Pico Simón Bolívar, 5.007 m
la Montaña más alta de Venezuela
ascendido el 18 Junio 1998
Habíamos llegado al aeropuerto de Caracas, tras una breve escala en Lima y un plácido y sereno vuelo. Dedicamos un día para recorrer a esta importante capital y luego continuamos hacia Mérida que se encuentra a unos 700 kilómetros de distancia y a una hora de avión.
Conjuntamente con el Teniente Coronel José H. Hernández, como integrantes de la UPAME y representando a la Federación de Andinismo y Escalada nos dirigíamos a la Asamblea que realizaba nuestra Institución en esa ciudad con miembros de la Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo, de la Federación Francesa y la Federación Española de Montañismo y Escalada.
ascendido el 18 Junio 1998
Habíamos llegado al aeropuerto de Caracas, tras una breve escala en Lima y un plácido y sereno vuelo. Dedicamos un día para recorrer a esta importante capital y luego continuamos hacia Mérida que se encuentra a unos 700 kilómetros de distancia y a una hora de avión.
Conjuntamente con el Teniente Coronel José H. Hernández, como integrantes de la UPAME y representando a la Federación de Andinismo y Escalada nos dirigíamos a la Asamblea que realizaba nuestra Institución en esa ciudad con miembros de la Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo, de la Federación Francesa y la Federación Española de Montañismo y Escalada.
Montañistas de América, España y Francia en la reunión UPAME
Habían surgido importantes temas inherentes a la participación del deporte de escalada competitiva en las olimpíadas del 2006 y de otras actividades, incluida la ecología de montaña, que debían ser tratados.
Mérida, la denominada ciudad de los caballeros, la estudiantil y turística, la bella y andina, es una preciosa ciudad venezolana mezcla de pasado colonial y presente cosmopolita , rodeada de verdes y boscosas montañas, que discurre estirada en una meseta rodeada por 4 ríos, dentro de un largo valle cordillerano por sobre los 1.600 metros de altura, y que deja un recuerdo inolvidable en el viajero que la visita y descubre.
En su casco central se encuentran viejas mansiones coloniales, algunas convertidas en museos, organismos y hasta centros comerciales.
Desde esta ciudad observábamos al pico Bolívar, que tutela desde la distancia. Pronto nos enteramos que ascenderlo es la meta de todo andinista que escuchó hablar de él y que por su dificultad constituye una verdadera aventura.
Pasaron rápido los días de reuniones y pronto pudimos coordinar con nuestros amigos venezolanos para ascender durante el fin de semana al Simón Bolívar, que con sus 5.007 metros de altura, y siempre cubierta de nieve, es la montaña más alta de Venezuela. Se encuentra cercano a Mérida y rodeado de otras dos cumbres de importancia como el Humboldt y el Bompland, en la posición N8°22´y O71°3´, dentro de la denominada Sierra Nevada que es la cadena montañosa más alta de la parte norte de Sudamérica, por arriba de Ecuador.
Se integró la expedición con representantes de Chile, España y Francia, debiendo para la aproximación utilizar un teleférico.
jaime suárez
Habían surgido importantes temas inherentes a la participación del deporte de escalada competitiva en las olimpíadas del 2006 y de otras actividades, incluida la ecología de montaña, que debían ser tratados.
Mérida, la denominada ciudad de los caballeros, la estudiantil y turística, la bella y andina, es una preciosa ciudad venezolana mezcla de pasado colonial y presente cosmopolita , rodeada de verdes y boscosas montañas, que discurre estirada en una meseta rodeada por 4 ríos, dentro de un largo valle cordillerano por sobre los 1.600 metros de altura, y que deja un recuerdo inolvidable en el viajero que la visita y descubre.
En su casco central se encuentran viejas mansiones coloniales, algunas convertidas en museos, organismos y hasta centros comerciales.
Desde esta ciudad observábamos al pico Bolívar, que tutela desde la distancia. Pronto nos enteramos que ascenderlo es la meta de todo andinista que escuchó hablar de él y que por su dificultad constituye una verdadera aventura.
Pasaron rápido los días de reuniones y pronto pudimos coordinar con nuestros amigos venezolanos para ascender durante el fin de semana al Simón Bolívar, que con sus 5.007 metros de altura, y siempre cubierta de nieve, es la montaña más alta de Venezuela. Se encuentra cercano a Mérida y rodeado de otras dos cumbres de importancia como el Humboldt y el Bompland, en la posición N8°22´y O71°3´, dentro de la denominada Sierra Nevada que es la cadena montañosa más alta de la parte norte de Sudamérica, por arriba de Ecuador.
Se integró la expedición con representantes de Chile, España y Francia, debiendo para la aproximación utilizar un teleférico.
jaime suárez
Teleférico de Mérida
Los merideños se ufanan te tener el teleférico más alto y largo del mundo. Fue construido en 1957 y tiene un recorrido de 12, 5 km. a través de una importante y gran extensión del Parque Nacional Sierra Nevada, uniendo, tras 3 estaciones más, a los 2.442, 3.452 y 4.045 metros, a la ciudad de Mérida con el Pico Espejo a los 4.765 m, final del recorrido.
Desde el teleférico se observan pueblos, paisajes y bellísimas y verdes montañas con sol tropical.
Desde el teleférico se observan pueblos, paisajes y bellísimas y verdes montañas con sol tropical.
Decidimos bajar en la penúltima estación, Loma Rendonda, a los 4.045 metros de altura, y rodeados de una nube, para desde allí ascender caminando y poder lograr aclimatación hasta la cumbre del Pico Espejo, unos 720 metros más arriba, donde pasaríamos la noche.
Luego de unas tres horas de penosa marcha entre lluvia y ventisca, donde utilizamos nuestros bastones y piquetas, superamos ese desnivel y llegamos al que sería nuestro campamento base, la última estación del teleférico que nos serviría de refugio.
Una vez instalados no dejó de sorprendernos observar, a unos 30 metros de distancia, una gran e imponente imagen de la Virgen de las Nieves,
Virgen de las Nieves - Pico Bolivar, Mérida -
...esculpida en mármol blanco, sobresaliendo sobre una preciosa base de blancas y algodonadas nubes y con un fondo de bellísimas montañas entre las que resaltaba el monte Bompland.
Infructuosamente tratamos de obtener una foto completa del Bolívar, las movedizas nubes lo impedían, y el clima no parecía querer cambiar a esa altura.
Luego de contemplar el inusual entorno que nos rodeaba y debido al frío del atardecer, procedimos a acomodarnos sobre el piso de madera del refugio y momentos más tarde, tras una rápida cena, nos refugiamos en el calor de nuestras bolsas de dormir.
A la mañana siguiente, a las siete, iniciamos el ascenso de los 240 metros que nos separaban de la cumbre.
Infructuosamente tratamos de obtener una foto completa del Bolívar, las movedizas nubes lo impedían, y el clima no parecía querer cambiar a esa altura.
Luego de contemplar el inusual entorno que nos rodeaba y debido al frío del atardecer, procedimos a acomodarnos sobre el piso de madera del refugio y momentos más tarde, tras una rápida cena, nos refugiamos en el calor de nuestras bolsas de dormir.
A la mañana siguiente, a las siete, iniciamos el ascenso de los 240 metros que nos separaban de la cumbre.
Durante el ascenso al Bolívar
La diferencia de altura era poca, pero unida la dificultad técnica a las ráfagas de nubes que obstaculizaban la visión y a finas e intermitentes nevadas,
La diferencia de altura era poca, pero unida la dificultad técnica a las ráfagas de nubes que obstaculizaban la visión y a finas e intermitentes nevadas,
...recién pudimos coronar la cumbre a las doce horas, lo que nos dio un promedio de ascenso de 50 metros por hora.
En ningún momento pudimos tomar noción del tiempo ya que la escalada requirió toda nuestra atención. Había instantes en que debíamos clavar con mucho cuidado nuestros grampones y piquetas en cornisas tapizadas con hielo, mientras que en otros controlar la seguridad de un compañero que se adelantaba buscando mejor y más segura ruta de ascenso. Otras veces esperar parados en algún punto difícil hasta que tocase el turno, mientras el frío viento nos sacudía. Pero poco a poco íbamos subiendo y por fin pudimos llegar. Al hacerlo más de un suspiro de alivio se pudo escuchar.
La cumbre era imponente por constituir una afilada cuchilla en la que apenas pueden acomodarse, y no sin peligro, dos o tres personas. Un busto de Simón bolívar en la parte culminante de la cima, colocado en 1951, dificultaba aún más permanecer en ella.
En ningún momento pudimos tomar noción del tiempo ya que la escalada requirió toda nuestra atención. Había instantes en que debíamos clavar con mucho cuidado nuestros grampones y piquetas en cornisas tapizadas con hielo, mientras que en otros controlar la seguridad de un compañero que se adelantaba buscando mejor y más segura ruta de ascenso. Otras veces esperar parados en algún punto difícil hasta que tocase el turno, mientras el frío viento nos sacudía. Pero poco a poco íbamos subiendo y por fin pudimos llegar. Al hacerlo más de un suspiro de alivio se pudo escuchar.
La cumbre era imponente por constituir una afilada cuchilla en la que apenas pueden acomodarse, y no sin peligro, dos o tres personas. Un busto de Simón bolívar en la parte culminante de la cima, colocado en 1951, dificultaba aún más permanecer en ella.
Cumbre Bolívar, con el busto del Libertador
Nos apartábamos para facilitar el acceso de los demás andinistas y más tarde nos acomodamos en una nevada cornisa para un frugal almuerzo, pero recordando cómo se pegaban nuestros guantes a la roca por el frío.
José H. Hernandez y Jaime
Cuatro rapeles nos pusieron rápidamente a una altura cercana a la de nuestro refugio base y lejos de la molesta tormenta.
Un regreso lento a partir de ahí que finalizó a las 18 horas, y una vez llegados al punto de partida de ese día acomodamos con velocidad nuestro equipo y elementos ya que deberíamos aprovechar el último teleférico, en que bajaban los operadores de la estación, que estaba a punto de partir. Queríamos regresar a Mérida.
Mientras descendíamos, descansando nuestro agotamiento en los cómodos asientos, admiramos la belleza del paisaje que no demostraba en absoluto el otro clima que se desarrollaba en la altura.
Había sido un motivo de satisfacción compartir esta experiencia con otros escaladores por lo que festejamos la cumbre con cerveza y una suculenta cena de truchas asadas a la plancha - que se obtienen en los ríos y lagunas de Sierra Nevada - y que tan bien preparan los merideños, lamentando tener que partir de esta ciudad inolvidable.
Jaime Suárez
El Pico Bolívar, 5.007 metros, la montaña más alta de Venezuela, era llamada “Makumbari”(sitio donde se posa y duerme el sol) por los nativos de esa tierra, pertenecientes a la Gran Nación Maku, quienes al ver el resplandor de sus flancos nevados en horas nocturnas, la consideraban sagrada.
Tras varias denominaciones posteriores, su propuso en 1.925 el actual nombre en homenaje al Libertador para considerar el centenario de su muerte.
Mientras descendíamos, descansando nuestro agotamiento en los cómodos asientos, admiramos la belleza del paisaje que no demostraba en absoluto el otro clima que se desarrollaba en la altura.
Había sido un motivo de satisfacción compartir esta experiencia con otros escaladores por lo que festejamos la cumbre con cerveza y una suculenta cena de truchas asadas a la plancha - que se obtienen en los ríos y lagunas de Sierra Nevada - y que tan bien preparan los merideños, lamentando tener que partir de esta ciudad inolvidable.
Jaime Suárez
El Pico Bolívar, 5.007 metros, la montaña más alta de Venezuela, era llamada “Makumbari”(sitio donde se posa y duerme el sol) por los nativos de esa tierra, pertenecientes a la Gran Nación Maku, quienes al ver el resplandor de sus flancos nevados en horas nocturnas, la consideraban sagrada.
Tras varias denominaciones posteriores, su propuso en 1.925 el actual nombre en homenaje al Libertador para considerar el centenario de su muerte.