la búsqueda del libro de cumbre, dentro de un plástico, el registro de nuestros nombres y la obtención de fotos y el emborrachamiento de contemplar el resto de las bellas cúspides del Aconquija, que parecían invitarnos a que las visitáramos en el futuro. Desde la cima bebimos todo el entorno de paisajes.

jaime suarez
comprobantes de cumbre

Apareció entre los comprobantes un tubo plástico y un envase de vidrio, seriamente dañados por un rayo que había impactado sobre ellos, atraído seguramente por un pedazo de bastón metálico que se hallaba en el costado de la apacheta.



Milagrosamente una imagen pequeña de la Virgen del Valle florecía intacta entre los restos carbonizados de los envases.
A las 13,30 comenzamos el retorno azuzados por un frío y continuo viento que parecía mortificarnos por haber invadido la montaña. Nos acompañó hasta que dos horas más tarde nos metimos a descansar en las carpas del campamento AMC. Un café bien caliente, las conversaciones entre carpas de lo hecho durante el día y a dormir. Al día siguiente comenzaría el retorno, que es otra historia digna de ser contada, pero en un fogón de campamento.


Regresando del Aconquija

NEVADO SAN FRANCISCO


ascendido el 12 de Abril de 2006

Nevado San Francisco - Catamarca - Argentina


Expedición realizada desde el 8 al 13 de Abril de 2006.
Fecha de cumbre: 12 de Abril de 2006.

FICHA DE ASCENSO:
VOLCÁN-NEVADO SAN FRANCISCO (Catamarca – Argentina)

6.016 m.s.n.m. IGM 6.049 m. por GPS
Integrantes de la expedición:
Jaime Suárez, Alejandro Giménez, Nicolás Pantaleón, Juan Speroni.

Cumbre alcanzada:
Cumbre Noreste. La de mayor de las dos principales cumbres que rodean al cráter de este apagado volcán.

Altitud:Oficial 6.016 m sobre el nivel del mar. Estimada en cumbre por gps 6.049 m.

Ruta:Vertiente noroeste directa, denominada “ruta limítrofe”, por desarrollarse prácticamente sobre la línea limítrofe entre Argentina y Chile

Ubicación:
Esta montaña se encuentra en la provincia de Catamarca en la posición 26°55´178 Sur y 68°15´729 Oeste, y es limítrofe con Chile.

Época más adecuada de ascenso:
Octubre a Marzo. En Abril comienzan fuertes vientos que pueden llegar a impedir continuar el ascenso.

Dificultad:
De alta montaña. Poco difícil, aunque es imprescindible una buena aclimatación y también experiencia previa en altura, en marcha a gran altitud y conocimiento de Los Andes. Hay que llevar grampones, aunque no se usen, ya que según el año y/o al inicio o fin de temporada se presentan glaciares en la ruta.

Equipo:
Tienda de altura. Hornillo y combustible o gas suficiente. Abrigo de Alta Montaña. Parka y bolsa de dormir de altura. Guantes y mitones, zapatos dobles, grampones, bastones, gorro, gafas U.V., GPS. Llevar agua.

Acceso:
Ya en la provincia de Catamarca, se arriba desde Tinogasta a Fiambalá y desde allí por la ruta 45 hasta el control de Gendarmería en el Paso Fronterizo de Las Grutas.


Objetivo Incierto
Habíamos previsto realizar una expedición de importancia para los primeros días de abril, aún a sabiendas de que es un mes poco estable en la alta montaña y también muy ventoso. El día 9 de Abril, luego de reaprovisionar combustible en Fiambalá, y proseguir por la ruta 45 que conduce al Paso San Francisco, nos encontramos en el refugio de Cazadero -al final del río que con ese mismo nombre desciende del interior de la cordillera para unirse al río Guanchín- 3 andinistas de Salta (Nico Pantaleón, Alejandro Giménez y Juan Speroni), 1 de Mar del Plata (Eduardo Namur), 1 de Santa Fe (Gonzalo Lorenzo) y 6 de Mendoza (Marisa Arias, Oscar Daher, Francisco Cordón, David Leiva , Federico Indovina y el que suscribe).



Grande fue nuestra decepción al frustrarse nuestro objetivo inicial por la falta de mulares. Unos suizos que previamente las habían alquilado, para ir al Walter Penck, demorarían su retorno 3 o 4 días más, lo que nos perjudicaba a todos, especialmente por compromisos de retorno al trabajo, o cumplimentar días tomados a cuenta de las vacaciones. Esa noche acomodamos nuestras carpas al lado del río Cazadero, pudiendo descansar del largo viaje bajo el arrullador murmullo de sus frías y cristalinas aguas.
No impidió que nos diéramos un suculento almuerzo de trucha asada...

jaime suarez

David, Francisco y Jaime, saboreando las truchas obtenidas por el puestero

El nuevo día nos permitió considerar que a grandes males, grandes soluciones. Cambiaríamos el objetivo. Estábamos cerca del paso fronterizo San Francisco y hacia él nos dirigimos. Poco antes de llegar al puesto de control de Gendarmería Nacional, ubicado en Las Grutas junto con un puesto de Vialidad Provincial de Catamarca, se presentó ante nuestra vista un imponente circo de montañas entre las que sobresalían el volcán Inca Huasi (6.638 m) y el volcán San Francisco (6.016m). Este último da nombre al paso San Francisco y pasa a su norte la ruta asfaltada que alcanza en algún momento los casi 4.800 metros de altura. A partir del límite, por camino consolidado se accede a Copiapó.
Hicimos los controles de acceso en Gendarmería y una vez más nos acomodamos en los bunquer-refugio que por un muy módico precio diario pone la D.P.V. de Catamarca a disposición del viajero.

Suele haber, en caso de necesidad, aprovisionamiento de combustible. Luego un tardío almuerzo a los 4.000 metros de altura y después, entre bromas, nos ubicamos en los cómodos colchones de las literas para una reparadora siesta. Antes de la cena coordinamos los objetivos para el día siguiente. Los 4 que habíamos ascendido ya el Inca Huasi encararíamos el Nevado San Francisco, el resto iría al Inca Huasi. La cumbre del Inca Huasi se encuentra a casi 22 kilómetros de Las Grutas, y la del San Francisco a 13 kilómetros. A su vez, entre ambas cúspides hay una distancia de 14 kilómetros. A la noche, antes de la cena ya habíamos preparado todo el equipo, comida y agua para iniciar al día siguiente la aventura.

Jaime Suárez

Nevado Volcán San Francisco, panorámica



Hacia el Paso San Francisco

Recién a las 10 de la mañana partimos en dos vehículos hacia las metas establecidas. Un vehículo, el nuestro, hacia el límite fronterizo, al Oeste, con Alejandro, Nicolás, Juan y Jaime. El otro, con los demás, hacia la falda del Inca Huasi, al sudoeste.
Nuestro grupo pronto llegó al límite internacional entre Argentina y Chile, desde donde enfilamos con rumbo sudeste hasta llegar a los 4.794 metros.


Campamento base, donde quedaría el vehículo

Ahí quedaría, en la posición 26°53´062 y 68°17´733, luego de tapar con mantas el motor, la batería y el radiador. Colocamos las mochilas sobre nuestras espaldas y con muy buen ánimo y con paso lento comenzamos a ascender a las 11, 30 hs.. Tres horas más tarde, vencidos más por el hambre que por el cansancio, vimos al fondo de una hondonada un excelente lugar para hacer campamento. Descendimos unos 50 metros sintiendo una agradable protección contra el viento que desde hacía rato nos molestaba. Cabían exactamente dos carpas, sin necesidad de nivelar el piso que era una base de arena rodeada de grandes piedras en todos los costados.


Nevado San Francisco, campamento uno

Habíamos ascendido casi 400 metros, caminado 2,5 Km. desde el vehículo. La posición 26°54´208 y 68°16´900 y la altura 5.188 m. Nos separaban 850 metros de desnivel de la cumbre, la que se encontraba a una distancia de 2,7 km. En condiciones más normales es mejor ascender unos doscientos metros más, para facilitar la labor del día de cumbre. Armamos las carpas y procedimos a almorzar ligeramente. Debíamos cuidar los dos litros de agua que por persona llevábamos. A las 18 horas y ya dentro de las bolsas de dormir intentamos infructuosamente comunicarnos por radio con la expedición que había encarado el Inca Huasi. El sitio era un centro de muy baja presión que motivó que durmiésemos entrecortadamente. Dentro de las carpas, poco antes del amanecer, registramos una temperatura de 10° bajo cero.
A las 8,30 hs. del día 12, bajo unos incipientes rayos solares que no calentaban nada, comenzamos el ascenso en busca de la cumbre. Tras 4 horas y media llegamos a los casi 5.800 metros, al borde muy erosionado y cubierto del cráter central. Deberíamos continuar, aunque ya en un más suave desnivel, sobre el hombro oeste del cráter, hacia una redondeada y nevada cúspide que se encontraba hacia el sur. A las 14,10 hs. el primero del grupo estaba coronando el San Francisco, minutos después todos nos abrazábamos en la parte más alta de este guardián del paso San Francisco.

San Francisco, Nico, Jaime, Juan, y Alejandro (sacando la foto) en la cumbre


Entre las piedras de la apacheta de cumbre apareció una valija-portafolios de aluminio conteniendo el libro de cumbre. También un pote plástico con un comprobante de la Agrupación Belenista de Montaña, que era imposible de leer completamente por el paso del tiempo y la acción del clima. Este testimonio me enteré unos días después fue confeccionado por la hija de Víctor E. Carrizo, miembro del directorio de la ABM , en la que se comprometía a ascender esa cumbre, a la cual iba su padre, cuando fuera mayor.



Se convirtió en un testimonio de cumbre para esa laboriosa institución de montaña catamarqueña.

Registramos nuestros nombres en el libro y volvimos a colocarlo en la posición original. El viento era suave ahora, aunque bastante frío. Hacia el sur se apreciaban, sobresaliendo perfectamente a 13 kilómetros de distancia, los 600 metros de diferencia de altura con que nos superaba el Inca Huasi. Hacia el Norte a la izquierda el Cerro El Cóndor de 6.373 m florecía tachonada su cresta por algunos glaciares, a 34 kilómetros de distancia y en el mismo sentido, hacia la derecha, el Cerro Peinado de 5.741 metros, a unos 36 km. de distancia.
Poco después de pasadas las 15 horas comenzamos el descenso, ya más tranquilos. Al llegar al inicio de la bajada abrupta, pudimos observar con más detalle, -ya que durante el ascenso no lo hicimos-, el color turquesa la Laguna Verde, que con poco más de 6 kilómetros de largo x 2,5 de ancho, se encuentra a unos 20 km de distancia dentro de territorio chileno,

A las 17 horas estábamos en nuestro campamento uno, que comenzamos a deshacer con el afán de poder regresar a Las Grutas. A las 18 hs. con todo a cuestas iniciamos el retorno hacia el vehículo al que llegamos ya cercano a las 20 horas. En este último trayecto lamentablemente perdí mi sombrero de montaña, regalo de mi amigo el montañero mexicano Daniel Méndez en ocasión de la limpieza del Aconcagua, en la cual 120 montañistas de América recolectamos en el año 1991 casi 10 toneladas de basura. Compañero de montaña que lo encuentres, será tuyo con todos los emblemas como el de UPAME, el la Escuela Militar de Jaca, el de Club de Exploradores de México, el del Grupo de los Cien, el emblema pequeño del Cóndor Dorado, y alguno más, con la sola excepción del viejo logo del “Club Alpinista Mendoza” que guarda un muy especial sentimiento para mí y espero recuperar.Ya con las sombras de la noche regresamos tranquilamente cruzando el collado del San Francisco hacia Las Grutas. Una buena y caliente cena y unos mullidos colchones nos esperarían.
jaime suarez


Nico, Alejandro y Jaime, festejando la cumbre mientras Juan saca la foto


El otro grupo que tenía que superar un campamento más y al que debíamos esperar durante 24 horas, -que aprovechamos para disfrutar de la fuente termal que a poco más de dos kilómetros de Las Grutas existe- fue rechazado camino a la cumbre del Inca Huasi por un muy fuerte viento que se desató ese día. Pero quedó la promesa de volver a la zona.


Las Grutas, puesto Vialidad Provincial Catamarca

Igual, esa noche la guitarra de David y sus melodías patagónicas, llenaron de emoción ese norteño y solitario lugar de nuestro querido país.


Jaime Suárez
Abril 2006


NOTA PARA LAS FOTOGRAFÍAS DEL INCA HUASI DESDE LA CUMBRE DEL SAN FRANCISCO:
La de Walter Penck, tomada en el año 1913.
(foto en blanco y negro)

La misma foto, tomada durante la expedición, desde el sitio de cumbre


Inca Huasi, desde la cumbre del San Francisco

Walter Penck fue un joven geólogo alemán, nacido en Viena el 30-8-1888, fue contratado por el Gobierno Argentino, para la investigación geográfica en la zona norte de la Cordillera de Los Andes, a inicios del siglo pasado.
En Julio del año 1912 pisó suelo argentino y a poco tiempo inició sus investigaciones geológicas, geográficas y topográficas. Durante dos años, trabajó el joven científico en la región del Dpto. de Tinogasta.
Corría 1913, contando en ése entonces con unos 25 años de edad partió, desde Tinogasta, en Catamarca hacia la zona limítrofe. Aparte de sus investigaciones realizó varias ascensiones. Entre las principales, el 16-12-1913, a las 13,15 el nevado San Francisco. En su cresta queda ubicada, bajo un montículo de piedras, una caja de hierro con una tarjeta de Walter Penck, adentro.

Sobre ese ascenso, comenta Walter Penck en sus escritos:

“Este ha sido el día más difícil en mi vida. Los Alpes ni los quiero mencionar, ya que no hay nada comparable. Famatina y también Bonete no fueron tan dificultosos como este coloso llamado San Francisco”.

“El sol calentó un poco, registro unos 2 grados, pero siento calor. Solamente cuando llegaron los impactos del viento, sentí el frío. Hacía el oeste no pude tomar ninguna fotografía. Por lo general, sacar fotografías desde aquí es una hazaña. Mis dedos quedaron duros, y a cada movimiento me dolían. Se me partió la piel y bajo las uñas me salió sangre. No tenía ni fuerza en las manos”.

Desde esta cumbre tomó esta histórica fotografía y días después escaló la montaña que había fotografiado: el Inca Huasi, de 6.638 metros. Siendo el primero que lo hizo quinientos años más tarde que los incas.
Falleció en 1924, en Alemania, a los 36 años de edad. En su honor se ha denominado con su nombre a la cumbre de 6.658 m ubicada en la posición Sur 27°11´817 y Oeste 068° 33´583, dentro de Catamarca, y cercana a Ojos del Salado.


Nevado San Francisco, desde Las Grutas



Nevado San Francisco, rumbo a El Condor