BONETE
BONETE CHICO 6.759 m
ascendido el 15 Noviembre 1996
por Jaime Suárez
Expedición realizada por miembros de la F.R.A.E. ( C.A.M. – JANAJMAN ) y la U.P.A.M.E.
Bonete desde el Oeste
Ubicación
El Volcán Bonete denominado injustamente, a pesar de sus 6.759 metros de altura, como Bonete Chico, es la 6° cumbre de Occidente, luego del Aconcagua, Pissis, Ojos del Salado, Mercedario y Huascarán.
Se encuentra en la provincia de La Rioja, en la posición 28°01´114 Sur y 68°45´350 Oeste y está rodeado por importantes y enigmáticas montañas. Hacia el Norte de su cumbre, prácticamente dentro del sistema, encontramos a 8 km. de distancia una segunda mole que alcanza los 6.200 metros de altura y también suele llamársela Bonete. Más al Norte, a 12 kilómetros de esta última, aparece una cumbre separada e independiente, y recibe a pesar de sus 5.943 metros de altura el nombre de Bonete Grande. Desde el Bonete Grande encontramos 10 km. al Norte y determinando el límite entre La Rioja y Catamarca al Pissis, con sus 6.882 metros de altura que lo posicionan como la segunda montaña de América. Hacia el Oeste del Bonete, a unos 23 kilómetros, está el cordón del Veladero, donde sobresale especialmente una bellísima montaña con misteriosos restos de construcción inca en su cumbre. Desde allí a más de 20 km. discurre el límite con Chile. Y hacia el Sur, a 25 kilómetros la costa Norte de la Laguna Brava.
Salimos el día Viernes 8 de Noviembre a las 18 horas, en tres vehículos 4x4 con la idea de avanzar todo lo posible y pernoctar ante el primer síntoma de cansancio. Llegamos así hasta Jáchal, en la Provincia de San Juan, donde se realizó el primer descanso.
A la mañana siguiente, bien temprano, continuamos nuestra marcha sobre la ruta 40 pasando por Villa Unión y arribando al medio día a Vinchina, donde aprovechamos para reportarnos en Gendarmería Nacional y reunirnos con Marcelo que venía desde Buenos Aires y con Alejandro Gimenez, que lo hacía desde Salta, quienes ya nos estaban esperando.
Continuó el grupo su marcha hasta Jague, donde cada andinista debió abonar la suma de $ 10,00 para poder ingresar a la Reserva del Bonete, por ser ésta un área protegida. Siguió nuestro avance por un buen camino, hasta encontrar el río Peñón al que acompañamos. Antes de llegar al refugio del mismo nombre llenamos todos los bidones con agua ya que de allí en adelante la provisión de ese vital elemento se hace dificultosa. Luego de pasar el refugio accedimos a la Pampa del Peñón, donde pronto tuvimos la contemplación de la bella Laguna Brava, por varios kilómetros y teniendo siempre como telón de fondo a la Cordillera de Los Andes donde se destacaban los imponentes perfiles de la Sierra del Veladero y el Bonete.
Hay en las cercanías de la laguna dos refugios de piedra, tipo nido de hornero, que al igual que el existente en el Peñón, y otros que continúan hacia el límite con Chile, fueron construidos durante la presidencia de Sarmiento para facilitar el desplazamiento de ganado hacia el vecino país.
Uno es de la Laguna Brava y el otro el de Mulas Muertas. Habíamos optado por el primero por encontrarse a nuestro criterio en forma más directa para acceder a nuestra montaña.
Refugio de la Laguna Brava
Sobre los 4.300 metros de altura, y al lado del viejo refugio de piedra, armamos nuestro campamento dentro de un amplio y rectangular pircado que sirviera para resguardar el ganado caballar en el pasado.
Refugio Laguna Brava o Retamo
Al lado mismo del refugio pudimos contemplar nuevamente al “destapado”. Se llama así a una osamenta humana que deja ver parte de la misma, inclusive sus botas, a pesar de las piedras que la tapan. Se cuenta que aunque se lo cubre totalmente con piedras, durante la noche se “destapa”, apareciendo de nuevo a la mañana con zonas sin cubrir. Cristianamente es inevitable no colocar piedras encima, pero créase o no es necesario volver a hacerlo a la mañana siguiente.
El Bonete, desde la Laguna Brava
Tras la rápida marcha en distancia y altura se imponía movernos con lentitud para adaptar nuestro organismo a la falta de oxígeno. Nos encontrábamos a unos 25 kilómetros de distancia de nuestro objetivo, pero ahora lo importante era lograr la mejor aclimatación posible.
El Domingo a primera hora, parte del grupo en un viaje de exploración y avance. Trasladamos en dos vehículos equipo, carpas y comestibles hasta el lugar donde se instalaría nuestro campamento base, al pié del Bonete. Esto fue posible uniendo huellas antiguas y borrosas que nos llevaron hasta el borde de la montaña. Dejamos todo al lado de una gran piedra, cubierto por piedras menores, que formaron un montículo observable desde muy lejos.
Con mejor conocimiento del camino, regresamos antes las 12 horas y dedicamos el resto del día a aclimatación. Visitamos las ruinas incas que se encuentran en el borde Oeste de la Laguna. Numerosas pircas derruidas no dejaron de hacer trabajar a nuestra imaginación para lograr suponer escenas y vivencias de su época de apogeo, unos quinientos años atrás. Siempre estábamos bajo la imponente vista de la cumbre principal del Veladero, que desde 30 km de distancia, impone majestuosamente sobre esta área su perfil níveo. Pegado al pueblo, un pequeño cordón de montañas la protege, su cerro más alto llamado Don Mario tiene es su parte superior un pequeño y antiguo pircado con vista directísima a la construcción que se halla en la cumbre del Veladero. Seguramente un estratégico puesto de control. Entre caminatas, comidas, observaciones, fotografías a los rosados flamencos y a unos - sólo transpirantes - geisers del borde de la de la laguna, se nos pasó rápidamente el día.
En pos del Campamento Base
El lunes, a las 8 horas se partió hacia donde se armaría el Campamento Base de la expedición al Bonete. Un grupo de la expedición lo hizo caminando – acorde al programa original y para lograr una mejor aclimatación a la altura -, pasando por la Pampa del Veladero primeramente y luego por el Campo de los Burritos Muertos. Demoramos 6 horas para transitar los 25 kilómetros de distancia hasta llegar al lugar del campamento. El otro grupo se movilizó en un vehículo. Demoraron sólo 45 minutos. A nuestro arribo ya habían armado todas las carpas y protegido con cobertura, contra el frío, a la camioneta. Uno de los expedicionarios, ante problemas de aclimatación tuvo que ser regresado en la camioneta al refugio de Laguna Brava, eran sólo 300 metros de diferencia de altura, pero al llegar ya se encontraba mejor. Se quedaría allí esperándonos. Regresamos al Campamento Base y pronto los cansados y no cansados procedimos, previa frugal cena, a meternos a nuestras bolsas y dormir. El día había sido sumamente movido.
jaime suarez
Campamento Base, muy cercano a la huella que conduce a la Caldera del Inca Pillo.
Estábamos a 4.600 metros de altura y a 13,4 kilómetros de la cumbre. El Martes sería dedicado a descansar en el lugar. Un descanso relativo ya que algunos aprovecharon para subir una cumbre aledaña.
Hacia el Campamento UnoEl miércoles, sobre las 10 horas, partimos con las mochilas totalmente cargadas, incluidos dos litros de agua por persona. La idea era establecer el Campamento Uno unos 600 a 700 metros más arriba. Transitamos inicialmente un arenoso y seco cauce de glaciar con restos de penitentes de hielo surgiendo en algunas zonas protegidas del sol y luego comenzaron a aparecer desniveles más pronunciados. Por primera vez nos acompañaba un indispensable artilugio, el GPS. Al llegar a los 5.280 metros vimos un lugar protegido por una pared de rocas y con cercanos restos de glaciares que nos proveerían hielo para derretir agua. Nos pareció buen sitio no tan sólo por la altura, sino porque eran ya las 14 horas y habíamos hecho una buena distancia, 7, 2 km., desde el Campamento Base. Era un buen sitio. Restaban según el GPS 6, 4 kilómetros a la cumbre y un desnivel de 1.500 metros. Armamos las carpas, almorzamos, obtuvimos agua con nuestros calentadores y tras algunas charlas nos concentramos en el reparador descanso del sueño.
Hacia el Campamento Dos
El jueves, a las 9 continuamos la ascensión, luego de desarmar las carpas y acomodarlas dentro de nuestras mochilas junto con la bolsa de dormir y el resto del equipo.
Nuevamente el objetivo de superar los 600 o más metros de altura. Con más dificultades porque se iba empinando nuestra subida. Nuevamente a las 14 horas estábamos, sobre los 5.894 metros, en un pequeño collado que anticipaba una empinada cresta superior. Era un buen lugar. Podíamos apreciar a lo lejos el perímetro de la Laguna Brava. Desde allí distaban 3,4 kilómetros en línea recta al Campamento Uno, y 2,9 kilómetros hasta la cumbre, estos últimos con un desnivel de 865 metros. Nos tomó trabajo preparar entre las piedras el pequeño espacio que ocuparían nuestras carpas. Un frío viento hacía más difícil el esfuerzo. Pero la idea de disfrutar el interior de la carpa hacía que apurásemos el trabajo. Al cabo de un buen rato que pareció interminable terminamos. Con las piquetas también separamos pedazos de hielo que colocamos dentro de una bolsa plástica, cerca de la puerta de la carpa, para un fácil acceso al querer derretirlos más tarde. Luego de las habituales tareas y una liviana cena, tratamos de dormir lo más pronto posible. El día siguiente sería el de ataque a la cumbre y había que tener toda la energía posible. La temperatura dentro de la carpa llegó a casi los 10 grados bajo cero.
Hacia la CumbreA las 6 de la mañana estábamos cerrando nuestras carpas, luego de colocar unas piedras en su interior para evitar que el viento las volase o desarmara. Con todo el tremendo frío del amanecer fuimos subiendo poco a poco. Luego de inacabables y continuados ascensos entre las rocas, y de jadeosos descansos, al llegar a los 6.500 metros de altura apareció sobre todo un sistema de cumbres de brazos de cordones que se unían, un montículo filoso central que con una precumbre anterior, coronaba este volcán.
jaime suarez
Ya avistábamos la cumbre del Bonete Chico
A las 13 horas lo estábamos superando y alcanzando la cresta final. Poco a poco fueron llegando los integrantes de la expedición y volcando sus nombres en el pequeño libro de cumbre que se encontrado entre el penacho de piedras más alto del filo. Se dejaron comprobantes y se retiraron los existentes, El principal era de Philip Reuter (Francia) junto a Luis Reales (Argentina) de fecha 12-4-92. Este mismo andinista francés había coronado el Pissis antes que nuestra primera expedición del año 94 y también habíamos bajado con David su comprobante de esa montaña. Había también una gran bandera de fondo amarillo del Club Andino Fiambalá C.A.F. En el libro de cumbre figuraba como última expedición la de unos canadienses con fecha 21 de Marzo de 1995. El clásico accionar para sacar fotos, la filmación de la escena y la alegría y emoción que nos embargaba a todos por haber llegado hasta allí, transcurrió sin que casi nos diéramos cuenta.
jaime suarez
Alejandro, Hans y Jaime en la cumbre del Bonete Chico
El GPS marcaba 6.872 metros de altura. Sabíamos de que hay variaciones pero era mucho más exacto que los altímetros de presión.
El nuevo aparato, artilugio que nos acompañaría, a partir de ahora, en todas las demás expediciones
Ha partir de esta expedición nos acompañaría siempre.
El viento había dejado de soplar y pudimos disfrutar durante una hora la permanencia en la cumbre. El Pissis se imponía como una barrera infranqueable hacia el Norte.
El viento había dejado de soplar y pudimos disfrutar durante una hora la permanencia en la cumbre. El Pissis se imponía como una barrera infranqueable hacia el Norte.
Jaime y Hans, y al fondo a la derecha la pared sur del Pissis
Al Oeste las crestas de la Sierra del Veladero y su cumbre central sobresaliendo impresionantemente bella. También la laguna del Inca Pillo destacaba su perfil sobre los 5.000 metros en ésa dirección. Al Sur toda la vista de la Laguna Brava. Pero había que regresar, nuevamente comenzaban ráfagas de frío viento de altura. Volvimos al Campamento Dos donde con gran cansancio nos acomodamos en nuestras armadas carpas. A hidratarnos, comer y dormir hasta la mañana siguiente en que seguiríamos bajando desde los 5.900 metros.
El Sábado bien temprano desarmamos las carpas, metimos todo en las mochilas e iniciamos la bajada. Y tras 10 kilómetros arribamos pasadas las 13 horas al campamento Base. Luego en vehículo el retorno al Refugio de la Laguna Brava y luego de acomodar las cargas la inmediata partida hacia Mendoza, previo pernoctar en el camino, pudimos llegar el Domingo a nuestra provincia.
Decidimos nombrar a la ruta realizada como Gepeese, en base a la inapreciable utilización que se le dio a este aparato que en todo momento permitió determinar nuestra ubicación y con exactitud la distancia que recorríamos en nuestro ascenso y en los vehículos.
El Sábado bien temprano desarmamos las carpas, metimos todo en las mochilas e iniciamos la bajada. Y tras 10 kilómetros arribamos pasadas las 13 horas al campamento Base. Luego en vehículo el retorno al Refugio de la Laguna Brava y luego de acomodar las cargas la inmediata partida hacia Mendoza, previo pernoctar en el camino, pudimos llegar el Domingo a nuestra provincia.
Decidimos nombrar a la ruta realizada como Gepeese, en base a la inapreciable utilización que se le dio a este aparato que en todo momento permitió determinar nuestra ubicación y con exactitud la distancia que recorríamos en nuestro ascenso y en los vehículos.
Jaime Suárez
Bonete desde el borde de la Caldera del Inca Pillo 5.200 m
Bonete, vista desde el Este hacia el Oeste, en el Portezuelo de las Lágrimas, camino al Pissis desde Las Coipas
jaime suarez
Caldera del Inca Pillo, cubierto su cráter por nubes
Caldera del Inca Pillo, cubierta por nubes
jaime suárez