INTRODUCCION



"Tanto si piensa que puede, como si piensa que no puede, de cualquier modo está en lo cierto" Henry Ford


Montañista amigo, con el conocimiento, lo difícil o desconocido se vuelve fácil y accesible. ¡Que poca información teníamos en la decada del 90 y años posteriores, de muchas de las más altas montañas de Argentina y Chile! Algunas veces ascendimos una cumbre que no era la principal y otras tuvimos que dejar la expedición como mera exploración al recién poder determinar, ya al fin de la misma, por donde se debería haber accedido o ascendido! Y VOLVER. Durante años fui informando, con relatos y películas, de los resultados de las expediciones que realizabamos y las he condensado en este blog. Espero te sirvan mis relatos.

Jaime Suárez
jaimesuarezgonzalez@gmail.com

NO QUIERO MINERAS, O SUS CAMPAÑAS DE INTELIGENCIA, ANUNCIANDO EN MI PÁGINA...

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12 octubre, 2008

EL CANDADO - NEVADOS DEL ACONQUIJA


Huaca Cuntur, ascendido el 20 de Junio de  2006



Jaime Suárez

EXPEDICIÓN AL NEVADO DEL CANDADO EN LOS NEVADOS DEL ACONQUIJA

informe y relato de ascensión


Ficha de ascenso:
NEVADO DEL CANDADO
- 5.453 m por GPS
Expedición realizada desde el 14 al 22 de Julio de 2006.
Fecha de cumbre: 20 de Julio de 2006.
Integrantes de la expedición:
David H. Lucero, Ricardo Córdoba, Marisa Arias, Sergio Ariel Mercado, Carlos Rodríguez Lastra, Jaime Suárez.

Cumbre alcanzada:HUACA CUNTUR HAY QUE VOLVER!!!
Dentro de los Nevados de Aconquija, la cumbre Nevado del Candado.

Posición y Altitud:
La posición de esta cumbre es: S 27°20.368 y O 66°10.775
Altura estimada en cumbre por GPS 5.453 m

Ruta y Permisos:
Vertiente Oriental, partiendo desde El Charquiadero, sobre la RP-48 en Catamarca.
Se deben atravesar hasta las estribaciones de los cerros anteriores a este nevado, propiedades privadas con tranqueras, por lo que se debe solicitar autorización que se puede conseguir a través de la Asociación de Montaña Calchaquí, en la capital de la Provincia de Catamarca.

Época más adecuada de ascenso:
Los inviernos suelen ser secos y los veranos lluviosos pareciendo mejor época entre Mayo y Julio, pero considerar la posibilidad de nevadas.

Dificultad:
De alta montaña. No difícil, aunque es imprescindible una buena aclimatación y también experiencia previa en altura y en marcha a gran altitud. Hay que llevar grampones, aunque no se usen, ya que se suelen presentar glaciares en los últimos 300 metros anteriores a la cumbre.

Equipo:
Tienda de altura. Hornillo y combustible o gas suficiente. Abrigo de Alta Montaña. Parka y bolsa de dormir de altura. Guantes y mitones, zapatos dobles, grampones, bastones, gorro, gafas U.V., GPS. Llevar abundante agua.

Trayecto y desnivel:
Dura caminata y luego ascenso, en que se deben superar unos 25 km. de marcha y salvar un desnivel de casi 3.000 metros.

Acceso:
Ya en la provincia de Catamarca, se accede hasta las cercanías de Andalgalá, donde se empalma por la RP-48 hasta Aconquija y El Charquiadero. Esta ruta llega hasta Concepción en Tucumán.

Sugerencias:
Es un largo trayecto el que hay que realizar caminando, y parece más largo aún en el retorno, por lo que se sugiere –para el transporte de la carga- alquilar caballos en Charquiadero, y si es posible ser esperados, por los arrieros, al regreso. Ellos conocen muy bien los lugares donde hay agua.


Aconquija. Hacia el campamento I
Nevados del Aconquija
Nevados de Aconquija es un sistema montañoso que se extiende, con leve sentido Noreste a Sudoeste, por casi 100 km desde Tucumán a Catamarca. En unos 60 kilómetros, forma frontera entre ambas provincias. Es un sistema alejado de la Cordillera de Los Andes y cargado de historias y leyendas precolombinas. Tiene un clima casi propio que la diferencia, al igual que el Famatina, de otros cordones y sistemas montañosos.
¡Cuanta historia y cuanto misterio despierta esta palabra! Según cita Córdova Navarro el nombre Aconquija (antiguamente Anconquija) significa “La luna cerca de la nieve” porque este inmenso cordón montañoso y en especial en el valle catamarqueño donde se encuentran las cumbres más importantes, es donde la luna se observa más cerca de ellas.
Este cordón de montañas tiene riscos inaccesibles, misteriosos senderos, y quebradas profundas que nacen a los 4.500 metros y sirven de cauce, inicialmente para suaves deshielos, y luego para fuertes corrientes de agua provenientes de tormentas. Posee varios picos importantes entre los 5.400 y 5.550 metros. Esto permite que la humedad de los vientos del atlántico y las consecuentes precipitaciones queden en su sector oriental, que presenta bosque y selva subtropical y mucha vegetación que se va achaparrando con la altitud. Por el contrario, la ladera occidental es totalmente árida y rocosa y presenta vegetación de arbustos espinosos y cardones.
Tiene un clima subtropical de inviernos crudos con nevadas y sequías; y veranos de abundantes precipitaciones y mucha calidez; lo cual puede perjudicar la expedición del andinista que no conozca la región y no se informe debidamente.


La expedición
El día 14 de Julio, luego de llegar a Andalgalá, empalmar la ruta provincial 48, superar la peligrosa cuesta de las Chilcas y acceder a El Alamito, nos reunimos a las 19 horas, en el Hostal Aconquija, montañistas de Catamarca, Buenos Aires y Mendoza. Habíamos sido invitados por la Agrupación de Montaña Calchaquí para una expedición a los Nevados del Aconquija, especialmente a la cumbre Nevado del Candado, segunda montaña en altura de ese sistema después del Cerro el Bolsón. Lideraría la expedición formada finalmente por seis personas, el presidente de la agrupación, David H. Lucero.
Esta invitación fue bienvenida ya que es un sistema montañoso del que se tiene muy poca información. Mi amigo alemán Eisenböck me había pedido información en el año 2000 y fue muy poco lo que pude brindarle. Finalmente en Febrero del 2001 hizo esta cumbre, no sin antes quejarse del excesivo conocimiento que sobre el Aconcagua había y el poco existente sobre otras montañas argentinas. Era el momento de poder informarme personalmente.

A primerísima hora del día siguiente, ya preparada la carga que transportaríamos en la mochila y armados los bolsos que serían despachados en caballos, nos dirigimos en vehículos hasta el corral desde donde partiríamos caminando. Se terminaron de definir detalles con Don Roque, encargado de los animales y el transporte de las cargas y comenzó nuestra expedición dando el primer paso hacia la aventura a las 11,30 horas, al ingresar desde la ruta, a los l.508 m, en el punto S27°26,740-O 66°00,120.
Poco a poco atravesamos el fino y ascendente cordón de casas que corre paralelo a la ruta, hasta llegar (tras más de dos kilómetros y medio de caminata) a la primer tranquera, a los 1.800 m de altura, en la posición S27°26,378-O 66°01,680. Aquí nos reunimos con la caballada con la cual seguiríamos la marcha teniéndola siempre a la vista. Previo paso por una segunda tranquera, y tras de haber atravesado unos 4 km de fértil zona de pastoreo, crianza de ganado y plantaciones, denominada Las Mesadas, comenzaron a aparecer los primeros perfiles y crestas en una ascendente geografía. Los fuimos sorteando primeramente dentro de una maraña de arboledas que se iban raleando a medida de nuestro ascenso para luego achaparrarse dentro de pastizales de altura y fusionarse con vegetación xerófila y pastos duros por arriba de los 2.500 m de altitud.


Ascendiendo en el Aconquija

Campamento 1

Casi a las 20 horas estábamos armando nuestro primer campamento, luego de un pequeño descenso desde la senda para hacerlo al lado de un cauce con un hilo de agua, en Cañada Paica, a los 2.746 metros, S27°25,481-O 66°05,568. Hidratamos, rellenamos nuestras botellas con agua, cenamos y a descansar. Habíamos caminado durante la primer jornada 10, 5 km.

Hacia campamento 2
A la mañana siguiente, Domingo, luego de desarmar las carpas, iniciamos la marcha pasadas las 9 horas. Acompañarían nuestra marcha hasta el campamento 2, los arrieros con sus caballos cargados. La idea era llegar cerca de la cumbre del Obero, importante montaña que se interpone en nuestro ascenso hacia el Candado y alcanza los 4.312 metros de altitud. Nuevos y largos ascensos sobre crestas con vegetación que descendía en tamaño, un frugal almuerzo y casi 5 horas después llegamos (según los arrieros) a “Ciénago”, a los 3.840 metros. La posición S27°23,510-O 66°07,194. Habíamos caminado sólo 5 kilómetros y superado un desnivel de casi 1.100 metros. Armamos el 2° campamento, tratando de protegernos del viento, en una ladera y a escasos 100 metros más arriba de una surgente de agua que desaparecía metros más abajo de su afloramiento.
jaime suarez

Campamento 2 rumbo a El Candado

Don Roque y su ayudante se despidieron de nosotros y regresaron con sus animales. De conocer mejor nuestro objetivo, situación que se experimenta al concretarlo o tener un buen relato de expedición, debiéramos haber continuado un día más con la caballada y haber hecho que nos esperaran hasta nuestro regreso de la cumbre, en el siguiente campamento. Pagaríamos el error al regresar, con un día más de demora y el cansancio de transportar en nuestras mochilas todo el peso del equipo, durante todo el largo camino.
La jornada del día siguiente, lunes 17, sería de descanso en este campamento para lograr la mejor aclimatación posible. Aprovecharíamos para hacer una selección del material y de la comida a subir, dejando el resto en bolsas junto a la basura, para recoger al regreso.
A las 8, 15 de la mañana apareció el sol en el horizonte. Al este daba la puerta de nuestra carpa y nos permitió apreciarlo con plenitud y sentir de inmediato el calor de sus rayos. Por la noche, antes de dormir, en esa misma dirección, habíamos visto en la distancia(a más de 55 km), a Concepción, Aguilares y otras ciudades tucumanas, como grandes alfombrados círculos lumínicos.
Luego de desayunar sin abandonar la bolsa de pluma, nos levantamos y caminamos por las cercanías. Fotos, charlas, comida y rápidamente se pasó el día de descanso. Siempre sostengo que hay que descansar mucho, para poder cansarse mucho el día siguiente.

Hacia campamento 3La temperatura durante la hora previa al amanecer superó los 5 grados bajo cero. Apenas salió el sol desayunamos y comenzamos a armar nuestras mochilas y desarmar el campamento. A las 9,20 horas iniciamos la marcha del día, dirigiéndonos resueltamente hacia el Obero que teníamos frente a nuestro objetivo. Estaba la posibilidad de rodearlo por su izquierda, en un flanco sumamente rocoso e inclinado, o demorando dos horas más encarándolo por la derecha. Preferimos la vía rápida de la izquierda, que encaramos con sumo cuidado ( a la vuelta volveríamos por su cumbre evitando rodearlo). Luego de haber superado el peligro, nos encontrábamos en el portezuelo posterior del Obero, en la posición S27°22,374-O 66°08,058, a los 4.268 metros de altura y era el sitio para una buena comida y reponer energías. Media hora de descanso, y ya con la vista del Candado en nuestras retinas retomamos la marcha hacia el próximo campamento. Tratando de evitar perder altura, fuimos bordeando totalmente laderas que formaban anfiteatros. Por fin llegamos a la base inferior derecha de la cresta que conduce a la cumbre del Candado, donde aparecieron unas preciosas surgentes de cristalina agua rodeadas de vegas y una gran piedra, que indicaban era un punto ideal para hacer el campamento 3 de altura. La posición S27°21,618 -O 66°09,213, a los 4.275 metros. Este era el sitio al cual deberían haber arribado los caballos con la carga pesada y quedar ahí con pasto y agua esperándonos.
Habíamos caminado, con toda la carga a cuestas, durante 6 largas horas, una distancia de 5 kilómetros –considerados en línea recta- en un desnivel de casi 450 metros. El tener a la vista totalmente la cumbre del Candado, más abundante agua y buen piso para colocar las carpas de altura, nos ponía bastante contentos. Montamos las tiendas apuntando las puertas hacia el Este y así nos sentimos acompañados al contemplar a lo lejos las luces de las ciudades tucumanas que resaltaban en la oscuridad de la fría noche. Nos hidratamos con un té y poco después una rápida cena y nos dormimos escuchando radio dentro de la bolsa de plumas. A pesar de ser pleno invierno no sentimos mayor frío.

Hacia el campamento de altura AMCEl miércoles 19, con todo a cuestas y con una carga extra de agua ya que más arriba sólo habría nieve para derretir, iniciamos a las 9,30 horas el ascenso hacia el último campamento de altura. En unos veinte minutos accedimos al perfil del filo que nos llevaría al objetivo del día, en los 4.900 m y desde él intentaríamos la cumbre.
A las 14,30 horas, tras 5 horas de esfuerzo en que superamos 650 metros de desnivel y 2,2 km de distancia, llegamos a un pequeño collado a los 4.929 m.

Desde él podíamos contemplar Andalgalá, la ruta que pasa por Pomán y Saujil, también el Manchado y el Peinado que nos indicaba que a su izquierda estaba San Fernando del Valle de Catamarca, y hacia el Noreste, el faldeo de las montañas que finalizaba en las ciudades de Tucumán. Hacia el sur, el Nevado de Famatina, que orgullosamente mostraba su perfil, que se contemplaba a pesar de los casi 250 km. de distancia que nos separaban. Buscamos con la vista alrededor y unos 20 metros más abajo, muy bien protegido entre las rocas, estaban las marcas dejadas por carpas del campamento de ataque Agrupación de Montaña Calchaquí. Era el sitio. S27°21,051 y O66°10,345 a los 4.908 m. Cerca de él, manchones de nieve, con las que podríamos obtener agua al derretirla con nuestros hornillos. Lo tuvimos que hacer luego de armar las carpas y tomar un té ya que habíamos consumido casi toda la que traíamos durante el pesado ascenso.
Ese proceso nos mantuvo ocupados hasta la hora de la cena. Preparamos dos litros por persona, que utilizaríamos para desayunar y durante el ataque final a la cumbre. Por suerte transportaríamos solo equipo ya que las carpas quedarían armadas esperando nuestro regreso, previo colocar en su interior, dos piedras grandes y chatas sobre los neoprenes, para evitar fueran voladas por algún inoportuno viento.

A la cumbreDespertamos muy temprano. Era el día clave. A las siete y aún enfundados en las bolsas habíamos tomado el desayuno. Nos pusimos lentamente el equipo de altura y ubicamos la parka dentro de la mochila junto con los grampones, agua y un poco de comida de marcha para recuperar energías.
A las 9, 20 horas, aprovechando los rayos solares que mitigaban el frío, comenzó el ascenso final. Nos separaba poco más de 1,5 km. y un desnivel de casi 550 metros hasta la cumbre. El desnivel era abrupto pero eso nos estimulaba ya que todo el grupo se movía con entusiasmo.

Con firme paso y bastoneo ascendíamos metro a metro, mientras parecía agrandarse el sector de cumbre. A mitad de ascenso y recostado longitudinalmente sobre la cresta que transitábamos, había un largo glaciar marcado con enigmáticas huellas por el viento. Debimos transitarlo en su perfil para evitar colocar los grampones. En los descansos podíamos contemplar hacia el Oeste majestuosos perfiles de cumbres, que a pesar de estar a una distancia superior a los 200 kilómetros mantenían su personalidad. Así de Norte a Sur vimos el San Francisco, el Inca Huasi, el Ojos, el Tres Cruces, el Pissis y hasta el Bonete, ya en la Rioja. Finalmente la pirámide de cumbre pareció invitarnos a ascenderla. Estaba acompañada a su izquierda por dos inmensas moles, cubiertas con glaciar, que en un primer momento nos parecieron más altas. Por fin, tras 4 horas de trabajoso ascenso llegamos a la apacheta que indica la cumbre del Candado (¡error!).
En la cumbre, pero del Huaca Cuntur!!!

Surgieron los acostumbrados abrazos y salutaciones de cumbre de todo el grupo y la alegría de haber coronado nuestra montaña. Luego la búsqueda del libro de cumbre, dentro de un plástico, el registro de nuestros nombres y la obtención de fotos y el emborrachamiento de contemplar el resto de las bellas cúspides del Aconquija, que parecían invitarnos a que las visitáramos en el futuro. Desde la cima bebimos todo el entorno de paisajes.

jaime suarez
comprobantes de cumbre

Apareció entre los comprobantes un tubo plástico y un envase de vidrio, seriamente dañados por un rayo que había impactado sobre ellos, atraído seguramente por un pedazo de bastón metálico que se hallaba en el costado de la apacheta.



Milagrosamente una imagen pequeña de la Virgen del Valle florecía intacta entre los restos carbonizados de los envases.
A las 13,30 comenzamos el retorno azuzados por un frío y continuo viento que parecía mortificarnos por haber invadido la montaña. Nos acompañó hasta que dos horas más tarde nos metimos a descansar en las carpas del campamento AMC. Un café bien caliente, las conversaciones entre carpas de lo hecho durante el día y a dormir. Al día siguiente comenzaría el retorno, que es otra historia digna de ser contada, pero en un fogón de campamento.


Regresando del Aconquija

NEVADO SAN FRANCISCO


ascendido el 12 de Abril de 2006

Nevado San Francisco - Catamarca - Argentina


Expedición realizada desde el 8 al 13 de Abril de 2006.
Fecha de cumbre: 12 de Abril de 2006.

FICHA DE ASCENSO:
VOLCÁN-NEVADO SAN FRANCISCO (Catamarca – Argentina)

6.016 m.s.n.m. IGM 6.049 m. por GPS
Integrantes de la expedición:
Jaime Suárez, Alejandro Giménez, Nicolás Pantaleón, Juan Speroni.

Cumbre alcanzada:
Cumbre Noreste. La de mayor de las dos principales cumbres que rodean al cráter de este apagado volcán.

Altitud:Oficial 6.016 m sobre el nivel del mar. Estimada en cumbre por gps 6.049 m.

Ruta:Vertiente noroeste directa, denominada “ruta limítrofe”, por desarrollarse prácticamente sobre la línea limítrofe entre Argentina y Chile

Ubicación:
Esta montaña se encuentra en la provincia de Catamarca en la posición 26°55´178 Sur y 68°15´729 Oeste, y es limítrofe con Chile.

Época más adecuada de ascenso:
Octubre a Marzo. En Abril comienzan fuertes vientos que pueden llegar a impedir continuar el ascenso.

Dificultad:
De alta montaña. Poco difícil, aunque es imprescindible una buena aclimatación y también experiencia previa en altura, en marcha a gran altitud y conocimiento de Los Andes. Hay que llevar grampones, aunque no se usen, ya que según el año y/o al inicio o fin de temporada se presentan glaciares en la ruta.

Equipo:
Tienda de altura. Hornillo y combustible o gas suficiente. Abrigo de Alta Montaña. Parka y bolsa de dormir de altura. Guantes y mitones, zapatos dobles, grampones, bastones, gorro, gafas U.V., GPS. Llevar agua.

Acceso:
Ya en la provincia de Catamarca, se arriba desde Tinogasta a Fiambalá y desde allí por la ruta 45 hasta el control de Gendarmería en el Paso Fronterizo de Las Grutas.


Objetivo Incierto
Habíamos previsto realizar una expedición de importancia para los primeros días de abril, aún a sabiendas de que es un mes poco estable en la alta montaña y también muy ventoso. El día 9 de Abril, luego de reaprovisionar combustible en Fiambalá, y proseguir por la ruta 45 que conduce al Paso San Francisco, nos encontramos en el refugio de Cazadero -al final del río que con ese mismo nombre desciende del interior de la cordillera para unirse al río Guanchín- 3 andinistas de Salta (Nico Pantaleón, Alejandro Giménez y Juan Speroni), 1 de Mar del Plata (Eduardo Namur), 1 de Santa Fe (Gonzalo Lorenzo) y 6 de Mendoza (Marisa Arias, Oscar Daher, Francisco Cordón, David Leiva , Federico Indovina y el que suscribe).



Grande fue nuestra decepción al frustrarse nuestro objetivo inicial por la falta de mulares. Unos suizos que previamente las habían alquilado, para ir al Walter Penck, demorarían su retorno 3 o 4 días más, lo que nos perjudicaba a todos, especialmente por compromisos de retorno al trabajo, o cumplimentar días tomados a cuenta de las vacaciones. Esa noche acomodamos nuestras carpas al lado del río Cazadero, pudiendo descansar del largo viaje bajo el arrullador murmullo de sus frías y cristalinas aguas.
No impidió que nos diéramos un suculento almuerzo de trucha asada...

jaime suarez

David, Francisco y Jaime, saboreando las truchas obtenidas por el puestero

El nuevo día nos permitió considerar que a grandes males, grandes soluciones. Cambiaríamos el objetivo. Estábamos cerca del paso fronterizo San Francisco y hacia él nos dirigimos. Poco antes de llegar al puesto de control de Gendarmería Nacional, ubicado en Las Grutas junto con un puesto de Vialidad Provincial de Catamarca, se presentó ante nuestra vista un imponente circo de montañas entre las que sobresalían el volcán Inca Huasi (6.638 m) y el volcán San Francisco (6.016m). Este último da nombre al paso San Francisco y pasa a su norte la ruta asfaltada que alcanza en algún momento los casi 4.800 metros de altura. A partir del límite, por camino consolidado se accede a Copiapó.
Hicimos los controles de acceso en Gendarmería y una vez más nos acomodamos en los bunquer-refugio que por un muy módico precio diario pone la D.P.V. de Catamarca a disposición del viajero.

Suele haber, en caso de necesidad, aprovisionamiento de combustible. Luego un tardío almuerzo a los 4.000 metros de altura y después, entre bromas, nos ubicamos en los cómodos colchones de las literas para una reparadora siesta. Antes de la cena coordinamos los objetivos para el día siguiente. Los 4 que habíamos ascendido ya el Inca Huasi encararíamos el Nevado San Francisco, el resto iría al Inca Huasi. La cumbre del Inca Huasi se encuentra a casi 22 kilómetros de Las Grutas, y la del San Francisco a 13 kilómetros. A su vez, entre ambas cúspides hay una distancia de 14 kilómetros. A la noche, antes de la cena ya habíamos preparado todo el equipo, comida y agua para iniciar al día siguiente la aventura.

Jaime Suárez

Nevado Volcán San Francisco, panorámica



Hacia el Paso San Francisco

Recién a las 10 de la mañana partimos en dos vehículos hacia las metas establecidas. Un vehículo, el nuestro, hacia el límite fronterizo, al Oeste, con Alejandro, Nicolás, Juan y Jaime. El otro, con los demás, hacia la falda del Inca Huasi, al sudoeste.
Nuestro grupo pronto llegó al límite internacional entre Argentina y Chile, desde donde enfilamos con rumbo sudeste hasta llegar a los 4.794 metros.


Campamento base, donde quedaría el vehículo

Ahí quedaría, en la posición 26°53´062 y 68°17´733, luego de tapar con mantas el motor, la batería y el radiador. Colocamos las mochilas sobre nuestras espaldas y con muy buen ánimo y con paso lento comenzamos a ascender a las 11, 30 hs.. Tres horas más tarde, vencidos más por el hambre que por el cansancio, vimos al fondo de una hondonada un excelente lugar para hacer campamento. Descendimos unos 50 metros sintiendo una agradable protección contra el viento que desde hacía rato nos molestaba. Cabían exactamente dos carpas, sin necesidad de nivelar el piso que era una base de arena rodeada de grandes piedras en todos los costados.


Nevado San Francisco, campamento uno

Habíamos ascendido casi 400 metros, caminado 2,5 Km. desde el vehículo. La posición 26°54´208 y 68°16´900 y la altura 5.188 m. Nos separaban 850 metros de desnivel de la cumbre, la que se encontraba a una distancia de 2,7 km. En condiciones más normales es mejor ascender unos doscientos metros más, para facilitar la labor del día de cumbre. Armamos las carpas y procedimos a almorzar ligeramente. Debíamos cuidar los dos litros de agua que por persona llevábamos. A las 18 horas y ya dentro de las bolsas de dormir intentamos infructuosamente comunicarnos por radio con la expedición que había encarado el Inca Huasi. El sitio era un centro de muy baja presión que motivó que durmiésemos entrecortadamente. Dentro de las carpas, poco antes del amanecer, registramos una temperatura de 10° bajo cero.
A las 8,30 hs. del día 12, bajo unos incipientes rayos solares que no calentaban nada, comenzamos el ascenso en busca de la cumbre. Tras 4 horas y media llegamos a los casi 5.800 metros, al borde muy erosionado y cubierto del cráter central. Deberíamos continuar, aunque ya en un más suave desnivel, sobre el hombro oeste del cráter, hacia una redondeada y nevada cúspide que se encontraba hacia el sur. A las 14,10 hs. el primero del grupo estaba coronando el San Francisco, minutos después todos nos abrazábamos en la parte más alta de este guardián del paso San Francisco.

San Francisco, Nico, Jaime, Juan, y Alejandro (sacando la foto) en la cumbre


Entre las piedras de la apacheta de cumbre apareció una valija-portafolios de aluminio conteniendo el libro de cumbre. También un pote plástico con un comprobante de la Agrupación Belenista de Montaña, que era imposible de leer completamente por el paso del tiempo y la acción del clima. Este testimonio me enteré unos días después fue confeccionado por la hija de Víctor E. Carrizo, miembro del directorio de la ABM , en la que se comprometía a ascender esa cumbre, a la cual iba su padre, cuando fuera mayor.



Se convirtió en un testimonio de cumbre para esa laboriosa institución de montaña catamarqueña.

Registramos nuestros nombres en el libro y volvimos a colocarlo en la posición original. El viento era suave ahora, aunque bastante frío. Hacia el sur se apreciaban, sobresaliendo perfectamente a 13 kilómetros de distancia, los 600 metros de diferencia de altura con que nos superaba el Inca Huasi. Hacia el Norte a la izquierda el Cerro El Cóndor de 6.373 m florecía tachonada su cresta por algunos glaciares, a 34 kilómetros de distancia y en el mismo sentido, hacia la derecha, el Cerro Peinado de 5.741 metros, a unos 36 km. de distancia.
Poco después de pasadas las 15 horas comenzamos el descenso, ya más tranquilos. Al llegar al inicio de la bajada abrupta, pudimos observar con más detalle, -ya que durante el ascenso no lo hicimos-, el color turquesa la Laguna Verde, que con poco más de 6 kilómetros de largo x 2,5 de ancho, se encuentra a unos 20 km de distancia dentro de territorio chileno,

A las 17 horas estábamos en nuestro campamento uno, que comenzamos a deshacer con el afán de poder regresar a Las Grutas. A las 18 hs. con todo a cuestas iniciamos el retorno hacia el vehículo al que llegamos ya cercano a las 20 horas. En este último trayecto lamentablemente perdí mi sombrero de montaña, regalo de mi amigo el montañero mexicano Daniel Méndez en ocasión de la limpieza del Aconcagua, en la cual 120 montañistas de América recolectamos en el año 1991 casi 10 toneladas de basura. Compañero de montaña que lo encuentres, será tuyo con todos los emblemas como el de UPAME, el la Escuela Militar de Jaca, el de Club de Exploradores de México, el del Grupo de los Cien, el emblema pequeño del Cóndor Dorado, y alguno más, con la sola excepción del viejo logo del “Club Alpinista Mendoza” que guarda un muy especial sentimiento para mí y espero recuperar.Ya con las sombras de la noche regresamos tranquilamente cruzando el collado del San Francisco hacia Las Grutas. Una buena y caliente cena y unos mullidos colchones nos esperarían.
jaime suarez


Nico, Alejandro y Jaime, festejando la cumbre mientras Juan saca la foto


El otro grupo que tenía que superar un campamento más y al que debíamos esperar durante 24 horas, -que aprovechamos para disfrutar de la fuente termal que a poco más de dos kilómetros de Las Grutas existe- fue rechazado camino a la cumbre del Inca Huasi por un muy fuerte viento que se desató ese día. Pero quedó la promesa de volver a la zona.


Las Grutas, puesto Vialidad Provincial Catamarca

Igual, esa noche la guitarra de David y sus melodías patagónicas, llenaron de emoción ese norteño y solitario lugar de nuestro querido país.


Jaime Suárez
Abril 2006


NOTA PARA LAS FOTOGRAFÍAS DEL INCA HUASI DESDE LA CUMBRE DEL SAN FRANCISCO:
La de Walter Penck, tomada en el año 1913.
(foto en blanco y negro)

La misma foto, tomada durante la expedición, desde el sitio de cumbre


Inca Huasi, desde la cumbre del San Francisco

Walter Penck fue un joven geólogo alemán, nacido en Viena el 30-8-1888, fue contratado por el Gobierno Argentino, para la investigación geográfica en la zona norte de la Cordillera de Los Andes, a inicios del siglo pasado.
En Julio del año 1912 pisó suelo argentino y a poco tiempo inició sus investigaciones geológicas, geográficas y topográficas. Durante dos años, trabajó el joven científico en la región del Dpto. de Tinogasta.
Corría 1913, contando en ése entonces con unos 25 años de edad partió, desde Tinogasta, en Catamarca hacia la zona limítrofe. Aparte de sus investigaciones realizó varias ascensiones. Entre las principales, el 16-12-1913, a las 13,15 el nevado San Francisco. En su cresta queda ubicada, bajo un montículo de piedras, una caja de hierro con una tarjeta de Walter Penck, adentro.

Sobre ese ascenso, comenta Walter Penck en sus escritos:

“Este ha sido el día más difícil en mi vida. Los Alpes ni los quiero mencionar, ya que no hay nada comparable. Famatina y también Bonete no fueron tan dificultosos como este coloso llamado San Francisco”.

“El sol calentó un poco, registro unos 2 grados, pero siento calor. Solamente cuando llegaron los impactos del viento, sentí el frío. Hacía el oeste no pude tomar ninguna fotografía. Por lo general, sacar fotografías desde aquí es una hazaña. Mis dedos quedaron duros, y a cada movimiento me dolían. Se me partió la piel y bajo las uñas me salió sangre. No tenía ni fuerza en las manos”.

Desde esta cumbre tomó esta histórica fotografía y días después escaló la montaña que había fotografiado: el Inca Huasi, de 6.638 metros. Siendo el primero que lo hizo quinientos años más tarde que los incas.
Falleció en 1924, en Alemania, a los 36 años de edad. En su honor se ha denominado con su nombre a la cumbre de 6.658 m ubicada en la posición Sur 27°11´817 y Oeste 068° 33´583, dentro de Catamarca, y cercana a Ojos del Salado.


Nevado San Francisco, desde Las Grutas



Nevado San Francisco, rumbo a El Condor

07 enero, 2008

NEVADO LAGUNA BLANCA

NEVADO LAGUNA BLANCA
EL SEISMIL DE BELEN


ascendido el 7 de Diciembre 2006




Por Jaime Suárez

Cumbre alcanzada:
Cumbre Norte, sierra central.
Expedición realizada desde el 3 al 8 de Diciembre de 2006.
Fecha de cumbre: 7 de Diciembre de 2006.
Posición y Altitud:
La posición de esta cumbre es: S 26°31.797 y O 67°03.563
Altura estimada en cumbre por GPS 6.018 m
Ruta:
Vertiente Oriental, partiendo desde Laguna Blanca, Catamarca.
Acceso:
Ya en la provincia de Catamarca, se accede desde Belén por la ruta nacional 40 a la localidad de el Eje y desde allí, se ingresa a la ruta provincial 43 y luego de superar Villa Vil y Barranca Larga, se continúa hacia Laguna Blanca. La distancia desde Belén a Laguna Blanca es de 175 km.
Época más adecuada de ascenso:
Prácticamente todo el año, con los cuidados de cada estación y mejor y mayor equipo en invierno, con las precauciones del caso porque son usuales las nevadas.
Dificultad:
De alta montaña. No difícil. Imprescindible una buena aclimatación y también experiencia previa en altura y en marcha a gran altitud.
Equipo:
Tienda de altura. Hornillo y combustible o gas suficiente. Abrigo de Alta Montaña. Parka y bolsa de dormir de altura. Guantes y mitones, zapatos dobles, bastones, gorro, gafas U.V., GPS. En invierno es imprescindible botas dobles y grampones, especialmente luego de nevadas. Llevar abundante agua si no se conocen los puntos donde se puede obtener.
Trayecto y desnivel:
Caminata y ascenso de aproximados 14 Km. Con dos o tres campamentos se debe superar un desnivel de más de 2.700 metros desde el pueblo a la cumbre.
Sugerencias:
Es un largo ascenso, por lo que se sugiere –para el transporte de la carga- alquilar mulares y burros en Laguna Blanca y ser esperados por los arrieros. Ellos conocen muy bien los lugares donde hay agua.
Integrantes de la expedición a cumbre:
María Aguiar, Elsa Abrego, Adriana Agüero,
Víctor Eduardo Carrizo, Norberto Cruz, Víctor Nieto, Juan Carlos Planas,
Carlos Rodríguez Lastra, Jaime Suárez y Aldo Vergara.
Expedicionarios hasta los 5700 metros:
Segovia Julio (Belén)
Jais Pablo Esteban (Belén)
Expedicionarios hasta campamentos II de altura:
Ogas Alba (SFV de Catamarca) - Por decisión propia
Segobia Edgardo (Villa Vil - Belén) - Evacuado
Suárez Gabriel (Policía de Laguna Blanca) - Apoyo a la expedición
Casimiro Filomón (Arriero de Laguna Blanca)
Carrizo César Luís A. (Belén)
Expedicionarios hasta PUESTO CORRAL NEGRO/Corral Quemado?
Villagra Carlos y Sra. (Policía de Laguna Blanca) - Partes de Prensa
Participantes hasta LAGUNA BLANCA
Venecia Juan (Tucumán) - Por decisión propia
Tapia Marcela (SFV de Catamarca) - Por decisión propia (Agencia de Turismo)
Suárez Horacio (La Rioja) - Por decisión propia (Revista)



Vista del Nevado desde el pueblo de Laguna Blanca



El Nevado Laguna Blanca es un sistema montañoso de altas sierras que se extiende, en unos 50 km con sentido Norte a Sur, desde el final del gran cráter del Galán, que se encuentra al norte del nevado, hasta casi el inicio de la Puna, al sur.
Se lo aprecia significativamente por predominar tres grandes jorobas con sus cumbres nevadas. La sur, cuya altura máxima llega a los 5.910 m; la central, más extensa y con cumbres amplias que alcanzan en su mayor altura más de 6.000 metros; y la norte con una altura de 5.757 m. Un profundo “tajo” de norte a sur divide prácticamente en dos a este nevado, quedando las mayores alturas en el sector oriental del mismo. En él aparecen algunas bellas lagunas de altura, por sobre los 5.500 metros. Al igual que en otros cerros, en los faldeos, misteriosos restos de construcciones tachonan esta montaña.
Este cordón de cumbres y alturas lo convierten en la barrera final a la ya débil humedad que proviene con los vientos del Atlántico y como consecuencia de ello la ladera occidental es mucho más árida y rocosa.


Encuentro de Montaña
Nos había invitado la Agrupación Belenista de Montaña a su encuentro nacional de montaña. En este caso era el noveno y se desarrollaría partiendo desde Belén a la zona de la Laguna Blanca, en el portal de la puna catamarqueña. Se notaba en los comunicados que Pablo Jais, Víctor Eduardo y César Luis Carrizo, y todo su equipo, habían preparado meticulosamente este encuentro y la expedición destinada a coronar el único sistema de más de 6.000 metros del departamento de Belén. Y así posteriormente, paso a paso, lo irían demostrando.
Son proverbiales los exitosos resultados de los encuentros de la Agrupación Belenista de Montaña y con cuanto sacrificio y esfuerzo hacen una excelente difusión al país de los atractivos, cultura e historia de esa zona de Catamarca.
Salimos desde Mendoza a las 7 de la mañana el día 3 de Diciembre y de un solo tirón, aunque en un agradable viaje, hicimos los casi 1.000 km que nos separaban de la Laguna Blanca. El camino, a partir de El Eje, es de no muy buena transitabilidad para un vehículo normal, y aunque íbamos en una 4x4 tuvimos el problema del reventón de una cubierta, unos 30 km antes de llegar. La misma quedó totalmente inutilizada. Es conveniente llevar un segundo auxilio y un poco más inflados los neumáticos para evitar los cortes de alguna laja o piedra del camino.
El grueso del grupo ya había llegado y ocupaba las instalaciones de la Estación de altura de la Dirección Provincia de Ganadería de Catamarca, donde todos quedamos hospedados.


Previo a la cena se inauguró el encuentro y se exhibieron, luego de ella, diversas proyecciones sobre cumbres y temas de montaña.

Laguna Blanca
El pueblo de Laguna Blanca, se ubica al norte del Departamento de Belén, en Catamarca. Su posición, S 26º 35,211 y O 66º56,553 a los 3.250 metros de altura sobre el nivel del mar. Tiene una población cercana a los 600 habitantes, que constituye el área poblada más meridional de la Puna. La actividad predominante de la zona es el pastoreo de llamas, ovejas cabras y algunos equinos. Realizan también muy buenos trabajos artesanales en telares con las lanas obtenidas de los animales que crían y capturan.



Una traviesa llama irrumpía constantemente en nuestro lugar de almuerzo


Excepcionales artesanos del telar hacen preciosos trabajos en Laguna Blanca


Desde el año 1982 integra la red mundial de reservas de la Biosfera y en consecuencia día a día sus pobladores luchan por unir, con el mejor equilibrio posible, el pasado y las costumbres de su tierra, con el devenir de costumbres de las urbes argentinas. Ayudados por el gobierno de la provincia trabajan por la conservación de las especies, de los ecosistemas, de los recursos genéticos, por el desarrollo de actividades de investigación científica y cultural y por la educación.


Colabora fundamentalmente con ello la existencia de un Museo Integral de la Reserva de Laguna Blanca, que desde hace 9 años funciona divulgando y brindando información que complementa y apoya los objetivos de la reserva.

El día siguiente, lunes 4, tras el reparador sueño y un rápido desayuno, dedicamos la jornada a conocer el lugar, continuando también el proceso de aclimatación por sobre los 3.000 metros.
Guiados por el representante municipal, Isaac Casimiro, visitamos la zona de la laguna, y en ella, el sector donde se realiza dos veces al año, mediante un módulo experimental, con malla plástica y postes estratégicamente colocados, la captura y esquila de vicuñas silvestres, que luego son devueltas al ecosistema. En este atropamiento de las vicuñas interviene todo el pueblo ya que de esta esquila se obtiene una finísima fibra animal que es aprovechada para los tejidos de la comunidad. Estas artesanías reportan beneficios a la economía lugareña. También visitamos la escuela, que con abnegación y no sin gran esfuerzo llevan adelante varias maestras. Una de ellas, María, profesora de educación física, nos acompañaría en la expedición a la cumbre. Los chicos estudian con residencia en la escuela ya que provienen no solo del pueblo sino que de lugares aledaños. No faltó la visita al museo integral de la Reserva Laguna Blanca, excelente centro de información y estudio, tanto arqueológico como de costumbres, creencias, flora y fauna de la zona. Al anochecer nuevamente proyecciones y debates sobre temas de montaña ocuparon nuestro tiempo.

Ceremonia a la Pachamama
El día sería sumamente corto. Bien temprano, y luego de haber preparado ya todo el equipo de ascenso, que quedó en bolsos para ser transportado en lomos de burros hacia la altura, no dispusimos al consabido desayuno.
Tras él habíamos sido invitados, por las autoridades del pueblo, a “corpachar”, ceremonia de dar a comer a la tierra, a la Pachamama. El acto sería en la Plaza de la Apacheta.

Las apachetas son montículos cónicos que se van formando por la acumulación de piedras que cada persona, en una ceremonia o en su paso por el lugar, aporta a ellas. Suelen marcar los lugares en que cambia el horizonte, la naturaleza, o surge un misterio. Tienen función religiosa y ritual, sus espacios se consideran sagrados y relacionan a las personas con ellos ya que se realizan peticiones de salud, protección, permiso para ingresar a un nuevo lugar, etc.

Frente a la apacheta, y rodeados de fálicas columnas y muros pircados, cada uno de
nosotros colocó en ella una piedra. A su entorno se había excavado un pequeño pozo donde, tras escuchar al “Coquena” (protector de los animales del campo) y las palabras del Chamán, cada expedicionario, con una interior petición, realizó la ofrenda a la Pachamama volcando en el agujero hojas o acullicos de coca, colillas de cigarrillos, un chorro de alcohol o vino, y hasta algún trozo de pan.




En sus comentarios posteriores de buenos deseos el chamán nos pidió que erigiésemos apachetas en cada lugar trascendente de nuestro ascenso a la cumbre.
Siguió luego un buen almuerzo para disponer bastante energía y tras él, a las 14,20 horas, con carga liviana (al ir el grueso de la misma y la comida a lomos de burro), iniciamos nuestra marcha. La meta del día que sería el campamento uno de altura. El inicio de la marcha fue lento, ya que cada uno de nosotros debía adaptarse a su ritmo y luego todos a un ritmo de grupo. Poco a poco lo fuimos logrando y estableciendo tiempos de marcha y descanso. Durante el trayecto en que atravesamos acarreos de erupción volcánica, no dejé de observar como Adriana levantaba del suelo una piedra de cuarzo blancuzco-amarillento mucho más grande que un puño y la guardaba en su mochila. Ascendimos luego muchas pequeñas lomadas de piedras y finalmente tras 3 horas y media de marcha, a las 17,50 horas, llegamos a nuestra meta, Puesto Corral Quemado S 26º 33,783 y O 66º59,876 a los 3.896 metros.

Campamento Uno

Habíamos caminado durante esas horas un poco más de 6 kilómetros desde el pueblo, superando más de 600 metros de desnivel y restándonos aún unos 7 kilómetros y unos 2.100 metros de desnivel hasta la cumbre.
Este puesto, con construcción de piedra techada y pircados corrales, se mimetiza con su inmediato entorno de montículos de piedras. Está rodeado por dos pequeños cursos de agua y muy cercano a una vega de altura, que lo hacen muy estratégico. Es aprovechado para eventuales pastoreos de ganado.




Tuvimos que soportar una larga espera, que llenamos con bromas, charlas, y consumiendo las últimas provisiones de marcha, hasta las 22 horas en que recién llegaron los burros con nuestros equipos. Los arrieros tuvieron que recuperar dos cuadrúpedos desertores. Bajo la luz de las linternas armamos nuestras carpas alrededor de la construcción y en el corral y nos dispusimos a dormir luego del cansancio del día y de la larga espera de los animales y la carga.

Partida desde el campamento unoLa salida sería a las 9 horas, por lo que aprovechamos para desayunar tranquilamente. A pesar de estar nublado, unos lo hicieron con vida social, fuera de las carpas, sorbiendo café y convidando galletas y otros lo haríamos cómodamente metidos en nuestras calientes bolsas de dormir, mientras mi Tranglia -a prueba de caídas-, calentaba el agua y también la carpa.
Ya estaba formada en el costado del campamento una apacheta en la cual cada uno de nosotros no dejamos de poner una piedra y pedir por la expedición. Desarmamos las tiendas que embolsamos nuevamente con parte del equipo, y algunos de los acompañantes que sólo venían hasta el puesto iniciaban el retorno mientras nosotros salíamos hacia el próximo campamento. No apartaríamos la vista de los burritos que transportaban nuestras cargas.
El ascenso se hacía más pronunciado y también las paradas. Superamos peñas, vegas de altura, una bella laguna y lomadas. Pasadas las 13 horas a los 4.580 metros de altura aprovechamos para almorzar. Lo hicimos junto a un curso pequeño de agua que nacía cien metros más arriba y que luego abruptamente se colaba entre las piedras. Pasadas las 14 horas nos hallábamos a los 4.775 metros, en una hondonada con suelo de arena gruesa y protegida del viento, donde perfectamente podían armarse nuestras carpas.


Campamento dos:

Como había matas de pasto y un poco más allá agua, era también un buen lugar para los animales. No muy lejos se podía contemplar recostada contra la inclinada montaña, una pequeña mancha blanca, resto de lo que otrora fuera un gran glaciar. Este glaciar que ahora lucha por seguir existiendo se aprecia desde el pueblo, a 10 kilómetros de distancia, e indica el lugar del campamento dos.
Estábamos en la posición S 26º 32,627 y O 67º01,515. Armamos las carpas y nos pusimos a descansar y a preparar té. Un poco más tarde todos estábamos aportando una piedra a una flamante apacheta. Habíamos ascendido un importante desnivel de casi 900 metros desde el campamento uno, tras una distancia de 3 y medio kilómetros. A pesar de haber sido significativa la diferencia de cotas, notábamos con preocupación que al día siguiente (en el que intentaríamos la cumbre), los casi 4 kilómetros de distancia y 1.240 metros de diferencia de altura, que nos separaban de ella, representarían un muy importante esfuerzo para una sola jornada.
Esa noche debimos evacuar a un expedicionario que presentaba un fuerte principio de edema pulmonar, César Luis debió sacrificar la cumbre acompañándolo hasta Laguna Blanca.

Hacia la cumbre
Los arrieros, junto a algunos expedicionarios, nos esperarían en este campamento. Las carpas quedarían armadas ya que debíamos regresar a ellas luego de la cumbre. Se había tomado la decisión de partir a las 5 de la mañana. Despertamos trabajosamente a las 4 e iniciamos el proceso del desayuno y después, aún con tiempo, muy tranquilamente cargamos en la mochila un par de guantes más, abrigo, un litro y medio de agua y comida de marcha. Puntualmente partimos a la hora señalada iniciando una lenta marcha para adecuar nuestro cuerpo al esfuerzo y minimizar con el movimiento el frío del amanecer. Las linternas frontales iban marcando nuestro ascenso hasta que pasadas las 5 y media, al Este, comenzó a iluminarse el horizonte. Los primeros rayos del sol comenzaron a brillar en el cielo y marcaban oscuros los perfiles de las montañas del naciente. Pronto la visibilidad fue total y el frío empezó a dejar de sentirse.
A los 5.700 metros, Pablo Esteban debió abortar su ascenso a la cumbre a la que tantos esfuerzos había dedicado, debía acompañar a uno de los expedicionarios que sufría, en una pierna, un fuerte dolor muscular. Regresarían al campamento 2.


Continuamos el lento ascenso y pasadas las 2 de la tarde estábamos buscando la mayor elevación de la cumbre. A las 2, 15 horas en la posición S 26º 31,797 y O 67º03,563 el GPS marcaba 6.018 metros.



Nevado Laguna Blanca - cumbre



La Agrupación Belenista de Montaña había cumplido su objetivo de organizar una expedición que coronara la única cumbre de 6.000 metros que tiene el departamento de Belén. Tras un poco más de 9 horas habíamos superado los 1.200 metros de altura. Probablemente éramos los primeros en lograrlo ya que la cúspide no mostraba ninguna marca ni comprobante. Los consabidos abrazos y fotos y luego de un leve descanso comenzamos el armado de una base circular con piedras para construir la apacheta de cumbre. No sin sorpresa puede apreciar como Adriana extraía la piedra de cuarzo que había levantado el primer día de la expedición y la colocaba en la parte superior de la apacheta, donde parecía brillar.
En el Este todo el ancho valle que contiene al pueblo y la laguna resaltaba con un tono blancuzco salino. Hacia el Oeste podíamos apreciar a escasos 22 kilómetros el pueblo de El Peñón, donde había pernoctado en pasadas expediciones al Antofalla y al Galán. Hacia el noroeste se veía la negra y larga mancha horizontal de escoria volcánica existente antes de llegar a Antofagasta de la Sierra y las siluetas de los dos volcanes que de ella sobresalen, y directamente tras ellos, a unos 135 km, asomaba el majestuoso perfil del Antofalla. Con sentido norte a 66 kilómetros las cumbres del Galán dentro del extenso cráter que las contiene.
Pero había que volver, había sido un largo y pesado ascenso. Lentamente lo fuimos haciendo y pudimos contemplar más tranquilamente una preciosa laguna que por los 5.500 metros muestra una superficie dibujada con anillos y halos concéntricos de diferentes tonalidades de azul y verde.




Lagunita Onix, cercana a la cumbre del Laguna Blanca




Alguien la llamó la Laguna Onix, y parecía que este mármol era el que mejor representaba los bellos y circulares coloridos de este espejo de agua.

Por fin, desde la altura y muy lejos, vislumbramos las carpas del campamento dos, al que arribamos a las 19 horas, luego de unas 4 horas de descenso. Nos esperaban a medida que llegábamos, con té caliente, que cada expedicionario llevaba a su boca lentamente, con temblorosas manos. Tuvimos la noticia de que los que habían regresado se encontraban muy bien.
Recuperamos fuerzas comiendo, bebiendo y descansando. Al día siguiente se iniciaba el regreso.




Foto de familia del grupo



Regreso a Laguna BlancaMuy tranquilos, iniciamos el regreso al pueblo de donde habíamos partido tres días atrás. Una parada a la hora del almuerzo en el puesto Corral Quemado, donde de nuestros bolsos y cajas que habían quedado en el refugio, aparecieron salames cordobeses, quesos, ensaladas de frutas, amén de dos inmensas sandías, lo que permitió reponer fuerzas al grupo.

El grupo, en el campamento uno, durante el regreso de la expedición de cumbre


Mientras volvíamos pasaban en nuestras mentes muy rápidamente todos los paisajes de esos 10 kilómetros, aunque para nuestros cansados pies parecieron interminables. Era diferente apreciar el paisaje caminando hacia abajo y con los ojos más levantados. Hasta las flores de los cactus parecían de más colorido. Llegamos a nuestro hospedaje y nos preparamos para una cena en la que cambiaríamos experiencias y anécdotas. Luego a dormir y al día siguiente partiríamos a Belén donde, para no ir a menos, tendríamos otra suculenta y conversada cena.
Da gusto hacer andinismo así.





El más cómodo de los componentes de la expedición






WAY POINTS EXPEDICIÓN AL LAGUNA BLANCA - Diciembre 2006

PUEBLO LAGUNA BLANCA -S 26,35.173,-O 66,56.603 3282 m
AL Campamento 1 1, -S 26,34.448,-O 66,57.697 3466 m
AL C1 2, -S 26,34.192,-O 66,58.024 3518 m
AL C1 3, -S 26,34.081,-O 66,58.986 3733 m
AL C1 4, -S 26,33.968,-O 66,59.543 3866 m
LBCAMP 1, -S 26,33.784,-O 66,59.876 3896 m
AL Campamento 2 1, -S 26,33.523,-O 67,00.391 4065 m
AL C2 2, -S 26,33.413,-O 67,00.829 4348 m
COMIDA, -S 26,33.186,-O 67,01.288 4580 m
LB CAMP 2, -S 26,32.627,-O 67,01.516 4775 m
A CUMBRE 1, -S 26,32.026,-O 67,02.007 5243 m
A CUMB 2, -S 26,31.733,-O 67,02.229 5505 m
A CUMB 3, -S 26,31.490,-O 67,02.318 5574 m
A CUMB 4, -S 26,31.547,-O 67,02.636 5679 m
A CUMB 5, -S 26,31.580,-O 67,02.881 5747 m
A CUMB 6, -S 26,31.648,-O 67,03.106 5854 m
CUMBRE Laguna Blanca -S 26,31.797,-O 67,03.563 6018 m




04 agosto, 2006

Bonete Chico



BONETE 

BONETE CHICO 6.759 m

ascendido el 15 Noviembre 1996

por Jaime Suárez

Expedición realizada por miembros de la F.R.A.E. ( C.A.M. – JANAJMAN ) y la U.P.A.M.E.




Bonete desde el Oeste
Ubicación
El Volcán Bonete denominado injustamente, a pesar de sus 6.759 metros de altura, como Bonete Chico, es la 6° cumbre de Occidente, luego del Aconcagua, Pissis, Ojos del Salado, Mercedario y Huascarán.
Se encuentra en la provincia de La Rioja, en la posición 28°01´114 Sur y 68°45´350 Oeste y está rodeado por importantes y enigmáticas montañas. Hacia el Norte de su cumbre, prácticamente dentro del sistema, encontramos a 8 km. de distancia una segunda mole que alcanza los 6.200 metros de altura y también suele llamársela Bonete. Más al Norte, a 12 kilómetros de esta última, aparece una cumbre separada e independiente, y recibe a pesar de sus 5.943 metros de altura el nombre de Bonete Grande. Desde el Bonete Grande encontramos 10 km. al Norte y determinando el límite entre La Rioja y Catamarca al Pissis, con sus 6.882 metros de altura que lo posicionan como la segunda montaña de América. Hacia el Oeste del Bonete, a unos 23 kilómetros, está el cordón del Veladero, donde sobresale especialmente una bellísima montaña con misteriosos restos de construcción inca en su cumbre. Desde allí a más de 20 km. discurre el límite con Chile. Y hacia el Sur, a 25 kilómetros la costa Norte de la Laguna Brava.

Salimos el día Viernes 8 de Noviembre a las 18 horas, en tres vehículos 4x4 con la idea de avanzar todo lo posible y pernoctar ante el primer síntoma de cansancio. Llegamos así hasta Jáchal, en la Provincia de San Juan, donde se realizó el primer descanso.
A la mañana siguiente, bien temprano, continuamos nuestra marcha sobre la ruta 40 pasando por Villa Unión y arribando al medio día a Vinchina, donde aprovechamos para reportarnos en Gendarmería Nacional y reunirnos con Marcelo que venía desde Buenos Aires y con Alejandro Gimenez, que lo hacía desde Salta, quienes ya nos estaban esperando.
Continuó el grupo su marcha hasta Jague, donde cada andinista debió abonar la suma de $ 10,00 para poder ingresar a la Reserva del Bonete, por ser ésta un área protegida. Siguió nuestro avance por un buen camino, hasta encontrar el río Peñón al que acompañamos. Antes de llegar al refugio del mismo nombre llenamos todos los bidones con agua ya que de allí en adelante la provisión de ese vital elemento se hace dificultosa. Luego de pasar el refugio accedimos a la Pampa del Peñón, donde pronto tuvimos la contemplación de la bella Laguna Brava, por varios kilómetros y teniendo siempre como telón de fondo a la Cordillera de Los Andes donde se destacaban los imponentes perfiles de la Sierra del Veladero y el Bonete.
Hay en las cercanías de la laguna dos refugios de piedra, tipo nido de hornero, que al igual que el existente en el Peñón, y otros que continúan hacia el límite con Chile, fueron construidos durante la presidencia de Sarmiento para facilitar el desplazamiento de ganado hacia el vecino país.
Uno es de la Laguna Brava y el otro el de Mulas Muertas. Habíamos optado por el primero por encontrarse a nuestro criterio en forma más directa para acceder a nuestra montaña.

Refugio de la Laguna Brava
Sobre los 4.300 metros de altura, y al lado del viejo refugio de piedra, armamos nuestro campamento dentro de un amplio y rectangular pircado que sirviera para resguardar el ganado caballar en el pasado.




Refugio Laguna Brava o Retamo

Al lado mismo del refugio pudimos contemplar nuevamente al “destapado”. Se llama así a una osamenta humana que deja ver parte de la misma, inclusive sus botas, a pesar de las piedras que la tapan. Se cuenta que aunque se lo cubre totalmente con piedras, durante la noche se “destapa”, apareciendo de nuevo a la mañana con zonas sin cubrir. Cristianamente es inevitable no colocar piedras encima, pero créase o no es necesario volver a hacerlo a la mañana siguiente.



El Bonete, desde la Laguna Brava

Tras la rápida marcha en distancia y altura se imponía movernos con lentitud para adaptar nuestro organismo a la falta de oxígeno. Nos encontrábamos a unos 25 kilómetros de distancia de nuestro objetivo, pero ahora lo importante era lograr la mejor aclimatación posible.
El Domingo a primera hora, parte del grupo en un viaje de exploración y avance. Trasladamos en dos vehículos equipo, carpas y comestibles hasta el lugar donde se instalaría nuestro campamento base, al pié del Bonete. Esto fue posible uniendo huellas antiguas y borrosas que nos llevaron hasta el borde de la montaña. Dejamos todo al lado de una gran piedra, cubierto por piedras menores, que formaron un montículo observable desde muy lejos.
Con mejor conocimiento del camino, regresamos antes las 12 horas y dedicamos el resto del día a aclimatación. Visitamos las ruinas incas que se encuentran en el borde Oeste de la Laguna. Numerosas pircas derruidas no dejaron de hacer trabajar a nuestra imaginación para lograr suponer escenas y vivencias de su época de apogeo, unos quinientos años atrás. Siempre estábamos bajo la imponente vista de la cumbre principal del Veladero, que desde 30 km de distancia, impone majestuosamente sobre esta área su perfil níveo. Pegado al pueblo, un pequeño cordón de montañas la protege, su cerro más alto llamado Don Mario tiene es su parte superior un pequeño y antiguo pircado con vista directísima a la construcción que se halla en la cumbre del Veladero. Seguramente un estratégico puesto de control. Entre caminatas, comidas, observaciones, fotografías a los rosados flamencos y a unos - sólo transpirantes - geisers del borde de la de la laguna, se nos pasó rápidamente el día.

En pos del Campamento Base
El lunes, a las 8 horas se partió hacia donde se armaría el Campamento Base de la expedición al Bonete. Un grupo de la expedición lo hizo caminando – acorde al programa original y para lograr una mejor aclimatación a la altura -, pasando por la Pampa del Veladero primeramente y luego por el Campo de los Burritos Muertos. Demoramos 6 horas para transitar los 25 kilómetros de distancia hasta llegar al lugar del campamento. El otro grupo se movilizó en un vehículo. Demoraron sólo 45 minutos. A nuestro arribo ya habían armado todas las carpas y protegido con cobertura, contra el frío, a la camioneta. Uno de los expedicionarios, ante problemas de aclimatación tuvo que ser regresado en la camioneta al refugio de Laguna Brava, eran sólo 300 metros de diferencia de altura, pero al llegar ya se encontraba mejor. Se quedaría allí esperándonos. Regresamos al Campamento Base y pronto los cansados y no cansados procedimos, previa frugal cena, a meternos a nuestras bolsas y dormir. El día había sido sumamente movido.
jaime suarez



Campamento Base, muy cercano a la huella que conduce a la Caldera del Inca Pillo.

Estábamos a 4.600 metros de altura y a 13,4 kilómetros de la cumbre. El Martes sería dedicado a descansar en el lugar. Un descanso relativo ya que algunos aprovecharon para subir una cumbre aledaña.

Hacia el Campamento UnoEl miércoles, sobre las 10 horas, partimos con las mochilas totalmente cargadas, incluidos dos litros de agua por persona. La idea era establecer el Campamento Uno unos 600 a 700 metros más arriba. Transitamos inicialmente un arenoso y seco cauce de glaciar con restos de penitentes de hielo surgiendo en algunas zonas protegidas del sol y luego comenzaron a aparecer desniveles más pronunciados. Por primera vez nos acompañaba un indispensable artilugio, el GPS. Al llegar a los 5.280 metros vimos un lugar protegido por una pared de rocas y con cercanos restos de glaciares que nos proveerían hielo para derretir agua. Nos pareció buen sitio no tan sólo por la altura, sino porque eran ya las 14 horas y habíamos hecho una buena distancia, 7, 2 km., desde el Campamento Base. Era un buen sitio. Restaban según el GPS 6, 4 kilómetros a la cumbre y un desnivel de 1.500 metros. Armamos las carpas, almorzamos, obtuvimos agua con nuestros calentadores y tras algunas charlas nos concentramos en el reparador descanso del sueño.

Hacia el Campamento Dos
El jueves, a las 9 continuamos la ascensión, luego de desarmar las carpas y acomodarlas dentro de nuestras mochilas junto con la bolsa de dormir y el resto del equipo.
Nuevamente el objetivo de superar los 600 o más metros de altura. Con más dificultades porque se iba empinando nuestra subida. Nuevamente a las 14 horas estábamos, sobre los 5.894 metros, en un pequeño collado que anticipaba una empinada cresta superior. Era un buen lugar. Podíamos apreciar a lo lejos el perímetro de la Laguna Brava. Desde allí distaban 3,4 kilómetros en línea recta al Campamento Uno, y 2,9 kilómetros hasta la cumbre, estos últimos con un desnivel de 865 metros. Nos tomó trabajo preparar entre las piedras el pequeño espacio que ocuparían nuestras carpas. Un frío viento hacía más difícil el esfuerzo. Pero la idea de disfrutar el interior de la carpa hacía que apurásemos el trabajo. Al cabo de un buen rato que pareció interminable terminamos. Con las piquetas también separamos pedazos de hielo que colocamos dentro de una bolsa plástica, cerca de la puerta de la carpa, para un fácil acceso al querer derretirlos más tarde. Luego de las habituales tareas y una liviana cena, tratamos de dormir lo más pronto posible. El día siguiente sería el de ataque a la cumbre y había que tener toda la energía posible. La temperatura dentro de la carpa llegó a casi los 10 grados bajo cero.

Hacia la CumbreA las 6 de la mañana estábamos cerrando nuestras carpas, luego de colocar unas piedras en su interior para evitar que el viento las volase o desarmara. Con todo el tremendo frío del amanecer fuimos subiendo poco a poco. Luego de inacabables y continuados ascensos entre las rocas, y de jadeosos descansos, al llegar a los 6.500 metros de altura apareció sobre todo un sistema de cumbres de brazos de cordones que se unían, un montículo filoso central que con una precumbre anterior, coronaba este volcán.
jaime suarez


Ya avistábamos la cumbre del Bonete Chico

A las 13 horas lo estábamos superando y alcanzando la cresta final. Poco a poco fueron llegando los integrantes de la expedición y volcando sus nombres en el pequeño libro de cumbre que se encontrado entre el penacho de piedras más alto del filo. Se dejaron comprobantes y se retiraron los existentes, El principal era de Philip Reuter (Francia) junto a Luis Reales (Argentina) de fecha 12-4-92. Este mismo andinista francés había coronado el Pissis antes que nuestra primera expedición del año 94 y también habíamos bajado con David su comprobante de esa montaña. Había también una gran bandera de fondo amarillo del Club Andino Fiambalá C.A.F. En el libro de cumbre figuraba como última expedición la de unos canadienses con fecha 21 de Marzo de 1995. El clásico accionar para sacar fotos, la filmación de la escena y la alegría y emoción que nos embargaba a todos por haber llegado hasta allí, transcurrió sin que casi nos diéramos cuenta.
jaime suarez
Alejandro, Hans y Jaime en la cumbre del Bonete Chico

El GPS marcaba 6.872 metros de altura. Sabíamos de que hay variaciones pero era mucho más exacto que los altímetros de presión.
jaime suárez

El nuevo aparato, artilugio que nos acompañaría, a partir de ahora, en todas las demás expediciones



Ha partir de esta expedición nos acompañaría siempre.
El viento había dejado de soplar y pudimos disfrutar durante una hora la permanencia en la cumbre. El Pissis se imponía como una barrera infranqueable hacia el Norte.



Jaime y Hans, y al fondo a la derecha la pared sur del Pissis


Al Oeste las crestas de la Sierra del Veladero y su cumbre central sobresaliendo impresionantemente bella. También la laguna del Inca Pillo destacaba su perfil sobre los 5.000 metros en ésa dirección. Al Sur toda la vista de la Laguna Brava. Pero había que regresar, nuevamente comenzaban ráfagas de frío viento de altura. Volvimos al Campamento Dos donde con gran cansancio nos acomodamos en nuestras armadas carpas. A hidratarnos, comer y dormir hasta la mañana siguiente en que seguiríamos bajando desde los 5.900 metros.
El Sábado bien temprano desarmamos las carpas, metimos todo en las mochilas e iniciamos la bajada. Y tras 10 kilómetros arribamos pasadas las 13 horas al campamento Base. Luego en vehículo el retorno al Refugio de la Laguna Brava y luego de acomodar las cargas la inmediata partida hacia Mendoza, previo pernoctar en el camino, pudimos llegar el Domingo a nuestra provincia.
Decidimos nombrar a la ruta realizada como Gepeese, en base a la inapreciable utilización que se le dio a este aparato que en todo momento permitió determinar nuestra ubicación y con exactitud la distancia que recorríamos en nuestro ascenso y en los vehículos.


Jaime Suárez



Bonete desde el borde de la Caldera del Inca Pillo 5.200 m


Bonete, vista desde el Este hacia el Oeste, en el Portezuelo de las Lágrimas, camino al Pissis desde Las Coipas
jaime suarez
Caldera del Inca Pillo, cubierto su cráter por nubes



Caldera del Inca Pillo, cubierta por nubes
jaime suárez